Cambiando Basura por Cristo
Quisiera agregar un punto adicional al artículo anterior Dios Llama a Abram. Allí noté una parte del testimonio bíblico que seguir a Dios involucra sacrificio, pero que a la vez alcanzamos algo mucho mejor. Pablo expresa este mismo pensamiento de su propia experiencia en palabras fuertísimas. En Filipenses 3 muestra que si alguien tenía motivo por tener confianza en su carne, en sus privilegios y logros, era Pablo mismo. Habiendo terminado la lista de sus ventajas, dice así: Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo (Filipenses 3:7,8).
Pablo reconoce que al venir a Cristo había perdido –había sacrificado ciertas cosas. Pero no le importa. Porque en su pensamiento lo que perdió era simplemente basura –dicen algunos intérpretes que la palabra correcta sería mierda– en comparación con lo que había ganado. Lo que pierdo lo valora tanto como una bolsa de basura: lo extraña tanto como uno extraña el excremento. Porque siguiendo a Cristo, lo que se pierde es insignificativo –porque lo que se gana es Cristo mismo.
Pablo reconoce que al venir a Cristo había perdido –había sacrificado ciertas cosas. Pero no le importa. Porque en su pensamiento lo que perdió era simplemente basura –dicen algunos intérpretes que la palabra correcta sería mierda– en comparación con lo que había ganado. Lo que pierdo lo valora tanto como una bolsa de basura: lo extraña tanto como uno extraña el excremento. Porque siguiendo a Cristo, lo que se pierde es insignificativo –porque lo que se gana es Cristo mismo.