Friday, June 30, 2006

¿Qué importa quienes somos?

Alguien podría preguntar por qué vale la pena identificar al pueblo de Dios, como intenté hacer en los artículos anteriores. Estas verdades tienen sus implicaciones prácticas. De reto para nosotros mismos, podríamos ver, ya sea como individuo o comunidad si tenemos los rasgos distintivos del pueblo de Dios. En términos prácticos creo que implica que la relación política con la nación de Israel se tiene que determinar de otro fundamento que simplemente decir que Dios les dio la tierra y que nosotros tenemos que apoyarlos o Dios nos maldecirá. Y también sirve como un gran consuelo. Pablo dice: Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa (Gálatas 3:29). Si somos linaje de Abraham eso significa que las promesas hechas a Abraham (que se cumplen en Cristo) aplican a nostros; por lo tanto, nosotros somos herederos. Hay una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros (1a de Pedro 1:4). Puede que somos pobres; pero siendo parte del pueblo de Dios, somos herederos de una riqueza incontable.

Wednesday, June 28, 2006

La Iglesia Cristiana es el Pueblo de Dios

En el artículo anterior levanté la pregunta de quienes debemos identificar el pueblo de Dios. Creo que queda claro por lo que dije que son los creyentes que constituyen el pueblo de Dios, pero siendo un punto muy importante, y un punto que recibe mucha atención en el nuevo testamento valdrá la pena decir un poquito más en cuanto a esto.
Romanos 9:22-26 dice: ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles? Como también en Oseas dice:
Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, Y a la no amada, amada. Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos del Dios viviente.

El pueblo de Dios consiste de los llamados, inclusive de los gentiles. Pablo aplica las palabras de Oseas para establecer que judíos y gentiles forman parte del pueblo de Dios; es decir, lo étnico no tiene nada que ver. Aquí depende de la elección de Dios. Romanos 9 y 11 contestan ciertas quejas que podrían salir. Dios no ha sido infiel a sus promesas, apesar de que la mayoría de los judíos del tiempo de Pablo no recibieron a Cristo, porque la promesa siempre trataba de los hijos de la promesa, no solamente de los hijos según la carne (Romanos 9:6-13). ¿Entonces qué? ¿Dios ha cambiado de opinion? ¿Ha rechazado a su pueblo? Pues es obviamente necesario admitir que ciertas ramas han sido quitadas del árbol (Romanos 11:17-20). Pero los escogidos, los antes conocidos por Dios, el remanente, por gracia han alcanzado lo que buscaban (Romanos 11:1-7). Es importante enfatizar que los creyentes de entre los gentiles, según la metáfora de Pablo, han sido injertados en este árbol (Romanos 11:17). Es el mismo árbol; nosotros somos los descendientes de Abraham (Romanos 4:12, Gálatas 3:7).
Pedro testifica a lo mismo cuando dice: Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia. Habla a los que antes no eran el pueblo de Dios, y les dice que ya lo son. Y los identifica en términos que se usaron en el antiguo testamento para identificar al pueblo de Dios (compare Exodo 19:5,6).
Nosotros entramos en esta posición; tenemos los privilegios de los hijos de Israel bajo el antiguo testamento.
Juntando todas estas cosas, debe ser claro que la iglesia, los creyentes, son el pueblo de Dios.

¿Quién es el pueblo de Dios?

La pregunta de quien constituye el pueblo de Dios es muy importante para toda nuestra teología, y tiene a la vez implicaciones prácticas para esta vida.
No cabe duda que en los tiempos del antiguo testamento el pueblo de Israel, los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob eran el pueblo de Dios. Dios puede decir a los hijos de Israel que a vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra (Amos 3:1,2). Pero en tiempos nuevotestamentarios, ¿quién identificaremos como el pueblo de Dios? Creo que el nuevo testamento no deja duda alguna, pues de varias formas identifica al pueblo de Dios. Ahorita quiero mencionar solamente dos, y agregar más información más adelante.
1. Romanos 4:11,12 identifica a Abraham como padre de todos los creyentes en Cristo: los hijos de Abraham, según Gálatas 3:7, son los que son de fe. El pueblo de Dios se constituye por los hijos de Abraham –¿pero quienes son los hijos de Abraham? Los creyentes.
2. Pablo quita el nombre de circuncisión de los judíos, y lo otorga a los cristianos. En Filipenses 3:2,3 y dice: Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo. Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. Para captar lo que Pablo está diciendo es importante entender que usa un juego de palabras. La revisión de 1960 ocupa la frase mutiladores de la carne para traducir una sola palabra griega: katatome: ésta es muy parecida a la palabra para circuncisión: peritome. La primera significa mutilar; la segunda signfica circuncidar. Para entender esto hay que entender que en el nuevo testamento los judíos eran identificados con el nombre 'la circuncisión' (véase, por ejemplo, Hechos 10:45 y 11:2; Colosenses 4:11; Tito 1:10). Ahora queda claro lo que Pablo hace en estos versículos. Niega el nombre de circuncisión a un grupo, preferiéndo llamarles 'la mutilación'. Procede a dar el nombre de circuncisión a otro grupo de personas, un grupo que se puede caracterizar como los que sirven a Dios en espíritu, o mejor, por el Espíritu. Estas personas glorían en Cristo, rechazando la confianza carnal. Es decir, son los creyentes, son los cristianos. Es correcto llamarles la circuncisión, porque Colosenses 2:11 establece que todo creyente es circuncidado espiritualmente, y por lo tanto es judío interior, es decir, judío verdadero. Cómo dice Romanos 2:28,29: Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior; y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.
¿Quienes son los hijos de Abraham? Los creyentes. ¿Quienes son la circuncisión? Los cristianos. ¿Quienes son los judíos verdaderos? Los cristianos. Entonces, ¿quien es el pueblo de Dios?

Monday, June 26, 2006

Canaán y Reposo

En Josue 21:43-45 leemos que Dios cumplió sus promesas. Génesis 17:8 contiene la promesa de la tierra de Canaán hecha a Abraham. Para dar a sus descendientes esa tierra era necesario sacar a los Canaanitas, que no pudieran resistir a los hijos de Israel. Si siguieron existiendo es por que los Israelitas no cumplieron el mandamiento de Dios (Números 33:50-56). En darles la tierra también les dió reposo. Poseyeron la tierra; recibieron la promesa de Dios.
Vale la pena notar quienes fueron los que poseyeron la tierra. No fueron los que murmuraron cuando primero llegaron a la tierra de Canaán (Números 14:1-24). No fueron los incrédulos y desobedientes. Fueron los dedicados a Dios (Josué 5:2-7). Los padres de la generación que obtuvo la promesa pensaban que sus hijos morirían en el desierto (Exodo 17:3, Números 14:2,3). Pero los hijos tuvieron un temor de Dios que sus padres no conocieron, y Dios les prosperó.
También es de notarse que ejecutaron el juicio de Dios contra los Canaanitas. Para entrar en el reposo y posesión de todas las promesas era necesario pasar por un juicio (Génesis 15:16; Exodo 23:23,24; Números 21:34,35).
La generación dedicada a Dios, por lo tanto, fueron instrumentos del juicio de Jehová, y experimentaron el cumplimiento de sus promesas. Recibieron la tierra y el reposo.
Pero unos 300 años después, David escribe así en el Salmo 95:7-11 Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto, donde me tentaron vuestros padres, me probaron y vieron mis obras. Cuarenta años estuve disgustado con la nación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi reposo.
Ahora David exhorta a los que ya están en la tierra a no endurecer su corazón, como habían hecho sus padres. Les recuerda del castigo que vino sobre sus padres, que Dios juró que no entrarían en su reposo. El autor de Hebreos reflexiona profundamente acerca de lo que leímos del Salmo 95 en Hebreos 3:7-4:11. El versículo que quiero subrayar ahorita es el 4:8: Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Lo que está diciendo es esto:
1. El reposo que obtuvieron los Israelitas con Josué no puede ser el mismo reposo en el cual juró Dios que no entrarían los murmuradores, tiene que ser algo más profundo.
2. Esto es cierto porque David, mucho después, habla de otro día. Compara a los que viven en la tierra con los que murmuraron y no pudieron entrar por su incredulidad. Es decir, los que están viviendo en el reposo y la tierra que se ganó bajo Josué están expuestos al peligro de no entrar en el reposo --obviamente, entonces, el reposo tiene que ser algo más profundo.
3. También tiene que ser algo más profundo porque es el reposo de Dios, quien reposó de sus obras en el séptimo día.
4. Por lo tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios (v.9).
Es decir, para nosotros hay una esperanza del reposo, hay un reposo que todavía no alcanzamos.
¿Cómo podemos decir que los murmuradores no entraron en la tierra, y por lo tanto no entraron en el reposo de Dios si a la vez vamos a decir que los que entraron en la tierra no necesariamente entraron en el reposo de Dios? Parece que de un lado estamos exluyendo a estas personas del reposo porque no entran en la tierra; pero de otro lado estamos diciendo que los que están en la tierra no necesariamente comparten el reposo. ¿Cómo es posible decir las dos cosas sin contradecirnos? Creo que lo que se tiene que decir es que la tierra simbolizaba el reposo. El éxodo de Egipto simbolizaba la redención –pero no todos que experimentaron el símbolo tuvieron la realidad simbolizada. De la misma manera la tierra de Canaán simbolizaba la herencia del pueblo de Dios y su descanso –pero algunos que descansaron y heredaron simbólicamente no entraron en la realidad simbolizada.
¿Qué es este reposo que queda? Es un reposo en comunión con Dios (Hebreos 4:10). Es un reposo de las obras (Hebreos 4:10). Parece que Apocalipsis 14:13 habla de un reposo que tiene éstas características. Entramos en el reposo cuando morimos –si es que hemos mantenido firme nuestra confianza en Cristo hasta el final (Heb. 3:14). Esto nos trae al asunto de la perseverancia. Quizás la forma más sencilla de decirlo es que las promesas de Dios son para los que verdaderamente creen –pero los que verdaderamente creen no dejan de creer. No creen hoy y mañana pierden su fe. Si verdaderamente creemos hoy, creeremos también mañana. Esto no pasa automáticamente. Dios usa medios para lograr que permanece nuestra fe. Lea Lucas 22:31-32 y piense qué nos enseña acerca de la necesidad absoluta de no perder la fe, y también que hace Cristo para mantenerlo. El autor de Hebreos pone mucho énfasis en nuestra responsabilidad para mantener nuestra fe. Debemos exhortarnos unos a otros (Hebreos 3:13); debemos temer (Hebreos 4:1) –el hecho que Dios nos preserva no nos da la licencia para ser descuidados, porque Dios nos cuida mediante nuestra vigilancia.
Ahora bien, pensando en la tierra de Canaán cómo símbolo, creo que podemos decir que no es solamente la muerte, sino los cielos nuevos y la tierra nueva donde tenemos nuestro descanso. En Apocalipsis 21:1-7 queda claro que en los cielos nuevos y tierra nueva hay comunión con Dios (Apocalípsis 21:3); hay la ausencia de todo mal (Apocalipsis 21:4); y allí heredamos todas las cosas (Apocalipsis 21:7). Si en los cielos nuevos y tierra nueva encontramos todas las características que encontramos en el símbolo de Canaán, eso nos autoriza para decir que ese nuevo mundo es el cumplimiento del símbolo, lo que Canaán significaba. Por lo tanto, allí está nuestro descanso eterno y pleno.
Nosotros, entonces, estamos en la condición del pueblo de Israel cuando se iban acercando a las fronteras de la tierra prometida. Ellos habían sido sacados de Egipto, pero todavía sin heredar la tierra prometida. Nosotros profesamos haber sido sacados del Egipto del pecado; aquí estamos en la iglesia y no en el mundo; también tenemos promesas de una herencia, de compartir el descando de Dios. Para entrar en la posesión faltaba un juicio de Dios –para nosotros también falta un juicio antes de que llega la tierra nueva y los cielos nuevos (Apocalipsis 20:11-15, 2a de Pedro 3:1-13). Procuremos, pues, entrar en aquel reposo. ¿Qué nos excluirá? La incredulidad (Hebreos 3:12,19) y la desobediencia (Hebreos 4:6,11). Estas cosas van juntas. Una fe verdadera no solamente permanece sino que trabaja. Los que creen, obedecen; los que no obedecen, no creen. Acompañemos a la palabra de Dios con fe (Hebreos 4:2) y no nos apartemos del Dios vivo (Hebreos 3:12), sino que, en confianza humilde creamos y obedezcamos su palabra –pues tenemos esta promesa de reposo en comunión con Dios.
El descanso de cada domingo es un símbolo de este descanso. Nos recuerda que así cómo Dios descansó de sus obras el séptimo día de la creación, nosotros entraremos en ese descanso con él. El cuarto mandamiento fue dado para el bien del hombre; y una de las cosas para las cuales sirve es para recordarnos de este descanso y animarnos en ser fieles a Dios para que entremos en este descanso. Ocupemos este día para que sirve esta finalidad simbólica de hacernos desear el reposo de Dios, en la cual entraremos si no fallamos por desobediencia incrédula.

Friday, June 23, 2006

José y Cristo

La historia de José tipifica la experiencia de Cristo. Esto está en acuerdo con un fenómeno muy común en la Bíblia, en que los eventos y las personajes e instituciones históricas, cada uno a su forma, y ninguno por completo, bosquejan realidades acerca de Cristo y su pueblo. De esta forma el templo de Salomón tiene una relación típica con Cristo mismo (Juan 2:18-22) y con el pueblo de Dios (1a de Corintios 6:19). Quizás la clave a estas relaciones es lo que Cristo dice en Mateo 23:21 que Dios mora en su templo. Pero Dios mora con su pueblo (Apocalipsis 21:3, por ejemplo). Entonces se puede llamar al pueblo de Dios su templo. De Juan 1:14 queda claro que Dios habitó entre nosotros en la encarnación del Verbo –entonces Cristo es el templo.
La presencia de los tipos nos indica que no basta con leer la Bíblia a la ligera. Tenemos que estar buscando aprender más de una cosa en lo que la Bíblia nos dice: o en otras palabras, que hay una gran riqueza de enseñanzas (sin contradicciónes) que surgen de una sola sección. Si leemos la historia de José y no aprendemos a huir de la tentación sexual cuando sea posible no hemos captado todo lo bueno de este relato. Si leemos la narración acerca de José y no vemos la provisión y la soberanía de Dios apesar del pecado humano, hemos perdido algo importante. Si no entendemos el aspecto paradigmático (es decir, que las narraciones bíblicas ejemplifican el funcionamiento de principios generales que operan en nuestros tiempos, y por lo tanto entenderlas nos hace más sabios) igual hemos fallado en aprovecharlo todo. Y si leemos el antiguo testamento, y agarramos el aspecto ético; entendemos algo de la doctrina; profundizamos nuestro entendimiento de la psicología bíblica; añadimos a nuestro fondo de información detallada acerca de la cultura del mundo antiguo; vemos ejemplificado el funcionamiento de principios generales; pero no entendemos cómo avanza la historia de la redención o no captamos el aspecto típico de estas narraciones, no solamente hemos perdido algo valioso; hemos perdido lo fundamental del relato. La Bíblia no cuenta eventos simplemente porque ocurrieron. Esto no es para negar que lo que la Bíblia relata cómo historia haya sucedido; si la Bíblia dice que algo pasó, pues entonces queda establecido que sí ocurrió. Pero la Bíblia no dice todo lo que ocurrió; selecciona, distingue, organiza los eventos para que queden claro los puntos teológicos, la relación de estos eventos históticos con la redención. No hay una gran división entre la fe y la historia: la fe de la Bíblia está inseparablemente conectada con la historia. Y siendo Dios el soberano de la historia, controlando todo evento que sucede, él determinó que ciertos eventos servirían cómo tipos, figuras, símbolos, de eventos y verdades que están en el corazón del proceso de la redención. Entonces aquí hay seis paralelos entre José y Cristo. Viendo lo parecido, podemos entender: Así cómo José fue un varón apartado y usado por Dios para preservar a su pueblo, Cristo también recibió la responsabilidad de ser pastor de las ovejas de Dios, y está plenamente calificado y capacitado para cumplir ese trabajo perfectamente. Teniendo a Cristo, mi José, no necesito tener temor de los sucesos varios de esta vida.
1. Cristo, como José, fue vendido por los suyos, Génesis 37:25-28; Lucas 22:1-6
2. Cristo, como José, venció la tentación, Génesis 39:7-9; Mateo 4:8-11
3. Cristo, como José, fue acusado falsamente, Génesis 39:12-18; Mateo 26:59-61
4. Cristo, como José, pasó un tiempo encerrado, Génesis 39:20; Mateo 12:40
5. Cristo, como José, fue exaltado a la autoridad, Génesis 41:37-44; Filipenses 2:5-11
6. Cristo, como José, reina para el bien de los suyos, Génesis 47:11,12; Efesios 5:23,24,32

Sunday, June 18, 2006

Un Pensamiento en Preparación Para el Día del Señor

El gran capitán del pueblo de Israel, Josué, murió mientras todavía quedaban en la tierra de Canaán algunos de sus moradores originales que los Israelitas debían eliminar por completo. Resulta que no lo hicieron, que de hecho después de la muerte de Josué y su generación, hicieron alianzas con los paganos y sirvieron a sus dioses. El gran comentarista Matthew Henry tiene un pensamiento estimulante acerca de esto. Dice: Aunque nuestro Señor Jesús despojó principados y potestades, todavía no vemos todas las cosas puestas bajo sus pies; hay remanentes del partido de Satanás en la iglesia, así como había de los canaanitas en la tierra: pero nuestro Josué vive para siempre, y en el gran día perfeccionará sus conquistas. Josué no terminó el trabajo de eliminar a los enemigos del pueblo de Dios, porque murió: pero Cristo no muere, y hará su trabajo perfectamente. Como dice Hebreos 7:25 hablando de Cristo nuestro sacerdote:, Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

Thursday, June 15, 2006

Un Poquito de Calvino

Leí esto la semana pasada y me impresionó mucho.

Viendo los israelitas deportados a Babilonia que el destierro y desolación en que se hallaban eran semejantes a la muerte, no había quien les hiciese creer que cuanto les profetizaba Ezequiel de su vuelta y restitución no era más que una fábula y mentira, y no una gran verdad. El Señor, para demostrar que ni siquiera aquella dificultad podría impedir que les otorgase aquel beneficio, le muestra al profeta en una visión un campo lleno de huesos secos, a los cuales con la sola virtud de su palabra les devuelve la vida y el vigor en un momento (Ez. 37,4). Esta visión era muy a propósito para corregir la incredulidad del pueblo; pero al mismo tiempo les daba a entender hasta qué punto la potencia de Dios se extendía más allá de la vuelta y restitución que les prometía, ya que con solo mandarlo, le era tan fácil dar vida a aquellos huesos resecos, esparcidos por uno y otro lado.

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Saturday, June 10, 2006

Los Caminos Insondeables de Dios

La vida de José nos da una perspective acerca de la forma inesperada en que trabaja Dios para lograr sus propósitos. Por envidia sus hermanos primero planean matarlo, y luego deciden mejor venderlo. Llega a Egipto entonces cómo esclavo; luego baja aún más, pues siendo acusado falsamente es encarcelado. Allí, obtiene cierto renombro como intérprete de sueños, y por esto es presentado a Faraón quien le da autoridad, en vista de un hambre fuerte que llegará, para que José administre los asuntos de almacenaje y provisión. Salmo 105:16-24 da un resumen de estos eventos.
Trajo hambre sobre la tierra, y quebrantó todo sustento de pan. Envió un varón delante de ellos; a José, que fue vendido por siervo. Afligieron sus pies con grillos; en cárcel que puesta su persona. Hasta la hora que se cumplió su palabra, el dicho de Jehová le probó. Envió el rey, y le soltó; el señor de los pueblos, y le dejó ir libre. Lo puso por señor de su casa, y por gobernador de todos sus posesiones, para que reprimiera a sus grandes como él quisiese, y a sus ancianos enseñara sabiduría. Después entró Israel en Egipto, y Jacob moró en la tierra de Cam. Y multiplicó su pueblo en gran manera, y lo hizo más fuerte que sus enemigos.
Es de notarse que se dice de Dios que él trajo hambre sobre la tierra. Dios es quien manda calamidad. El profeta Amós pregunta: ¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho? (Amós 3:6). Dios ordena circunstancias difíciles, él trae la bendición y el infortunio. Los desastres, naturales, personales, nacionales que llegan, vienen de la mano de Dios.
Pero Dios no trae la calamidad nadamás por que sí. Podemos decir que trajo hambre sobre la tierra y envió a José a Egipto en fidelidad a su pacto. El Salmo 105 da un resumen histórico para demostrar la declaración del versículo 8: Se acordó para siempre de su pacto; de la palabra que mandó para mil generaciones. El salmo celebra la fidelidad de Dios a su pacto, y nos invita a adorarle por ser fiel (vv.1-8). Entonces el hambre y la envidia de los hermanos de José, y la falsa acusación en su contra, y todos los eventos narrados en Génesis 37 y 39-41, aunque hay cosas duras y mucho sufrimiento manifiestan la fidelidad de Dios a su pacto.
Dado que él es fiel a su pacto es lógico que hace lo que hace con un propósito de misericordia. José confiesa esto en Génesis 45:7,8: Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto. En los sufrimientos de José Dios tuvo el propósito de preservar a su pueblo escogido.
El bien que Dios designia es el bien de su pueblo. Salmo 105:24 nos dice que cuando Israel estaba en Egipto, Dios multiplicó su pueblo en gran manera, y lo hizo más fuerte que sus enemigos. Fue en Egipto que Israel multiplicó lo suficiente para poder ocupar la tierra prometida a Abraham. Ese fue el propósito del hambre. Es decir, en las palabras de un viejo predicador, Dios llevó a su pueblo a Egipto para darles la tierra de Canaán.
He allí la sabiduría inescrutable de Dios; he allí su extraño proceder. Trae calamidad, es cierto. Pero lo trae en fidelidad a su pacto, con un propósito de misericordia hacia su pueblo. Entonces no debemos desalentarnos si parece que todo está en nuestra contra, que es imposible que jamás alcanzemos las promesas de Dios. Si el Dios que llevó a su pueblo a Egipto para darles la tierra de Canaán nos está guiando es muy posible, hasta probable que parece que todo está empeorando; Dios no siempre lleva a su pueblo por el camino corto (Exodo 13:17). Pero su camino siempre es el mejor.

Tuesday, June 06, 2006

Abram Responde

Dios llamó a Abram desde una cultura idólatra. Lo llamó a dejar la casa de su padre y su tierra natal. Lo llamó a sacrificar lo terrestre, pero a la vez le dio promesas en las cuales Abram participó (compare Juan 8:56).
La respuesta de Abram a todo esto se puedo sumar en dos puntos muy sencillos.
1. Abram creyó a Dios. Hebreos 11:8 dice: Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Abram confía en la palabra de Dios; las promesas que Dios le da crían en él la fe. Esta fe no fue un acto de una sola vez. Creyó cuando Dios lo llamó; y también creyó cuando Dios le dio promesas acerca de su prole. Así en Génesis 15:6 leemos: Y creyó a Jehová,y le fue contado por justicia (un texto que para Pablo sirve para establecer el paradigmo en cuanto a la justificación, Romanos 4:3). Abram pasó su vida creyendo.
2. Abram obedeció a Dios. En las palabras de Hebreos 11:8 nuevamente: Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció.... Cuando Abram fue llamado (que constituye su autorización, su justificación para pensar y actuar de esta forma) cree –y esta fe se une con obediencia. No fue esa fe muerta que no tiene obras que lo acompañan (Santiago 2:14-26). Fue una fe viva y activa –una fe obediente. La obediencia es el resultado de la fe verdadera.
Pero vale la pena notar como Abram sigue en el mismo capítulo que narra su llamamiento departe de Dios y su respuesta ejemplar a esa llamada. Génesis 12:10-20 contiene el relato del tiempo que Abram pasa en Egipto. Desciende por un hambre en la tierra (al igual que sus descendientes más adelante). Pero utiliza una estratagema mundana para proveer por su seguridad, pues pide a Sarai su esposa que diga solamente parte de la verdad –que se identifique como su hermana. Esto era la verdad, en cuanto era hija de su padre mas no hija de su madre –pero también era su esposa. Faraón, rey de Egipto, toma a Sarai por lo tanto para ser una de sus mujeres. Dios la protege, y termina con Faraón, el inconverso, reprendiendo a Abram, el padre de todos los creyentes.
Este relato nos es muy útil. Hay muchas lecciones que deberíamos aprender de estas cosas, pero ahora menciono solamente dos.
1. Si la obediencia es resultado de la fe, es lógico pensar que la desobediencia es resultado de la incredulidad. Si Abram obliga a su esposa a mentir, será por desconfiar en Dios. Esto nos puede animar. Si nuestro padre Abraham falla, no es sorprendente que nosotros también fallemos. Dios lo protegió y lo corregió. El siempre es fiel. No es para que pensemos que nuestros pecados no importan –pero para que al caer, nos levantamos sin desesperarnos.
2. Esto sirve para decirnos que no es la fe ni la obediencia de Abram que lo hacen bien con Dios, porque ninguna de estas es perfecta. Su fe no se extingue –pero tampoco es del todo estable. Su obediencia es impresionante –pero desobedece de una forma tan obvia que un pagano lo reprende. Es decir, no podemos basar la buena relación entre Dios y Abram en lo bueno de Abram. Dios lo llamó cuando él vivía en la idolatría. Lo que comenzó la relación entre ellos fue el libre albedrío de Dios, su gracia soberana. Y lo que lo mantiene es la constancia de Dios. Es la misericordia de Dios, no la fe de Abram (que simplemente recibe la gracia); es la fidelidad de Dios, y no la obediencia de Abram.

Thursday, June 01, 2006

Las Promesas Hechas a Abram

Génesis 12 contiene las promesas que Dios hizo cuando llamó a Abram. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra (vv.2,3).
No es el momento para analizar estas promesas a fondo. Solamente haré unas observaciones bastante obvías acerca de ellas.
No cabe duda que estas promesas indican que Abram y su posteridad recibirán bendición --y tal bendición que serán bendición a otros (compare Zacarías 8:13).
Vale la pena enfatizar un elemento sorprendente en estas bendiciones. Dios da tanta importance a Abram que la relación que uno tiene a él determina o por lo menos indica la relación que uno tiene con Dios. Los que bendicen a Abram --Dios los bendice. Los que maldicen a Abram son malditos por Dios.
Estas promesas al fin llegarán a ser bendición para todo el mundo. Lo que Dios haze con Abram no es algo privado, limitado, particular. Es algo que afectará a todo el mundo.
Abram, pues, es fuente de bendición; la relación que llevamos a el tiene que ver con la relación que llevamos con Dios; y nadie puede concluir que estas verdades no le afectan, porque en la llamada de este individuo Dios hizo algo de impacto universal.
Pablo reflexiona acerca de estas promesas en Gálatas 3. El entiende que hablan de Cristo, y la justificación mediante la fe (vv.8,16). Me parece que la clave está en el v.14: ...para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcansaze a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu. En Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanza a los gentiles --a los que físicamente no son descendientes de Abraham (compare Romanos 2:25-29 y 4:1-17). Lo que se prometió a Abram tiene que ver con nuestra salvación. En términos breves, Dios dio de antemano la buena nueva a Abraham (Gálatas 3:8). El evangelio es igual del antiguo testamento al nuevo testamento. Abraham es padre de todos los creyentes. El pueblo de Dios es uno. Así que, leyendo las promesas hechas a Abram tenemos que entender dos cosas: 1. aunque los términos físicos que se usan tienen un cumplimiento físico, el cumplimiento físico en sí simboliza el cumplimiento verdadero; y, 2. leyendo estas promesas estamos leyendo el evangelio.

About me

  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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