Wednesday, August 30, 2006

Lo que la humanidad hubiera sido

G. Campbell Morgan, sobre la transfiguración de Cristo (se puede encontrar este relato en Mateo 17; Marcos 9 y Lucas 9).

La humanidad ideal de Dios ha florecido una vez en el transcurso de las edades, y ese hombre transfigurado sobre el monte santo, resplandeciendo en el esplendor de una luz como el sol, brillando con la gloria de una blanqueza como la de la nieve, y fulgorando con la belleza magnífica del relámpago que centella su brilleza sobre las tinieblas: ese era el hombre perfecto de Dios. Ese era el cumplimiento del pensamiento que estuvo en la mente de Dios cuando dijo, Hagamos al hombre en nuestra imagen.

Tuesday, August 29, 2006

Lamentaciones y Esperanza

El libro de Lamentaciones es un ciclo de cinco poemas escritos por el profeta Jeremías como endechas acerca de la destrucción de Jerusalén. Los primeros cuatro capítulos son poemas acrósticos en el Hebreo original. Capítulos 1,2 y 4 dedican un versículo a cada letra del alfabeto hebreo, mientras el capítulo tres dedica 3 versículos consecutivos a cada letra del alfabato hebreo. Capítulo cinco también es un poema, pero organizada de una forma distinta.
En las endechas de este libro encontramos que la situación es tan mala cómo podría ser. Políticamente el rey ha sido capturado, sus edificios destruídos, el gobierno pasado a ajenos y la libertad perdida, con los malos efectos, como la violación, que vienen con este tipo de conquista (4:20; 5:18, 4:11 y 2:8; 1:5 y 5:2; 1:3 y 5:8; 5:11). Sufrieron mucho: los que murieron por la espada se consideraban más dichosos que los que murieron por hambre, y las madres aún comían a sus propios hijos (4:9,10). En lo espiritual, el templo está destruído y no hay quien venga a los festejos religiosos (2:6 y 4:1; 1:4). Experimentan la ira de Dios (2:2; 4:11,16).
Hay muchas riquezas en este libro: quiero comentar más acerca de su enseñanza en articulos futuros. Pero aquí quiero subrayar simplemente que este libro nos enseña cómo aguantar las peores circunstancias, cómo mantener la fe cuando lo que más temíamos, lo peor que podemos imaginar, nos sobreviene.
El capítulo uno nos enseña a reconocer que Dios es justo en lo que trae sobre nosotros. Jehová es justo; yo contra su palabra me rebelé dice la ciudad personificada en el 1:18. Si reconocemos que por nuestros pecados merecemos aún más de lo que Dios nos manda, no nos quejaremos con él. Hay que reconocer que él es soberano, que él trae estas afflicciones (3:37 dice: ¿Quién seré aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó?). Pero es justo al hacerlo. Entonces, no obstante lo que acontece, Dios es justo, Dios lo hizo, y por lo tanto está bien. Los principios fundamentales del universo no han sido trastornados. El derecho triunfará. Si pensaramos que Dios ha sido injusto sería una carga insoportable, porque entonces no hay justicia, no hay bueno ni malo: hay solamente dolor. Pero Jehová es justo.
El capítulo 2 nos enseña a buscar a Dios en medio de las angustias. Los versículos 18-19 contienen éstas instrucciones: Oh hija de Sion, echa lágrimas cual arroyo día y noche; no descanses, ni cesen las niñas de tus ojos. Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; alza tus manos a él implorando la vida de tus pequeñitos, que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles. Dios es el único refugio: el único que puede ayudar. Aunque nos sintamos bajo su ira, con su justicia en nuestra contra, tenemos que ir a él en oración. Esto sigue del reconocimiento de su justicia, que según me parece tiene que incluir el arrepentimiento. Es decir, estas peticionas para misericordia van acompañadas con la penitencia verdadera por los pecados.
El capítulo 3, probablemente el más conocido de Lamentaciones, nos dice que la misericordia de Dios nos encuentra aún en medio de los sufrimientos máximos que podamos pasar en esta tierra. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré. Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová. Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud. Que se siente solo y calle, porque es Dios quien se lo impuso; ponga su boca en el polvo, por si aún hay esperanza; dé la mejilla al que le hiere, y sea colmado de afrentas. Porque el Señor no desecha para siempre; antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias; porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres (3:22-33). Jehová es misericordioso: Jehová es fiel. Entonces, sabemos que él nos preserva en afflicciones; nos castiga con un fin; y las afflicciones no son eternas. También hay una leccion práctica acerca de cómo proceder en tales circunstancias. El v.21, que viene antes de la sección citada, dice: Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. En medio de las afflicciones, tenemos que acordarnos del carácter de Dios; esto nos llevará a callar, y no quejarnos; a humillarnos ante él (pone su boca en el polvo) y aceptar lo que él manda, en esperanza y confianza que es para nuestro bien. Pero comienza con recordar que Dios es bueno, y con meditar en su bondad.
El capítulo 4 es el capítulo más deprimiente del libro, y quizás de toda la Bíblia. Expone en detalle los sufrimientos de Jerusalén: el versículo 4 tiene que provocar compasión, al decir: La lengua del niño de pecho se pegó a su paladar por la sed; los pequeñuelos pidieron pan, y no hubo quien se lo repartiese. También se ve la destrucción de esperanzas falsas. Jerusalén era fuerte –pero cayó (4:12); buscaron ayuda de Egipto –pero los egipcios no pudieron ayudar (4:17); pensaban que de alguna manera el rey los protegería –pero él fue capturado (4:20). Pero sin embargo hay dos cosas que nos sugieren algo de esperanza. En primer lugar, los últimos dos versículos hablan del castigo de Dios que llegará sobre Edom. Dios será justo y castigará a los que apoyaron en la afflicción de su pueblo –es decir, Dios no se ha olvidado de que son su pueblo. Y en segundo lugar, la destrucción de esperanzas vanas sirve para que confíen en Dios mismo, en lo que él nos da para que esperemos. Creo que los judíos se equivocaron al pensar en el rey Sedequías como su esperanza. El era el ungido de Jehová, rey del linaje de David; pero era un hombre débil y pecaminoso. Pero hay un ungido de Jehová mayor, ungido no con aceite, sino con el Espíritu Santo (Isaías 11:1,2; Isaías 61:1-3; Lucas 4:18-21). El sí nos da descanso (Mateo 11:28-30). El no falla (Isaías 42:4): él es una esperanza adecuada (1a de Pedro 2:6). ¿Queremos aguantar las pruebas más fuertes de la vida sin apartarnos de Dios? Será necesario tener a Jesucristo como el aliento de nuestras vidas: poder decir con Pablo, para mi el vivir es Cristo (Filipenses 1:21).
El capítulo 5 expone cómo ha sido destruída la gloria de Sion completamente. Pero también da dos puntos de aliento, nos dice dos cosas que provocan esperanza y paciencia. Nos dice que Dios es incambiable: Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre; tu trono de generación en generación (5:19). Esto es una idea parecida a la del Salmo 102:25-27. Jehová es incambiable: no cambia en su justicia; no cambia en su bondad; y este versículo agrega que no cambia en su reino. El siempre está en control: siempre reina. Y su reino es siempre justo y bondadoso. Además, nos informa que Dios es quien puede cambiar todo. Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos; renueva nuestros días como al principio (5:21: compare Jeremías 17:15 y 31:18). Dios es quien da el arrepentimiento: quien nos puede volver a él. Nos apartamos, como ovejas nos descarriamos (Isaías 53:6)–pero él nos puede llamar eficazmente para que regresemos. Es más: el puede alterar las circunstancias. El puede renovar nuestros días como al principio. Es decir, no hay una situación, por más fuerte que sea, que está fuera del control de Dios o que él no pueda cambiar.
Lamentaciones, entonces, nos enseña, que con nuestro Dios siempre hay esperanza: es el Dios de sorpresas (vea Génesis 22:1-18, Romanos 4:17 y Hebreos 11:17-20): y para él, no hay imposibilidad (Lucas 1:37). Siempre hay esperanza.
Resumiendo: Dios es justo; Dios oye la oración; Dios es bueno; Dios se acuerda y provee un Mesías; el Dios incambiable puede cambiar cualquier circunstancia.
Entonces, confesemos nuestros pecados; vayamos a Dios en oración; meditemos en su bondad; acudamos al Mesías, Jesús de Nazaret y descansemos en su inmutabilidad y poder transformador.

Saturday, August 26, 2006

Un Poema de Isabel Balderas

Oh Señor, procure en vano

Mi conducta reformar,

Pues ningún poder humano

Santidad me puede dar.


Es mi vida de pecado

Diaria ofensa para Ti;

Pero mi alma ha confiado

En tu sangre carmesí.


En tu reino está el contento,

Nada impuro allí entrará;

Sin el nuevo nacimiento

Ningún alma lo verá.


Mira, pues, mi insuficiencia,

Muestra en mí tu gran poder;

Manifiesta tu clemencia

Y de nuevo hazme nacer.


Ven Espíritu divino;

Ven y escucha mi oración;

Ante Ti mi frente inclino

Por mi regeneración.


De este modo mi esperanza

No vacila y llego a creer

Que la bienaventuranza

En el cielo he de tener.


--Isabel P. Balderas

Thursday, August 24, 2006

Busquen su propia paja

La condición de los hijos de Israel en su tiempo de cautiverio en Egipto no era buena. Anteriormente noté que no tenían libertad y que sus hijos estaban expuestos a la muerte.

Cuando Dios envía a Moisés para comenzar su rescate, la situación no mejora inmediatamente. De hecho, primero se aclaran las dimensiones de su esclavitud. Exodo 5 narra cómo Moisés y Aarón entran a la presencia de Faraón para pedir permiso para los hijos de Israel que vayan al desierto para adorar a Dios. Faraón rehusa permiso con asperidad (Exodo 5:2). Aquí es obvio que parte de la esclavitud de estas personas es que no pueden adorar a Dios libremente. Faraón piensa que es más importante que hagan su trabajo (Exodo 5:4). Para personas que consideran que Dios es lo más importante en la vida, esto habrá sido un golpe fuerte. Nunca es fácil cuando las autoridades terrestres se oponen a los mandamientos de Dios.

Ahora esta petición de Moisés y Aaron provoca a Faraón a un intento para fatigar el pueblo tanto que no tendrán tiempo para pensar en la religión. Habían estado haciendo ladrillos: para esta tarea se les entragaba paja. Pero Faraón decide que ellos tendrán que encontrar su propia paja, sin disminuir sus cuotas diarias. Esto causa agonía y sufrimiento en el pueblo. Su situación está empeorando (Exodo 5:6-21).

Esto causa angustia en Moisés. ¿Cómo puede ser que está cumpliendo los mandamientos de Dios pero los sufrimientos del pueblo van en aumento (Exodo 5:22,23)?

Aquí deberíamos notar que el comienzo de la realización de un propósito divino no siempre parece muy exitoso. Hasta el momento se ha hecho lo opuesto a lo que Dios había prometido. Pero Dios iba a hacer algo mucho más importante que hacer el pueblo más cómodos en Egipto; iba a ser algo mayor que llevarles al desierto por un festejo religioso: iba a darles la tierra prometida, y en el proceso iba a vencer a los dioses egipcios y destruir al altivo Faraón. Aunque parezcan comenzar mal, el cumplimiento de las promesas de Dios es asegurado, y es sorprendente en que hace más de lo que habíamos pensado (Efesios 3:20).

Así muchas veces es en las cosas de Dios. Lo que pareció una derrota fue el primer paso en el camino a una victoria que excedía las expectativas cotidianas.

Friday, August 18, 2006

La Simiente de la Mujer

Una pregunta interesante e importante es ésta: ¿En Génesis 3:15 Dios por qué promete poner enemistad entre la simiente de la mujer y la simiente de la serpiente?

Creo que hay tres motivos.

1. Porque la batalla no terminaría en esa generación. Dios está proveyendo para que habrá un pueblo que se acata a él. Esta cimiente significa una continuación del conflicto.

2. Porque Cristo es la simiente de la mujer en un sentido último (veáse Gálatas 4:4, y los relatos de su nacimiento de una virgen en Mateo 1:18-25 y Lucas 1:26-38; 2:1-7). No se le podría llamar cimiente del hombre –es descendiente, sin duda, de Adán, de Abram, de David (Lucas 3:23-38). Pero su concepción y nacimiento se lograron sin la intervención de un hombre: su naturaleza, su sustancia humana, fue tomada de María.

3. Porque Adán se considera la fuente de la condenación (Romanos 5:12-21; 1a de Corintios 15:20-22; 42-49). Esto puede explicar, almenos en parte, la razón de la concepción virginal. Cristo no toma su naturaleza de Adán: Cristo no está en unión con Adán. Cuando Dios da esta promesa en Edén, entonces, es muy apropiado que no se refiera a los descendientes de Adán, sino a la simiente de la mujer.

Wednesday, August 16, 2006

La Fe Triunfa Sobre Las Circunstancias (Salmo 3)

El Salmo 3 habla de la salvación, pues esta palabra se menciona en el 2, 7 y 8. Según el título, se basa en un contexto histórico concreto.

El hijo de David, Absalón, había rebelado en contra de su padre. Iba robando los corazones del pueblo de Israel, trantando amigablemente a todo mundo y diciendo que tenían razón en sus causas a todos los que venían al juicio (2a de Samuel 15:1-6). Absalón también contaba con la ayuda de Ahitofel, el consejero de David (2a de Samuel 15:12). En vista de esta rebelión David sale de Jerusalén, dejando a Sadoc, el sacerdote, y sus hijos y a un amigo, Husai, para servirle de espías y amigos en el concilio de Absalón.

Esto habrá sido un golpe muy fuerte para David. En primer lugar, el amaba mucho a Absalón (2a de Samuel 13:39, 14:1). Que su propio hijo estuviera en su contra no pudo ser fácil. Como dijo Shakespeare, por boca del rey Lear: “Cuanto más agudo que el diente de una serpiente es, tener una hija malagradecida”. También sentía la angustía de la traición de su amigo y consejero, Ahitofel. Sus sentimientos al ser traicionado por un amigo se pueden ver en el Salmo 55:12-14. Además de todo esto, aguanta el odio de algunos de sus ciudadanos (2a de Samuel 16:5-14), la tensión de su situación, y el agravio de las personas que decían que no había salvación para él en Dios (Salmo 3:2). Es una circunstancia de peligro, de angustia, de cansancio (2a de Samuel 16:14), de tristeza: hubiera sido muy fácil dudar. Pero este Salmo revela un estado de ánimo muy diferente a lo que podríamos esperar.

Junto con el título, los primeros dos versículos exponen su dificultad. David tiene muchas personas en su contra. Hay muchos que no solamente es que no lo apoyan, sino que le desean mal; muchos que quieren y trabajan para obtener su derrota. No se sabe si las personas del versículo 2 son enemigos, amigos débiles, o las dos cosas. Pero ciertamente no era una ayuda para David escuchar que la gente pensaba que Dios no lo ayudaría, que no obtendría libranza en esta circunstancia.

Pero la fe de David se opone a todo: surge triunfante sobre todas las circunstancias, y llega a la declaración que ocupa el resto del Salmo. Afirma que sí hay salvación para él en Dios. Se dirige a Jehová orando y expresa lo que Dios es para él: en esto explica algo de lo que significa tener a Dios cómo salvador.

Jehová es su escudo, v.3. Así cómo Dios había proclamado a Abraham (Génesis 15:1) que era su escudo, David tiene la misma confianza. Dios es quien nos defiende.

Jehová es su gloria, v.3. El es nuestra magnificencia, nuestro tesoro (Ester 1:4). Si tenemos a Dios tenemos la gloria que este mundo intenta sustituir con su fama y sus premios y su dinero y su prestigio.

Jehová es el que levanta su cabeza, v.3. Es decir, Dios es quien nos quita el oprobio y la afflicción (Génesis 40:13; 2a de Reyes 25:27). Su ayuda en cuanto a esto no viene de Joab o sus ejércitos: es Dios quien le quita los reproches de los demás y le saca de la angustia.

Jehová es quien lo oye, v.4. Dios recibó su petición y le contestó. Dios no es como los dioses de los pueblos, que aunque tienen orejas no oyen (Salmo 115:6) –Dios, aunque es invisible e incorporal (1a de Timoteo 1:17; Juan 4:24), aunque no tiene orejas como una estatua, sin embargo escucha (Salmo 65:2). Y ¡qué milagro, que el infinito y santo Dios reciba nuestras peticiones!

Jehová es quien lo sustenta, v.5. Así cómo las columnas de una casa lo apoyan (Jueces 16:29) nosotros somos apoyados por Dios. Sin él, caeríamos: en pecado, en depresión, en muerte. Pero tenemos la promesa, “El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos eternos” (Deuteronomio 33:27). Es porque Dios le apoyaba que en estas circunstancias David podía descansar. Había paz en su corazón, suficiente para dejarle dormir, porque Dios es quien lo sustenta. No solamente eso: aunque él durmía, Dios no (Salmo 121:3,4). Y no le vino ningún daño, porque Dios lo sustentaba

Jehová es quien lo libra de temor, v.6. David tiene la confianza (manifestada en el versículo anterior) que no importan la cantidad de personas que estén en su contra: porque él tiene a Dios a su lado. Ha aprendido la lección que Eliseo intentó enseñar a su criado. Un ejército de Siria salió para prender a Eliseo, y el criado tuvo miedo. Pero Eliseo le dijo: “No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos” (2a de Reyes 6:11-19), pues alrededor acampaban los ejércitos de Jehová.

Jehová es su Dios, v.7. Esto es un punto importantísimo. Cuando Dios se compromete a ser nuestro Dios, eso es la fuente de todas las demás bendiciones. Los que no tienen a Jehová por Dios, no tienen su protección, su favor, su atención. Aquí David se confiesa un hijo del pacto hecho con Abraham (Génesis 17:7). Eso impone ciertas obligaciones (Génesis 17:9-14): pero también involucra que Dios se compromete con nosotros.

Jehová es quien derrota sus enemigos, v.7. David está en estas circunstancias por sus enemigos. Pero Jehová los derrota. Jehová usa medios: Joab y el ejército pelean. Pero la Bíblia no nos deja dudar que al final de cuentas fue Dios. Esto no solamente por su enseñanza que Dios siempre controla todo (Efesios 1:11), sino también por lo que dice específicamente del consejo de Husai. David había pedido a su amigo leal, Husai, que regresara a la ciudad y ofreciera sus servicios a Absalón, para hacer nulo el consejo de Ahitofel (2a de Samuel 15:30-34: es interesante notar que Husai viene a David, justo después de que él ha orado que Dios entorpeciera el consejo de Ahitofel). Husai cumple los deseos de David (2a de Samuel 16:16-19). Cuando Ahitofel da consejo bueno acerca de cómo vencer a David, Husai les convence que no es bueno, y las da un consejo que asegura la derrota de los revolucionarios (2a de Samuel 17:1-13). Y el comentario divino es: “Entonces Absalón y todos los de Israel dijeron: El consejo de Husai arquita es mejor que el consejo de Ahitofel. Porque Jehová había ordenado que el acertado consejo de Ahitofel se frustrara, para que Jehová hiciese venir el mal sobre Absalón (2a de Samuel 17:14).

Jehová es el único salvador, v.8. Lo dicho en el salmo colma en esto. Había quienes decían que para David, Jehová no era salvador. David comprueba que Dios sí era su salvador, y ahora confiesa, cómo Jonás (Jonás 2:9) que: la salvación es de Jehová. El es el único que tiene salvación. El es el único que puede salvar (Isaías 43:11; 45:22). Si nuestra salvación no viene de él, simplemente no es salvación. Pero el único que puede salvar, ha decidido salvar.

Si tenemos a Dios, no nos importa que más falta: con él, tenemos defensa, tenemos sustento, tenemos gloria, tenemos salvación. Dios es lo que vale la pena buscar.

Dado que nuestro Dios es así, es lógico compartir la actitud de David. Si Dios es cómo se manifiesta, fuerte, sabio, único, y a la vez, compasivo: ¿por qué temer? ¿por qué dudar? Y si nuestro Dios es así, es lógico orar, como lo hizo David,

Sobre tu pueblo sea tu bendición (Salmo 3:8).

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Sunday, August 13, 2006

La Redención Es Una Batalla

Génesis 3:15 se ha llamada el protevangelio. Es el comienzo de la redención. Dios personalmente da promesas acerca de la redención del hombre. En el texto Dios dice a la serpiente, instrumento del diablo: Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre su simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. Desde el comienze de la redención, se lo considera bajo el aspecto de conflicto y de lucha. Habrá enemistad, un pleito continuo, que terminará en un conflicto severo. Este conflicto tendrá un costo para la simiente de la mujer –su calcañar será herido. Pero tendrá un costo mayor para la serpiente: él recibirá una herida en su cabeza. Este conflicto es una parte esencial de la redención. Sin la derrota de nuestro enemigo, nuestro Faraón que nos esclaviza, no hemos sido redimidos. Así, dice 1a de Juan 3:8 dice: Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.

El conflicto se ha decidido: Cristo ganó. Ahora sus seguidores seguimos con esa enemistad, pero es contra un enemigo ya conquistado. Eso no indica que el conflicto no es severo: solamente indica que el resultado del conflicto ya está decidido, y que resultó tal como Dios lo anunció de antemano justo después de la caída del hombre. Apocalípsis 12:12 nos dice que el diablo ha sido derrotado, pero que el conflicto con él continúa y es severa. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! Porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. El conflicto será severo: porque el diablo sabe que no tiene mucho tiempo. Es decir, su fin se acerca: y su rabia por lo tanto aumenta.

Pero el resultado es garantizado. Cuando el diablo logró la caída del hombre, parecía ser un triunfo. Pero desde ese entonces Dios anunció su derrota completa: y la victoria decisiva se logró en la cruz. Cómo dice Colosenses 2:15 acerca de Cristo: y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

La serpiente ha recibido su herida mortal; su muerte ya ha comenzado, y nosotros experimentamos solamente los conflictos de su agonía de muerte. Porque la promesa de Dios en el jardín de Edén se ha cumplido en Cristo.

Wednesday, August 09, 2006

El Dios Celoso

De la obra impresionante en cuatro tomos del Dr. Richard Muller, Post-Reformation Reformed Dogmatics, III. pp.587,588

Dios también puede ser descrito como “celoso” o cómo manifestando “celos,” pero de tal manera que representa “la constantísima voluntad de Dios”610 de vengar cualquier detracción de su gloria o cualquier atribución de su gloria a otro611 – porque el celo de Dios es esa virtud divina

por la cual él tendrá toda la gloria dada a él, y no permite que la más mínima parte de ella sea comunicada a la creación. Este cuidado de su honor y fama es manifiesta por los castigos fuertes impuestos en los que han atrevido tomar parte de la gloria divina a sí mismos, cómo los constructors de Babel, Génesis 11:4; los de Bet-semes, 1a de Samuel 6:19; Nabucodonosor, Daniel 4:29,30; y Herodes, Hechos 21:22,23.612


610 Pictet, Theol. Chr., II.vii.10.

611 Diodati, Pious and Learned Annotations, Ex.20:5, in loc.; cf. Poole, Commentary, Ex.20:5, in loc. (I, p. 158); Dutch Annotations, Nahum 1:2, in loc.

612 Leigh, Treatise, II.xiii (p.106).

Saturday, August 05, 2006

¿Qué es la encarnación?

Una breve definición de la encarnación:
La encarnación es el hecho milagroso, en el cual el Hijo de Dios, la segunda persona de la Santa Trinidad (Lucas 1:32) tomó en unión personal (Juan 3:13) con sí mismo a una completa naturaleza humana (Lucas 2:52), mediante la concepción virginal de María (Lucas 1:34) por el poder del Espíritu Santo (Lucas 1:35,37).

Lucas 1:32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre
Juan 3:13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.
Lucas 2:52 Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.
Lucas 1:34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.
Lucas 1:35-37 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios.

Thursday, August 03, 2006

Dos Yugos Muy Diferentes

Lamentaciones 1:14 dice así: El yugo de mis rebeliones ha sido atado por su mano; ataduras han sido echadas sobre mi cerviz; ha debilitado mis fuerzas; me ha entregado el Señor en manos contra las cuales no podré levantarme.

Jehová ha afligido a Jerusalén: es a él que se refiere la frase por su mano. ¿Mano de quién? La mano de Jehová ha atado este yugo: en el versículo 12 dice: Jehová me ha angustiado en el día de su ardiente furor, y de allí sigue platicando de lo que él ha hecho a Jerusalén. Todos los sufriemientos que tanto oprimían a Jerusalén vinieron de manos de Jehová. Vale la pena notar no solamente que Dios les impuso este yugo sino también que se llama el yugo de mis rebeliones. En este versículo dice en breve lo que vuelve a confesar en el versículo 18: Jehová es justo; yo contra su palabra me rebelé. Aunque Jerusalén está en sufrimiento horrible reconoce que es lo que ha merecido por su rebelión. Dios impuso este yugo como castigo del pecado. Esta figura del yugo se explica en el mismo versículo: Jerusalén ha sido conquistada, esclavizada y no tuvo, ni tiene, fuerza para resistir. Así es el yugo de los rebeliones: es un sufrimiento aplastante, pero un sufrimiento merecido.

Por lo tanto, hay un gran contraste entre este yugo y el yugo mencionado por nuestro Señor en Mateo 11:28-30. Allí dice: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. Supongo que nadie calificaría al yugo de rebelión como algo fácil o que trae descanso. Pero el yugo de Cristo es precisamente así. Cristo, entonces, invita a los que sienten el yugo de sus rebeliones, están trabajados y cargados, a venir a él. En su yugo hay descanso. De alguna forma u otra llevaremos yugo. Uno es fácil y lleva al descanso –el yugo de Cristo; otro implica sufrimientos amargos que no habrá fuerzas para dominar o resistir. Con esto podríamos comparar lo que dice Pablo en Romanos 6:16-23:

¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado vinisteis a ser siervos de la justicia. Hablo como humano por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Aquí están conceptos muy parecidos. Somos esclavos de Dios o esclavos del pecado: de alguna forma llevaremos un yugo. Ahora el pensamiento es un poquito diferente. En Lamentaciones el yugo no es tanto el pecado sino el castigo del pecado; pero la diferencia no es grande. Aquí en Romanos también se enfatiza lo que el pecado se gana (la paga del pecado es muerte). Entonces nunca estaremos sin yugo: pero hay un yugo fácil y hay un yugo amargo. Hay un yugo cuyo fin es muerte; y hay un yugo cuyo fin es vida eterna. Hay un yugo en seguir a Cristo; y hay un yugo en rechazarlo. Los que quieren sentirse independientes y libres por ignorar a Dios simplemente se están engañando: están en una servidumbre horrenda que terminará en muerte. El contraste es sencillo: el yugo de rebelión o el yugo de Cristo. ¿Seremos esclavos del pecado o esclavos de Dios? ¿Tú, tomarás el yugo de Cristo o será atado en tus hombros el yugo de tus rebeliones?

La maravilla es que Cristo ofrece a los cargados por un yugo merecido a que lo cambien por su yugo. Por su gracia (la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro) podemos dejar el uno para tomar el otro. ¿Tú qué harás?

About me

  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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