Monday, February 27, 2006

Filipenses 2 y las Dos Naturalezas de Cristo

Como es Por boca de dos o de tres testigos que se decidirá todo asunto (2a de Corintion 13:1) una breve discusión de Filipenses 2:6-8 servirá para asegurarnos de que la Biblia enseña que Cristo tiene dos naturalezas completas y distintas, una naturaleza humana y la naturaleza divina. Esto no es para sugerir que Dios tiene que repetirse para que nosotros tengamos certeza que lo que dice es cierto. Dios no es como un testigo humano que a lo mejor está mintiendo. Encontrar una enseñanza en varios textos no es necesario para confirmar que la doctrina sea cierta; pero sirve para confirmar nuestra interpretación de un texto, si encontramos que lleva bien con lo que dice otro texto.
En Filipenses 2, Pablo está exhortando a los creyentes a tener unidad entre sí. En el vs. 5 les exhorta a tener el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús. Si tienen ese sentir no mirará cada uno por lo suyo unicamente, sino también por lo de los otros. Y procede a definir el sentir que hubo en Cristo Jesús. Para explicar advierte a la estatura, la gloria que Cristo tenía antes de ser encarnado, y la manera en que se humilló para nuestro bien. Este es el máximo ejemplo de auto-negación en favor de los demás.
Expresa la gloria de Cristo diciendo que era en forma de Dios. La forma de algo, según B.B. Warfield, es lo que lo distingue. Lo que distingue a un pedazo de metal de otro es que uno tiene la forma de pala, y otro tiene la forma de espada. Es decir, uno es pala y otro es espada. Cristo siendo en forma de Dios, nos trae a la mente toda la plenitud del significado que es Dios. Pudo haberse afferado al ser igual a Dios; pero se despojó. Allí también queda clarísimo que Cristo es Dios. Si fue igual a Dios, es Dios. Ahora cuando se despojó no dejó de ser Dios; sería imposible. Pero se despojó, o se humilló, en el hecho de tomar forma de siervo. El que tiene forma de siervo, tiene todas las características de un siervo, es decir, es un siervo. En su forma de siervo, Cristo fue hombre; no tenía solamente la semejanza, sino también la condición de hombre. Hay quienes han negado que Cristo es Dios; pero si admiten que este texto enseña que él es hombre, logicamente tienen que admitir que él es Dios, pues dice que era en forma de siervo y también en siervo de Dios. Lo mismo es cierto de los que han negado que Cristo es hombre. Si este texto enseña que él es Dios, enseña también que él es hombre. Queda establecido, pues, que Cristo tiene dos naturalezas, humana y divina. Pero es una sola persona; el mismo que existe en forma de Dios, tomó forma de siervo.
Este Cristo, único y glorioso, es el Cristo quien se humilló hasta la muerte, y muerte de cruz. Va a la muerte para redimir a los seres humanos, expuestos a la maldición de la ley (Gálatas 3:13). Dios le ha exaltado, y regocijamos hoy en arrodillarnos ante él y confesar que él es el Señor.

Saturday, February 25, 2006

Apoyo textual para las dos naturalezas de Cristo

Creo en la importancia de las confesiones. Pero confieso, con la Confesión de Fe de Westminster,
El Juez Supremo por el cual deben decidirse todas las controversias religiosas, todos los decretos de los concilios, las opiniones de los hombres antiguos, las doctrinas de hombres y de espíritus privados, y en cuya sentencia debemos descansar, no es ningún otro más que el Espíritu Santo que habla en las Escritura
(CFW 1.10).
Por lo tanto, quiero mostrar de la Biblia que la doctrina de la Confesión y del Credo Niceno es la que nos muestra la Escritura.
En Romanos 9:5 tenemos un texto que habla de un sólo Cristo y a la vez enfatiza sus dos naturalezas. Comenzando en el vs. 3, para obtener un poquito de contexto, dice así: Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén. (Romanos (9:3-5). Pablo ha estado expresando la tristeza que le da ver la condición de sus hermanos según la carne; expresa en términos fuertísimos el amor que tiene por ellos. De allí procede a subrayar la tragedia que es el hecho de no que no reconocen a Cristo, mencionando los muchos privilegios que han recibido. Y en el vs. 5 nos dice que de ellos eran los patriarcas, es decir, Pablo y sus paisanos eran descendientes de Abraham, Isaac, y Jacob. Y añade un privilegio más: de los cuales, según la carne, vino Cristo. Jesucristo tuvo una descendencia humana (compare Mateo 1:1-17 y Lucas 3:23-38). Se le puede decir, Jesús de Nazaret. Tenía su país, sus parientes, su hogar. Era verdaderamente hombre, teniendo las características de hombre. Cuando el Verbo fue encarnado no dejó de ser Dios; pero no fue menos hombre por ser Dios. El hecho de Cristo tiene una descendencia, una genealogía, nos dice de manera innegable que es hombre. Pero noten lo que hace Pablo; dice que es, según la carne que Cristo era de Israel. Con esta frase nos prepara por lo que sigue, donde nombra a Cristo según su naturaleza divina: el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén. La misma persona que tiene su genealogía humana, es Dios sobre todas las cosas. Tiene las características de Dios --es bendito por los siglos (vea Romanos 1:25). Se que hay quienes han negado que este versículo dice que Cristo es Dios --pero los argumentos que ofrecen son dictadas por una posición dogmática predefinida. La gramática queda claro: Cristo es Dios. La misma persona, pues, Jesús de Nazaret, es a la vez, Dios sobre todas las cosas, y según la carne de los israelitas.

Friday, February 24, 2006

Cristo, Dios y Hombre

La enseñanze de la iglesia cristiana en cuanto a la doctrina de Cristo es muy clara.

El Credo Niceno dice:

Creemos en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho. Que por nosotros y por nuestra salvación bajó del cielo: por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen y se hizo hombre. Por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado. Resucitó al tercer día, según las Escrituras, subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre. De nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin.

El Catecismo Menor de la Asamblea de Westminster dice:

P. 21. ¿Quién es el Redentor de los elegidos de Dios?

R. El único Redentor de los elegidos de Dios es el Señor Jesucristo, quien siendo el Hijo eterno de Dios. se hizo hombre; y así era y permanece para siempre, Dios y hombre en dos naturalezas distinas y una sola persona.

Esta es también la enseñanza de las escrituras. Queda claro que Jesús Nazareno es hombre. Esto se puede ver a lo largo del nuevo testamento. Pero queda establecido con el solo dicho de 1a de Timoteo 2:5, Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. Pero a la vez queda claro que Jesús Nazareno es Dios. Según 1a de Timoteo 3:16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.

Pero no son dos personas distintas: es un solo Cristo. Una de las pruebas de esto se encuentra en textos que hablan de la persona de Cristo, usando un título que proviene de una de sus naturalezas, y dice algo de él que es propio a otra naturaleza. Por ejemplo, 1a de Corintios 2:8 dice así, hablando de la sabiduría de Dios: la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de la gloria. Allí se refiere a Cristo por el título, Señor de la gloria. Es un título divino, tiene referencia a la naturaleza divina de Cristo. Es probable que se refiere a la gloria de Dios que se manifestó en el antiguo testamento a los hijos de Israel (como por ejemplo en Éxodo 40:34). Pero dice que el Señor de la gloria fue crucificado. Fue el cuerpo de Jesús, que obviamente pertenecía a su naturaleza humana, que clavaron a la cruz; solamente lo físico puede ser físicamente crucificado. Entonces lo que nos dice esto es que las dos naturalezas de Cristo están unidas en una sola persona. Aunque es Dios y hombre no es dos individuos, sino una sola persona. Otros textos que se han señalado como enseñando lo mismo son Hechos 20:28 y Juan 3:13. El concepto puede parecer complejo. Pero lo podemos ilustrar de nuestra propia naturaleza. Un ser humano tiene una parte física; y también tiene una parte inmaterial. Si al parte físico le falta lo inmaterial tenemos no un ser humano, sino un cadáver; si al parte inmaterial le falta el cuerpo, tenemos una fantasma (Lucas 24:37,38). Pero las dos naturalezas se unen para formar una sola persona. Y pensamos en la unión de estas dos naturalezas como una unión. Por ejemplo, el historiador Schaff escribe que un rey de las edades medias, llamado Pepín el Corto era un 'guerrero galante'. La galantía es una propiedad de la parte inmaterial del hombre; lo atribuye a Pepín, a quien llama el corto. El ser chaparro tiene que ver con la naturaleza física. Pero porque Pepín es una persona con dos naturalezas, y una de sus naturalezas es capaz de ser chaparro y otra de sus naturalezas es capaz de ser galante, las dos cosas se atribuyen a su persona. De la misma manera Cristo: tiene la naturaleza divine; tiene la naturaleza humana; y éstas están unidas en una sola persona, sin conversión, composición o confusión. Dentro de poco me gustaría analizar dos textos, Romanos 9:5 y Filipenses 2:6-8 que expresan esta verdad en una manera muy clara.

Wednesday, February 22, 2006

De la Risa a la Ira --Salmo 2

Los primeros tres versículos del segundo salmo exponen una rebeldía universal. Los pueblos piensan cosas vanas (v.1). El versículo 3, a la vez que nos dice la intención de los reyes y príncipes (v.2) nos comunica también el contenido de los vanos pensamientos de los pueblos: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas. Hemos visto que Dios se ríe porque los reyes y príncipes y pueblos lleban acabo su decreto. Pero el hecho de que nadamas cumplen lo que Dios determinó de antemano no significa que no son culpables. Aunque no logran impedir el cumplimiento del decreto de Dios han violado sus mandamientos. Dios está en control; pero su rebeldía sigue siendo pecaminosa. Por lo tanto, despues de que el versículo 4 nos ha contado que Dios se ríe de sus esfuerzos, el versículo 5 dice: Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira. Aunque han logrado precisamente el cumplimiento del determinado consejo de Dios, han participado en la coronación de Cristo como rey, o el establecimiento del rey que Dios escogió sobre el santo monte de Sion (v.6), sigue siendo cierto que prendieron y mataran a Cristo por manos de inicuos, crucificándole (Hechos 2:23). Queda muy claro que la soberanía de Dios no elimina la responsabilidad o la culpabilidad del hombre. Podemos tomarlo como establecido que: Dios desde la eternidad, por el sabio y santo consejo de su voluntad, ordenó libre e inalterablemente todo lo que sucede. Sin embargo, lo hizo de tal manera, que Dios ni es autor del pecado, ni hace violencia al libre albedrío de sus criaturas, ni quita la libertad ni contingencia de las causas secundarias, sino más bien las establece. (Confesión de Fe de Westminster, 3.1).
La responsabilidad que tienen los pueblos y los reyes por sus hechos no es cancelada porque no logran lo que pensaban. El Dios justo y soberano les frustra y les castiga. El pueblo de Dios puede descansar en esta verdad: hagan lo que hagan los impíos, de todos modos el reino será de Jehová (Abdías 21); y la injusticia, crueldad, opresión y rebeldía recibirán el castigo debido. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? (Génesis 18:25). Y en el mismo espíritu podemos preguntar: El Soberano universal, ¿no ha de reinar? Gracias a Dios, la respuesta bíblica a estas dos preguntas es enfáticamene afirmativo.

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Tuesday, February 21, 2006

A otros, pastores y maestros (Efesios 4:11)

Ante los maestros del pasado una muchas veces se siente avergonzado. Parece que tenían una diligencia, un discernimiento y un dominio de la literatura que es inagualable (sin hablar de la santidad de sus vidas). Pero me siento más humillado (y en cierto sentido envidioso) cuando pienso en el entendimiento de la palabra de Dios que tenían y el trabajo que les habrá costado. Por ejemplo hoy leí un ensayo acerca del Salmo 104 escrito por un pastor y profesor de Escocia, un hombre que se llamaba Robert Candlish. No lo consideraría siquiera como uno de los más grandes maestros de la iglesia; no lo nombraría, por ejemplo, con Warfield, Goodwin o Calvin. Pero de todos modos me hace insignificante.
Comienza comparando el Salmo 103 con el Salmo 104 --una sugerencia lógica pues el Salmo 103 termina: Bendice, alma mía , a Jehová, y el Salmo 104 comienza Bendice, alma mía, a Jehová. Y ya con su análisis de este Salmo, y la manera en que menciona ciertas referencias de Romanos, sentí esa maravilla de un hombre que por la enseñanza del Espíritu Santo ha encontrado orden donde yo no veía un principio organizador. Pero cuando pasa al Salmo 104 esa maravilla es doblada. Relata este Salmo a la primera creación (vv.1-26); el descanso de Dios de su trabajo de crear y a la vez su providencia (vv.27,28). Pero nota que viene un cambio: Porque la creación fue sujetada a vanidad (v.29; Romanos 8:20). Hay algo que no lleva con lo que se había visto antes; y este nuevo elemento se introdujo por el pecado del hombre. Pero gracias a Dios, esto no es el final; viene un renuevo, porque Dios envía su Espíritu. Dice Candlish: Tal es la certeza de la renovación de la tierra. Está involucrada con la gloria del Señor permaneciendo para siempre y su regocijo en sus obras. Tan ciertamente como su gloria tiene que durar para siempre, y como él tiene que regocijar en sus obras, así de ciertamente tiene que enviar su Espíritu y renovar la faz de la tierra.
Y el Salmo procede a decirnos la manera de este renuevo, en el versículo 32. Pero aunque llega destrucción su resultado es tal que provoca mayor gozo y alabanza. Los pecadores serán consumidos; los redimidos habitarán la tierra renovada en la compañía de su Cristo; las puertas alzarán sus cabezas, y entrará el Rey de gloria; y el reino será de Jehová.
Es improbable que en tan corto plazo he podido comunicar la gloria de lo que hizo Candlish con este salmo. Pero queda claro que lo relató a la primera creación y a la segunda; que expuso los fundamentos historicos y prófeticos del pensamiento de este salmo; y que al final de leerlo uno tiene el sentimiento mismo del salmista (una prueba que el predicador ha trabajado bien); Bendice, alma mía, a Jehová. Aleluya (v.35).

Friday, February 17, 2006

La Felicidad y El Contraste

El primer salmo describe el hombre bienaventurado o feliz a lo largo de cinco contrastes, y en hacer esto nos da a la misma vez una idea de cómo es la felicidad verdadera.
El primer contraste se haya simplemnente entra la felicidad y la maldad. Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos.... (v.1). La maldad está opuesta a la felicidad. El que escucha los consejos de malos, el que camina en senda de pecadores, el que se siente en silla de escarnecedores, no es feliz.
El segundo contraste se encuentra en la manera en que vive el hombre feliz y el hombre impío. El impío acepta el consejo de los malos (que en cuanto a la felicidad creo que podemos sumarlo como el consejo de ser entimismado); por lo que escucha de consejo está en camino de pecadores. Oye y participa en las burlas de los escarnecedores. Pero el hombre feliz, es todo lo contrario. Ya nos ha dicho el salmo que no hace estas cosas; pero también nos dice que consejo sí acepta: sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche (v.2). No se regocija en las burlas de los escarnecedores; pero no por eso es infeliz. Tiene una delicia, y esa delicia es la ley de Jehová. No acepta el consejo de los malos: pero medita en el consejo de Dios de día y de noche.
El tercer contraste se halla en los versículos 3 y 4. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará. No así los malos, que son como el tamo que arrebata el viento. Notemos que el hombre feliz da fruto, o es útil; es sano, fuerte y duradero, pues su hoja no cae; y todo lo que hace le resulta para bien (Romanos 8:28). Del otro lado, el impío no produce fruto y no permanece --es como tamo que se lleva el viento. Se debe comparar Jeremías 17:5-8 también: Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carno por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. El contraste es el mismo; y dada la manera en que esta sección es introducida pienso que Jeremías está conciente de dar una ampliación al pensamiento del primer salmo. Combinando los textos, podemos decir que el hombre bendito o bienaventurado es un hombre que permanece en su carácter fructífero aún en tiempos difíciles. Si llega año de sequía, el hombre que confía en Jehová, el hombre que medita en su ley de día y noche, de todos modos no se fatiga ni deja de dar fruto. Se puede comparar Salmo 46:1-7 y Habacuc 3:17-19 para esta misma idea de independencia de las circvunstancias.
El cuarto contraste se encuentra en el fin de los malos y los felices. Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos (v.5). Queda claro por el primer contraste, entre la maldad y la felicidad, que los felices son los justos. Los justos se levantan en el juicio; ellos obviamente constituyen la congregación de los justos. Pero los malos son excluídos; por su maldad, expuesta y condenada en el juicio, son echados fuera de la congregación de los justos, o en otras palabras, de la congregación de los que confían en Jehová (para hablar en los términos de Jeremías), o es decir, de los felices. Hay una separación: los justos permanecen; los malos no verán cuando viene el bien, sino que son como el tamo que arrebata el viento.
El quinto contraste es el raíz de todos los demas, y se halla en la relación que Jehová tiene con los justos, o felices. Porque Jehová conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos perecerá (v.6). Jehová conoce, o se identifica con el camino de los justos (véase Mateo 7:21-23). Pero en contraste, la senda de los malos, con los malos en la senda, perecerá. Jehová no tiene relación con ellos; no son plantados junto a corrientes de aguas. Entonces no aguantan el juicio, sino que fenecen.
En suma, ¿cual es la felicidad del que confía en Jehová, del hombre bienaventurado del cual nos habla esta salmo? Es una felicidad que no concuerda con la maldad (v.1); es una felicidad que surge de la palabra de Dios (v.2); es una felicidad independiente de las circunstancias de la vida (v.3 Jeremías 17:7,8); es una felicidad que dura aún en el día del juicio; es la felicidad de los que conocen a Jehová, o más bien, son conocidos por Jehová (Gálatas 4:9). ¿Qué tiene el mundo que se puede comparar con esto? ¿Hay algo en el consejo de los malos que se iguala a esto? ¿Piensa que los escarnecedores con la diversión de sus burlas tiene gozo de esta calidad? Las respuestas a esas preguntas son obvias. La felicidad verdadera está en el evangelio; pues el evangelio nos trae una relación con Dios; nos trae la justificación y nos trae la santidad. La felicidad verdadera se halla en el evangelio, porque el Espíritu Santo obra por el evangelio para unirnos a Cristo en fe; y Cristo es el hombre bienaventurado del que habla este salmo: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores (Hebreos 7:26). Solamente es necesario leer los evangelios para observar que Cristo siempre se está refiriendo al antiguo testamento --meditaba en la ley de Jehová de día y de noche. Pero no quiero dar una impresión incorrecta. No estoy diciendo, "Ven a Cristo para que él te haga feliz" --como si Cristo era de menos importancia que tu felicidad. Más bien quisiera usar la paradoja de Marcos 8:35 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. El que valora su felicidad ante todo, terminará excluída de la compañía de los felices, la congregación de los justos. Pero el que rechaza todo lo que los malos aconsejan acerca de la felicidad, el que rechaza la prioridad que los malos ponen en la felicidad personal, para seguir a Cristo, hallará una felicidad profunda y duradera.

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Thursday, February 16, 2006

¿Por qué se ríe Dios? Más pensamientos del segundo Salmo

La broma del cual hablé anteriormente se puede hacer más específico. Los reyes y príncipes se levantan contra Jehová y su ungido, es decir, especificamente en contra de Cristo. Le rechazan como rey (Juan 19:15). Piensan acabar con él, crucificándole (Juan 11:46-53). ¿Pero qué logran? En la cruz Cristo despojó los principados y potestades (Colosense 2:15). Es en vista de su muerte que es exaltado (Filipenses 2:5-11). Sube al trono del universo desde la cruz de verguenza. Es decir, los que conspirar contra él logran precisamente su entronamiento. No lo sabían, pero al darle una corona de espinas, estaban avanzado el propósito de Dios de darle la corona universal. A lo mejor es por esto que Pablo dice que si los príncipes de este mundo hubieran conocido la sabiduría oculta de Dios, nunca habrían crucificado al Señor de la gloria (1a de Corintios 2:7,8). Si se hubieran dado cuenta que Dios iba a destruir la muerte y el que tenía la potestad de la muerte por la muerte de su Hijo; y no solamente esto sino que también le coronaría con gloria y honra, y que reuniría todas las cosas en Cristo (1a de Corintios 15:55-57; Hebreos 2:14, 9; Efesios 1:10). Los que conspiraron contra Cristo lograron su propia destrucción, y fueron instrumentos que Dios usó en la inauguración de Jesús como el que reina hasta que sus enemigos sean puestos por el estrado de sus pies (Salmo 110:1, 1a de Corintios 15:25). Ciertamente lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres (1a de Corintios 1:25). ¿Por qué se ríe Dios? Porque prende a los sabios en la astucia de ellos, y frustra los designios de los perversos (Job 5:13).

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Wednesday, February 15, 2006

¿Por qué se ríe Dios? Pensamientos del segundo Salmo.

Salmo 2:4 dice: El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos. En el contexto es muy obvio que Dios se está riendo de los reyes y príncipes de la tierra que, juntos con sus pueblos (v.1) conspiran contra Jehová y su ungido. ¿Pero, por qué se ríe Dios de esto? Es obvio que no se siente amenazado por su rebelión. El profeta dice, He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas: he aquí que hace desaperecer las islas como polvo (Isaías 40:15). Sus hechos no le afectan. Aunque intentan no pueden quitarle del trono. Pero sabe, y responde a lo que hacen, y responde primeramente con la risa. El libro de Hechos provee un comentario sobre este texto. Cuando los apóstoles han sido instruidos por el concilio judío que no enseñen en el nombre de Jesús la iglesia levanta esta oración a Dios en Hechos 4:24-28: Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; que por boca de David tu siervo dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se reunieron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron en uno contra el Señor, y contra su Cristo. Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu Santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera.
Aquí esta la broma. Los reyes y príncipes dicen: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus coyunturas (v.3). Es lo que se proponen hacer con sus reuniones y juntas --¿pero qué es lo que ocurre? ...cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera (Hechos 4:28). Todo su esfuerzo es una cosa vana; no logran nada sino lo que Dios ya de antemano había ordenado. Dirigen su malicia y enojo y rebeldía hacia Dios –y cumplen los propósitos de Dios. Es causa adecauda para la risa.

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Thursday, February 09, 2006

La Bíblia enseña que Dios creó el mundo, y todo lo que existe en ella en seis días, de nada. Hebreos 11:3 dice así: Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Creemos en la creación porque es algo que Dios nos ha revelado. Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca... Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió. (Salmo 33:6,9).
Ahora hay quienes niegan un aspecto u otro de lo que leemos en los primeros dos capítulos de Génesis: creo que lo que les parece más difícil de aceptar es lo que dice la Bíblia en cuanto a que la creación se terminó en seis días, y el orden en que todo fue creado, sobre todo que las plantas fueron creadas antes que el sol (1:11,13,16). Esto les molesta por lo que dicen los cientificos de nuestra época. Pero nunca nos debe ser difícil aceptar lo que Dios nos dice. Puede ser que algo sea difícil de entender; pero si lo hemos entendido, tenemos que aceptarlo. Esto porque no tenemos el derecho de juzgar la palabra de Dios. Proviene de un Dios infinito, sabio, eterno --¿cómo es posible que nosotros vamos a saber mejor que Dios? Debemos llevar todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo (2a de Corintios 10:5). O me someto a esta palabra, o quiero que esta palabra se someta a mi. Pero esta es la palabra del Dios vivo –él no se somete a mí: él no me debe nada; si no quiere explicarma algo, no lo tiene que hacer. Yo se que yo he cometido la idolatria de tener una ley para Dios, como si eso fuera mi derecho. Me acuerdo de pensar que Dios no tenía el derecho de decirme como pensar: pero no me dí cuenta en ese momento que con ese pensamiento intentaba sujetar a Dios con una ley, diciéndole: Hasta aquí extiende tu autoridad y nada más. ¿Pero si yo le puedo decir a Dios hasta donde extiende su autoridad, quién realmente es soberano? Hacemos esto con Dios, y hacemos esto con su palabra. Me acuerdo también de personas que piensan que no se debe predicar sobre el libro de Cantares –he leído que los judíos decían que nadie debía leer ese libro hasta que cumpliera treinta años. Porqué, según, habla en una manera que no es apropiado para los jóvenes y niños. Pero ¿quién decidió lo que es apropiado y lo que no? ¿Quién tiene el derecho de decirle a Dios que no hubiera hablado de tal manera? ¿Con qué autoridad tenemos ideas del bien y del mal que no vienen de la palabra de Dios? No podemos imponerle un reto a Dios y decirle, Si haces esto y el otro me someto a tí. Tampoco tenemos el derecho de decir, Acepto la Bíblia si acuerda con lo que pienso, o lo que me dice la ciencia, o lo que sea. Nosotros no juzgamos a Dios –el nos juzga a nosotros. La Bíblia no se somete a nuestras ideas –nuestras ideas tienen que someterse a la Bíblia.
¿Qué nos muestra la creación acerca de Dios?
Sabemos que nos muestra algo; podemos pensar en el Salmo 19:1: Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. También el Salmo 97:6: Los cielos anunciaron su justicia, Y todos los pueblos vieron su gloria. La Bíblia indica varias verdades que apreciamos acerca de Dios cuando consideramos la creación.
1. Nos muestra su sabiduría. Salmo 136:5 declara que Dios hizo los cielos con entendimiento. En Proverbios 3:19 leemos: Jehová con sabiduría fundó la tierra; Afirmó los cielos con inteligencia. ¡Cuánta inteligencia se require para organizar todo en este mundo! ¡Para pensar en el espacio y la materia cuando no existían!
2. Nos muestra su poder. Jeremías 10:12 llama a Dios el que hizo la tierra con su poder. Para hablar, y crear de esa manera; para formar todo esto; requiere un poder que traspasa los límites débiles de nuestra imaginación. Jehová sobresale en poder, y esto se manifiesta por que el creó todas estas cosas. Jeremías ora a Jehová y confiesa, ¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti (Jeremías 32:17).
3. Nos muestra su bondad. Salmo 104:24 ¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; La tierra está llena de tus beneficios. Toda la creación experimenta y testifica de la bondad de Dios. El mero hecho de crear nos dice que Dios es un Dios bondadoso. Creó seres inteligentes que pudieran disfrutar de su gloria. Nos ha creado de tal manera que encontramos felicidad en mirar y adorar al Dios magnífico de la creación. Nos ha dado camellos, y girafas y ballenas; ha llenado nuestros corazones de sustento y alegría (Hechos 14:17).
4. Nos muestra que es un Dios que se complace. Seis veces en Génesis 1 dice el texto que Dios vió que lo que había creado, y que era bueno. Dios se complació en su creación. Y cuando había terminado toda la creación era bueno en gran manera. Dios es un Dios que se deleita en las obras de sus manos.
5. Nos muestra que es dueño de todo. Salmo 24:1: De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. Con esto concuerda el Salmo 50:10-12. Dios es el dueño porque lo creó todo. Salmo 95:4,5: Porque en su mano están las profundidades de la tierra, Y las alturas de los montes son suyas. Suyo también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca. Dios es el dueño de todo. No hay cualquiera cosa en este universo que sea independiente de Dios.
6. Nos muestra que Dios merece la adoración de su creación, Apocalipsis 4:9-11 Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. Dado que nuestro Dios es el Creador, solamente él merece la gloria, la adoración de su creación. Salmo 96:5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; Pero Jehová hizo los cielos.
7. Todo esto se junta para decirnos que Dios es único. No hay quién podemos comparar con él. Es un Dios incomparable. Este tema aparece varias veces en la segunda parte de Isaías. Tomemos capítulo 40:21-26 como un ejemplo: ¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? El está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar. El convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana. Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; tan pronto como sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarasca. ¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo. Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio. Dios es único en sabiduría, poder, bondad, dominio y gloria.
Puesto que Dios es el creador, aprendamos a tener confianza suprema en él. El es el Creador, el Soberano, el que tiene dominio sobre todas las cosas. Aún el diablo y sus angeles y siervos humanos están bajo el control de Dios. ¿Quién tiene sabiduría y poder como Dios? Isaías 51:12,13 Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno? Y ya te has olvidado de Jehová tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y todo el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía para destruir. ¿Pero en dónde está el furor del que aflige? Entonces, si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Romanos 8:31)
Aprendamos también a reconocerle como nuestro creador. Todo lo que vemos, oimos, olimos, gustamos o sentimos es también de la mano de Dios. 1a de Timoteo 4:4,5 Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.
Gracias al Dios de la creación.

Tuesday, February 07, 2006

El libro de Eclesiastés muchas veces se considera como un libro que es difícil de entender. Pero como en toda la Bíblia, si entiendes ciertas enseñanzas básicas, ayuda para tener un mejor entendimiento de todo.
Este libro nos presenta con ciertas realidades, que constituyen la enseñanza básica de esta porción de la palabra de Dios.
La primera realidad es la realidad de la vanidad. Eclesiastés 1:2 dice: Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. Todo va en un ciclo: Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta (1:5). Todo lo que hizo el predicador fue vanidad (1:14). La alegría también es vanidad (2:1). La vida es inútil --no sirve. No importa lo que experimentas, lo que logras, al final de cuentas, todo es vanidad, debajo del sol (1:14).
Esto es cierto por la segunda realidad, la realidad de la muerte. Dice Eclesiastés 2:14: El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro. A todos nos viene el tiempo de nacer y el tiempo de morir (3:2). Todo debajo del sol es vanidad, entonces, porque nosotros no permanecemos para disfrutarlo. Puede ser que trabajamos y ahorramos mucho dinero --y el que viene despues de nosotros es un necio que lo desperdicia todo (2:18,19). No solamente esto, pero aún en esta vida muchas veces no disfrutamos del bien que tenemos (6:2). De hecho, las cosas de este mundo no nos pueden satisfacer (5:10). Dios ha puesto la eternidad en nuestros corazones (3:11); Dios ha hecho que vengan días de bien y días de mal, a fin de que el hombre nada halle después de él (7:14). Entonces lo que se hace, lo que se halla debajo del sol nunca pueden satisfacer al ser humano; el no permanece para disfrutarlas; ellas no permanecen para ser disfrutadas; aunque tengamos todo lo que el mundo ofrece no nos satisfece; no lo disfrutamos. Es imposible que las cosas de este mundo nos satisfagan, pues tenemos algo mayor en las corazones, allí Dios puzo una impresión de la eternidad. Este pensamiento nos trae a la tercera realidad, que es la realidad de Dios. Dios está fuera de esta sistema vana que conocemos y experimentamos. Dios es algo más allá de nosotros. Por tanto, cuando venimos a su casa deben ser pocas nuestras palabras: pues él está en el cielo, y nosotros sobre la tierra (5:1,2). Merece nuestra obediencia: El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre (12:13). Encontramos nuestro sentido, nuestra dirección, liberación de la vanidad, solamente en relación con Dios.
La realidad de Dios va en conjunto con la realidad del juicio (8:12, 11:9, 12:14). Y es la realidad solemne del juicio que nos indica que quizás es solamente 'debajo del sol' que todo es vanidad. Es decir, considerando al mundo sin tener en cuenta a Dios, es cierto que la vida y la muerte son vanas. No vale la pena vivir, pero tampoco vale la pena morir. Pero considerando la realidad de Dios, y le realidad de que Dios nos juzga por lo que hacemos, vemos que es solamente debajo del sol que todo es vanidad. Si alzamos nuestros ojos de este mundo, y vemos el mundo espiritual nos damos cuenta que lo que hacemos importa. Aunque sea de corto plazo en este mundo, si somos firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, podemos saber que nuestro trabajo en el Señor no es en vano (1a de Corintios 15:58). Pero es solamente en el Señor que nuestro trabajo no es en vano. Si vivimos sin Cristo, vivimos un desperdicio, una vanidad. Pero en Cristo hay sentido, propósito. Porque como dijo San Agustín: Nos has hecho por ti mismo, y nuestras corazones no descansan, hasta que descansan en tí. Por lo tanto,
Acuérdate de tu creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas; y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas; cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles; antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente y la rueda sea rota sobre el pozo; y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.

(12:1-7)

About me

  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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