Saturday, September 01, 2007

Hebreos 2, Vigésima Pregunta

Piensen en lo que el autor de Hebreos ha comprobado hasta este punto acerca de la relación de Cristo a los ángeles. ¿Por qué menciona a los ángeles nuevamente en el v.16?

Hasta el momento, el autor de Hebreos ha comprobado que Cristo es superior a los ángeles en naturaleza, posición, y en la revelación que trajo. Además ha explicado que es cierto que Cristo fue hecho un poco menor que los ángeles, pero esto fue para nuestra salvación (y en su exaltación, como vimos en 1:4 ya ha llegado a una posición superior a la de ellos . Entonces reitera, subraya la grandeza de la gracia de Cristo que se humilla de tal manera para nuestra salvación. No tomó la naturaleza de los ángeles: tomó una naturaleza inferior a la de ellos. Y no salvó a los ángeles (comparen 2a de Pedro 2:4). Esto nos da dos motivos para maravilla. Dios nos salvó a nosotros que somos inferior que los ángeles, y a ellos no los salvó. Los ángeles que cayeron, no tienen redención, no tienen esperanza: esperan solamente al juicio final (Judas 6). Eso hace muy claro que Dios no estaba bajo ninguna necesidad de perdonar, de salvar. Nos salvó, no porque tenía que hacerlo, pero porque quería. Y además, Dios el Hijo nos salvó, tomando nuestra naturaleza. Que él tomara una naturaleza creada tenía que ser una humillación para Dios; pero al hacerlo, no tomó la naturaleza creada más elevada: sino que tomo nuestra naturaleza. Y ahora, en unión con él, ha exaltado esa naturaleza a la posición de rey meditorial del universo (comparen Apocalipsis 2:26,27). La gracia de Dios es sorprendente: es sorprendente, es una maravilla, que exista. Y la manera en que lleva acabo sus propósitos está llena de sorpresas.

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Hebreos 2, Decimanovena Pregunta

El gran teólogo puritano, Juan Owen, escribió un comentario muy detallado sobre el libro de Hebreos, en siete tomos. El tiene una discusión muy buena de estos versículos 14 y 15. Lo que sigue es mayormente mi sumario de lo que dijo, aunque las citas y algunos pensamientos las proporcioné yo.


Volvamos a leer el texto: Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda su vida sujetos a servidumbre.


Hoy nos toca una pregunta en dos partes: ¿Cómo es que el diablo tenía el imperio de la muerte? ¿Quién la tiene ahora?


¿En qué sentido se puede decir que el diablo tenía el imperio de la muerte? Owen nota que no es un poder absoluto, sino un poder que le había sido dado, y no consistía en que el diablo fuera un juez. Dios siempre era soberano sobre la muerte, como se ve en el caso de Job, cuando Dios específicamente prohibe al diablo de matarlo. Pero podemos decir algo más.


El diablo nos tienta al pecado, que lleva a la muerte. Y además, era la opinión de los judíos que él ejecutaba la sentencia de muerte. Notemos con Owen que la muerte entró en el mundo por medio del diablo. En cuanto por su tentación el hombre pecó, se puede decir que el diablo introdujo el pecado al mundo. Notemos que Cristo dice que el diablo es homicida desde el principio (Juan 8:44). Por su pecado el hombre mereció la muerte, y en ese sentido Romanos 5:12 nos dice que la muerte entró por el pecado de un hombre: pero como el diablo fue la ocasión de esa caída, se le puede atribuir ese asesinato de la raza humana. Además, ahora que todos son pecadores y expuestos a la muerte, Satanás es su príncipe (Efesios 2:2, 2a de Timoteo 2:26). Owen agrega en tercer lugar que Satanás nos atormenta con el temor de la muerte, afligiendo a nuestras conciencias. Y finalmente, el diablo ejecuta la sentencia de la muerte (los judíos veían al ángel de Exodo 12 como Samael, el diablo).


¿Quién la tiene ahora?

Creo que la respuesta aquí es muy sencilla. Si Jesús destruyó al diablo (lo expulsó, Juan 12:31), pues entonces le quitó ese imperio, y Cristo mismo lo tiene. Si he llegado a un entendimiento correcto en este punto, no nos sorprendemos al ver que Pablo puede hablar de la muerte como dormir (1a de Tesalonicenses 4:13,14). Incluyo aquí unas observaciones de un sermón que estoy preparando:


Fue por medio de la muerte que Cristo destruyó al diablo. Tomó a sí mismo una naturaleza humana para ser como nosotros y para poder morir: y mediante su muerte destruye al diablo. Brevemente notemos que la muerte de Cristo destruye el poder del diablo, porque al morir como nuestro sustituto, Cristo quita nuestro pecado: y fuimos condenados a una muerte de reos por haber pecado. Pero quitando el pecado, muriéndo por nosotros, Cristo cambia el carácter de la muerte. Y eso nos lleva a comentar también que Cristo ha eliminado el temor de la muerte que el diablo usaba para esclavizarnos. Ahora en frente a la muerte estamos tranquilos, porque vemos que Cristo entró en la muerte, pero resucitó como las primicias de los que duermen (1a de Corintios 15:20). En unión con él, su experiencia será nuestra experiencia. Como la muerte ya no me llega como castigo por el pecado (de hecho, es mi entrada al cielo, es mi transporte a la presencia de Cristo, Filipenses 1:23), y como Cristo ya resucitó, no tengo qué temer. Y entonces este arma del diablo, ya no funciona como antes: su poder ha sido destruido. Teniendo paz con Dios (Romanos 5:1), conociendo el amor de Dios (1a de Juan 4:16-18), ya no hay miedo. Al redimirnos del pecado y del diablo por conquista, de la condenación de la ley y de la ira de Dios por medio de un rescate, Cristo también nos ha librado del temor.

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About me

  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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