Sunday, October 19, 2008

Medicamento de Santiago 3:2

Santiago 2:13-3:12

Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.

Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?

Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,

y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?

Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.

Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.

¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?

¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?

¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?

Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.

Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.

Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?

Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.

Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.

He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.

Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.

Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!

Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.

Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.

Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.

De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.

¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?

Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.



Introducción: Al final del capítulo 2, Santiago hizo un contraste entre una fe supuesta que existe en mera profesión, y la fe genuina que trabajaba de Abraham y Rahab. De allí pasa a una discusión del problema de la lengua. Pero no simplemente cambia el tema, porque estos temas se relacionan. La fe genuina, la fe que es más que mero hablar, tendrá una influencia en la manera en que hablamos. Santiago nos advierte a ser cuidadosos en buscar para nosotros mismos una condenación más severa, porque todos ofendemos muchas veces. Y es esa frase breve que quiero considerar en más detalle. Es una declaración sencilla, pero debemos de tomar un momento para asegurarnos de que la estamos apreciando debidamente. Hay tres cosas para notar.

La primera es que esto se aplica a cada uno de nosotros. Noten que Santiago dice que todos ofendemos: pero además de eso, hasta se incluye a sí mismo. Nosotros ofendemos no ustedes ofenden. No había pecado en nuestro Señor, pero en todos y cada uno de sus seguidores hay pecado: no hay excepciones.

La segunda cosa es que ofendemos. La palabra que aquí se traduce con "ofender", en Romanos 11:11 es traducida por "tropezar". En 2a de Pedro 1:10 aparece como "caer". Otra versión la traduce simplemente como "pecar". Pero cualquiera que sea el énfasis específico que tiene en cada contexto, sigue siendo cierto que lo que todos estamos haciendo es transgredir la ley de Dios: estamos ofendiendo a Dios y violando las obligaciones del amor; estamos tropezando en nuestro caminar con Dios, impediéndonos a nosotros mismos en progresar en los caminos de justicia. Estamos cayendo al vivir en una manera que no compagina con la posición alta y gloriosa que Dios nos ha dado en Cristo.

La tercera cosa que notamos es que esto de ofender no es algo que casi nunca ocurre, o solamente de vez en cuando. No, al contrario, todos ofendemos muchas veces. Constantemente estamos ofendiendo a Dios. Y no es solamente una o dos areas donde batallamos: otra versión traduce todos ofendemos en muchas cosas. Osea que el pensamiento de frecuencia incluye el pensamiento de variedad, y vice versa. Tenemos muchas fallas, y las cometemos muy seguido. Todos ofendemos muchas veces.

Y eso basicamente significa que estamos cubiertos con enfermedades espirituales. Justo cuando parece que hay un poquito de progreso en recuperarnos de un malestar espiritual, sale otro. Pero una de las funciones de la palabra de Dios es servir como medicina para nuestras enfermedades espiritual, y en este texto breve creo que encontramos medicina para cinco enfermedades espirituales muy comunes.


Es


I. Una medicina espiritual en contra del orgullo.

Cuando Santiago nos recuerda que todos ofendemos muchas veces debe inmediatemente producir en nosotros una humildad profunda. Consideren la humildad que Santiago mismo demuestra. Aunque era el hermano de Cristo según la carne, aunque tomó el liderazgo en el gran concilio en Jerusalén, sin embargo se incluye a sí mismo en el dicho que ofendemos muchas veces. Hermanos, esta es la actitud correcta para nosotros, pues no es nada más que el reconocimiento de una realidad bastante obvia. Si hemos sentido que estamos bien, que a lo mejor nada más hay una o dos cositas que requieren un poquito de mejorío, hemos sido engañados por nuestra propia vanidad. Se acuerdan del personaje absurdo del fariseo quien se justificaba en la parábola del fariseo y del publicano en Lucas 18. Este hombre, en la presencia de Dios, regocijaba de no ser como los demás y se jactaba de su propia justicia. Pero así de ridículo somos nosotros cuando nuestro pecado nos ciega. Tú y yo no tenemos pretexto para el orgullo, cuando estamos tan llenos de inmundicia. Cada día tracionamos a Dios y manchamos nuestros vestidos. Tomen por ejemplo el problema grave que menciona Santiago, el cuestión de la lengua. A lo mejor has estado controlando tus ojos y tus manos y quizás hasta cierto punto tu corazón. Quizás no has visto, ni hecho, ni siquiera querido maldad. ¿Pero has controlado tu boca? ¿No sabes nada acerca de quejarte, de andar chismeando, de hablar sin saber lo que dices? Todos tus dichos han sido verdaderos y aptos y motivados por amor? No habría tiempo para mencionar todas las formas en que pecamos con nuestras lenguas, pero desde blasfemias y mentiras, bromas sucias y juramentos vanos, hasta callar cuando debereríamos de decir algo, en cuanto a nuestras bocas es cierto que todos ofendemos muchas veces. Pues almenos no agreguemos a estos pecados todavía otro pecado más, de ser orgullosos, de aceptar la necedad y tontería de pensar que a final de cuenta no somos tan malos. La verdad es que nuestras lenguas son un mundo de maldad, y son inflamadas por el infierno. ¿Qué motivo tenemos por orgullo?

El texto también es, en segundo lugar,


II. Una medicina espiritual en contra de sobre-estimar a los demás.

Aveces desarrollamos una devoción excesiva a un maestro particular, o un Cristiano quien admiramos por alguna razón especial, y aveces hasta nos olvidamos que este texto también les incluye a ellos. Sobre el trasfondo de las divisiones que existían en Corinto por el faccionalismo de los congregantes, quienes cada uno escogía su maestro favorito y menospreciaba a los demás, Pablo los recuerda: Así que, ninguno se gloríe en los hombres (1a de Corintios 3:21). Pablo supo la tendencia de nuestros corazones, y vio que era necesario recordarnos que ningún ser humano es digno de que nos gloriemos en él. Eso no es por decir que estamos en contra de las amistades, ni en contra de imitar a los que han avanzado más en su caminar con Dios que nosotros, ni que oponemos que tengamos gran afecto por nuestros maestros, y los que dirigen en la iglesia: claro que no, pues todas esas cosas son buenas. Pero otra vez tenemos que recordar que Santiago se incluyó a sí mismo en este dicho que todos ofendemos muchas veces. Aunque era un gran maestro, no estaba exento. De la misma manera Isaías se consideraba un hombre inmundo de los labios (Isaías 6:5). Entonces mientras el amor cubre una multitud de pecados, y por supuesto nunca intentamos encontrar maneras en que las otras personas están fallando, sí debemos recordar que todos ofendemos muchas veces. En otras palabras, tú tienes que estar preparado para ejercer paciencia y extender perdón a todos los que están en tu alrededor. No debes ser escandalizado ni sorprendido cuando te das cuenta que alguien quien siempre habías admirado está batallando y fallando. Lamentablemente esto es una de las cosas que motiva a la gente de dejar a cierta iglesia cuando no deberían de hacerlo. Habían hecho un ídolo del pastor o de la congregación o denominación, y entonces cuando se les hizo obvío que allí también todos ofenden muchas veces, quedaron tan desilusionados que ya no pudieron seguir. Si piensas que asistes a la única iglesia perfecta, pues entonces cuando se manifiesta el pecado o te desilusionas y ya no puedes soportar con amor a nadie de allí, o quizás hasta peor te auto-engañas para no darte cuenta del pecado, endureces tu conciencia para no enterarte de iniquidad, en vez de oponerlo como debe de ser. Pero Santiago corta la raíz de estos problemas cuando nos advierte que todos ofendemos muchas veces, porque así nos prepara para el momento cuando la iglesia o algún individuo admirado, o algún maestro estimado, falla o nos ofende en algún punto. Tenemos que esperar que cada persona que está en nuestro alrededor de alguna manera fallará (aunque claro, deseamos que no pase y no estamos aguardando para ver cuando fallará), y tenemos que estar listos para reaccionar bien, aún si su falla es algo que nos ofende o nos lastima a nosotros. Y eso nos trae al tercer punto, que este texto es


III. Una medicina espiritual en contra de ser criticones.

Algo que tienen que hacer los líderes de la iglesia, y que de hecho cada cristiano debe de hacer, es exhortar a los otros cristianos. Debemos estar exhortándonos mutuamente (como enseña Hebreos 10:24,25). Y es inevitable, siendo que todos ofendemos muchas veces, que de vez en cuando parte de exhortarnos será amonestarnos, decirnos que estamos mal. Pero el hecho que hay tiempos cuando es nuestra responsabilidad decirle a alguien que está descarriado no es un pretexto para que seamos criticones, para estar buscando motivos para condenar a los demás y siendo demasiado severos con ellos. Como un ejemplo de ese tipo de falla podemos pensar en los amigos de Job, quienes le acusaban de haber hecho mal, y entre más se defendía, más le acusaban, y de cosas cada vez peores. Cuando el libro llega a su final, si se acuerdan, Dios tuvo algunas palabras fuertes para estos amigos criticones. También debemos recordar que los que censuran hipócritamente, quienes condenan lo que ellos mismos practican, son vigorosamente reprendidos por Pablo en Romanos 2:17-24. Como Santiago ya nos dijo, Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia (Santiago 2:13). Pablo nos da el equilibrio correcta de reprender honestamente y tener misericordia cuando nos dice, Hermanos, si alguno fuere tomado en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restaurad al tal con el espíritu de mansedumbre; considerándote á ti mismo, porque tú no seas también tentado. (Gálatas 6:1). A lo mejor es necesario que regañemos: pero no debemos ser severos, y no debemos de tomar gusto en hacerlo: al contrario, tiene que haber un espíritu de mansedumbre y un reconocimiento que nosotros también podemos ser tentados, pues todos ofendemos muchas veces. El comentario de Matthew Henry dice:

Si pensaríamos más en nuestros propios errores y ofensas, seríamos menos dispuestos para juzgar a los demás. Mientras somos severos contra lo que tenemos por ofensivo en otros, no consideramos cuánto hay en nosotros que con razón les ofende a ellos. Los que se auto-justifican comúnmente se auto-engañan. Todos somos culpables ante Dios, y los que quieren triunfar sobre las debilidades y flaquezas de otros, poco piensan en cuántas cosas ellos mismos ofenden. Es más, puede que su comportamiento autoritario y sus lenguas criticonas podrán resultar peor que las fallas que condenan en los demás. Aprendamos a ser severos en juzgarnos a nosotros mismos, pero benevolentes en nuestros juicios acerca de las otras personas.

Si reconoces que tú ofendes muchas veces, te será más difícil ser demasiado severo con las ofensas de tu hermano. En la conciencia que debemos tener de haber sido perdonado muchísimo, debemos estar dispuestos de perdonar generosamente también.

Pero ahora si vamos desde el punto de vista del que amonesta, y nos consideramos como los que son amonestados podemos ver que este texto es, en cuarto lugar,


IV. Una medicina espiritual en contra de la pena excesiva.

Aveces nos sentimos humillados y avergonzados cuando sabemos que las otras personas se han dado cuenta de que somos pecadores. Pero si lo pensaríamos, ¡ellos ya lo sabían! Quizás sentimos que no aguantamos encontrarnos con el marido, o la esposa, un amigo o un familiar. Pero no es una sorpresa cuando resulta que somos pecadores: es lo que somos todos. Claro que deseamos ser un buen ejemplo para todos los que están en nuestro alrededor, y claro que queremos que la gente piense bien de nosotros. También estaríamos muy mal si no sintiéramos verguenza por pecar. Es una de las iniquidades que Jeremías condena: ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza; por tanto, caerán entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová. (Jeremías 6:15). Cometer pecado es algo que es asgueroso y vil, y no queremos ser así. Pero si dejamos que esos deseos de ser buen ejemplo y no ser pecadores dominen demasiado en nuestras mentes, simplemente llegan a ser otra manera en que ofendemos, porque se conviertan en un ídolo: nuestro nombre, la estima en que la gente nos tiene, facilmente se hace un ídolo para nosotros: y este ídolo es un dios muy exigente. Por ejemplo, a veces si alguien ha faltado a la iglesia por motivos inadecuados, le da pena regresar, y ya piensa que mejor no viene. Su pena les ha llevado a más pecado. Y es aquí que nos ayuda reconocer que todos ofendemos muchas veces, porque eso nos enseña a aceptar que todos los que están en nuestro alrededor saben que somos pecadores, y lo verán en algún momento. No tiene que pasar mucho tiempo juntos para que se manifiesta nuestra naturaleza pecaminosa. Entonces así como debemos estar dispuestos ignorar y perdonar ofensas en los demás, y estimarlos apesar de sus fallas, de la misma manera tenemos que estar dispuestos aceptar la misma cortesía y cariño cristiano cuando las otras personas tienen ocasión para ejercerlos hacia nosotros. Aveces la gente se vuelve hasta desesperada porque no aguantan el pensamiento que otra persona se ha enterado de que eran pecadores (aunque no es gran sorpresa); y esta verguenza los puede llevar aún a cometer más pecados, de enojo, de amargura, de engaño, de hipocresía. Podemos ser como Sara: la promesa de Dios le dio risa porque no la creaía: y luego negó que se había reído, aumentando su ofensa (Génesis 18:14,15). Hay una gran diferencia entre eso y la actitud de Pablo quien se reconoció a sí mismo como el primero de los pecadores (1a de Timoteo 1:15). Cuando pecamos, nos sentimos apenados, y luego, porque nos valoramos demasiado a nosotros mismos y nuestros sentimientos, tenemos que inventar algún pretexto para de alguna manera disculparnos por la maldad que hemos hecho (como decir que estabamos muy presionados), y torcemos la verdad. Hermanos, esta no es la manera de tratar con nuestras ofensas en contra de los demás. Somos pecadores, y no ganamos nada por intentar disfrazar esa realidad bastante obvia. Cuando es necesario, pues pidamos perdón y confesemos nuestros pecados honesta y abiertamente. Pero a la vez recordemos que si los demás están pensando biblicamente saben que ofendemos muchas veces y están dispuestos perdonar y restaurar cuando caemos. No agreguemos a nuestra ofensa, el mal de pensar que los demás simplemente están buscando oportunidades para juzgar y menospreciarnos. Parte del amor que no piensa el mal es que lo tomemos por hecho que otras personas no serán criticones o inmaduros en la manera en que tratan con nuestras fallas. Y eso nos lleva, en quinto lugar, a decir que nuestro texto es


V. Una medicina espiritual en contra de la frustración.

Si podemos esperar que los hermanos serán pacientes con nuestras fallas, entonces nosotros tampoco debemos de desesperarnos por tener fallas. Claro, siempre es una angustia cuando pecamos. Es desilusionante y espantoso cuando nos damos cuenta que hemos estado pecando en una manera altiva, y fuimos tan insensibles que ni siqueira nos importó. Supongo que no hay una experiencia más amarga que cualquiera de nosotros pueda tener que ver que apesar de toda la ayuda que hemos recibido, las decisiones que hemos tomado, y lo que hemos expresado con nuestras bocas en contra del pecado, que sin embargo otra vez hemos no solamente fallado sino que nos hemos rebelado en contra de Dios. A lo mejor has estado orando por años que Dios te hiciera honesto, o te ayudara a ser constante en la oración. Pero surge una situación difícil y otra vez has mentido. Llega la noche y te acuestas y te das cuenta que en todo el día no has llevado nada a Dios, no has expresado gratitud y no has hecho ninguna petición. La verdad es que ser un pecador es lo más miserable que hay. Por eso Pablo dice, ¡Miserable de mí! (Romanos 7:24). Esto es nuestra realidad diaria. Bueno, no sirve para nada olvidar que somos pecadores, y ser otra vez sorprendidos y escandalizados y derrotados cuando lo volvemos a aprender. Sabemos que somos pecadores. Todos ofendemos muchas veces. Entonces mientras tenemos que batallar contra cada tentación que nos llega, y mientras tenemos que intentar evitar ocasiones de pecar, también tenemos que tener en mente que estamos en esto para el largo plazo. No ayuda si nos desesperamos cada vez que se comprueba de nuevo que somos pecadores, pues no es posible vivir siempre rebotando de crisis en crisis de esa manera. Todos ofendemos muchas veces, así que oremos constantemente Perdónanos nuestros pecados (Lucas 11:4) y Líbrame de mis errores ocultos (Salmo 19:12). Dios ha determinado que la santificación se completará poco a poco, y lo principal es perseverar. Ese es el peligro de la frustración, que por estar tan desalentados y desesperados, abandonemos el viaje. Una caída de la cual te levantas sigue siendo una caída, pero no terminó la carrera: pero si te desesperas y ya no sigues, pues entonces sí perdiste. No te frustres por las caídas: es natural sentir ese desanimo y angustia, pero no es la manera correcta de tratar con el problema de nuestro pecado.


Cuando hemos vuelto a pecar todavía una vez más, en vez de enfadarnos o desesperarnos, vamos a recordar las palabras de Dios por medio de Jeremías: Dicen: Si alguno dejare a su mujer, y yéndose ésta de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a ella más? ¿No será tal tierra del todo amancillada? Tú, pues, has fornicado con muchos amigos; mas ¡vuélvete a mí! dice Jehová. (Jeremías 3:1) El pecado es adulterio espiritual, y nosotros somos adúlteros espiritual, y no solamente una vez, sino que muchas veces hemos cometido esta traición e infidelidad, hemos tenido muchos amantes. Pero aún así Dios nos invita a regresar. Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestras rebeliones. He aquí nosotros venimos a ti, porque tú eres Jehová nuestro Dios. (Jeremías 3:22). Dios no dice a los hijos rebeldes que se desesperen, no les aconseja que es mejor simplemente ya terminarlo todo en vez de seguir viviendo así. Les dice que regresen, y estos hijos rebeldes responden, He aquí nosotros venimos a ti, porque tú eres Jehová nuestro Dios. Dios ha hecho un pacto de ser nuestro Dios, y aunque muchas veces somos infieles, aunque nuestra conducta no concuerda con el pacto, Dios todavía es nuestro, y nos manda regresar. Y a final de cuentas, Cristo no está ni frustrado ni desanimado: el Espíritu Santo no se ha desesperado de nosotros. Nuestros pecados son muchos, y grandes, y repetidos: pero es Dios quien dice: Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí. (Isaías 44:22).



No debemos fingir que no tenemos pecado: pero tampoco debemos pensar que nuestros pecados son más grandes que la gracia de Dios. La sangre de Jesucristo nos limpia de todos nuestros muchos y frecuentes pecados. (1a de Juan 1:7)


(Este es la traducción de una predicación que di hace unos meses en una iglesia de Estados Unidos.)

Wednesday, October 15, 2008

Juan Brown Explica CMW#10

Juan Brown de Haddington, Ampliación del Catecismo Menor de Westminster


Catecismo Menor de Westminster, P&R10:

P. 10. ¿Cómo creó Dios al hombre?

R. Dios creó al hombre, varon y hembra, según su propia imagen, en ciencia, justicia y santidad, con dominio sobre las criaturas.

Génesis 1:27; Colosenses 3:10; Efesios 4:24; Génesis 1:28.



1. P: ¿Cuál fue la mejor y útima criatura que Dios hizo sobre la tierra?

R: El hombre, quien iba a gobernar a los demás.

Génesis 1:26; Mateo 16:26


2. P: ¿Dios por qué demoró la creación del hombre hasta que todas las otras cosas fueron creadas?

R: Para que el hombre pudiera ser traído al mundo como a una habitación bien amuebleda.


3. P: ¿Qué solemnidad extraordinaria usó Dios en hacer al hombre?

R: Un concilio de las personas divinas ocurrió para ese propósito.

Génesis 1:26


4. P: ¿Por qué se usó esta solemnidad en hacer al hombre?

R: Porque solamente él iba a llevar la imagen de Dios, y ser el diputado de Dios sobre la tierra; y en su naturaleza Dios el Hijo iba a aparecer.

Génesis 1:26,28; Isaías 7:14


5. P: ¿En cuáles sexos creó Dios al hombre?

R: Dios hizo al hombre macho y hembra.

Génesis 1:27


6. P: ¿El hombre por qué fue hecho así?

R: Por la propagación de la humanidad, y para su servicialidad mutua.

Génesis 2


7. P: ¿De qué partes consiste la naturaleza del hombre?

R: De dos, un cuerpo y un alma.

Eclesiastés 12:7


8. P: ¿En qué difieren un cuerpo y un alma?

R: Un cuerpo es usa sustancia irreflexiva, que puede ser vista, palpada y dividida en partes; pero un alma es una sustancia pensante, que no puede ser vista, palpada, dividida, ni puede morir.


9. P: ¿De qué fue creado el cuerpo del varón?

R: Del polvo de la tierra; para enseñarnos a ser humildes y estar concientes de la muerte.

Génesis 2:7; Génesis 3:19


10. P: ¿De qué fue creado el cuerpo de la mujer?

R: De una costilla tomada del varón; para enseñarnos el gran amor e igualdad cercana que deben tener lugar entre personas casadas.

Génesis 2:22,24


11. P: ¿De qué fueron hechas sus almas?

R: De nada; Dios las sopló en sus cuerpos.

Génesis 2:7


12. P: ¿Eso qué nos enseña?

R: Que tan facilmente Dios crea, y que con la misma facilidad puede reclamar nuestras almas por la muerte.

Zacarías 12:1


13. P: ¿En qué difiere el alma de un hombre del alma de una bestia?

R: Las bestias estrictamente no tienen alma, y su espíritu fallece con la muerte; pero el alma del hombre puede subsistir cuando separado del cuerpo, y vive para siempre.


14. P: ¿Cómo compruebas que el alma del hombre vive para siempre?

R: Cristo pagó un precio infinito como su rescate; al alma es hecha la promesa de vida eterna, o amenaza de muerte eterna; no puede ser matada con el cuerpo, pero en la muerte vuelve a Dios.

Mateo 10:28; Eclesiastés 12:7, etc.


15. P: ¿Esto qué nos enseña?

R: Ser mucho más cuidadodos por nuestras almas que por nuestros cuerpos.

Mateo16:26


16. P: ¿Dios como nuestro Creador cómo es denominado en la escritura?

R: El Alfarero, y el Padre de los espíritus.


17. P: ¿Por qué es llamado el Alfarero? (Isaías 44:8)

R: Porque él forma nuestros cuerpos del barro, y puede disponer de nosotros como quiere.

Jeremías 18:6


18. P: ¿Por qué es llamado Padre de los espíritus? (Hebreos 12:9)

R: Porque él crea a los ángeles y a las almas de los hombres.


19. P: ¿Dios cómo llamó al primer varón y la primera mujer cuando los había creado?

R: Adán; que significa o tierra roja, o hermoso, o unidos en amor.


20. P: ¿Dios por qué les llamó por este nombre?

R: Para que pudieran continuamente recordar su origen bajo, su relación cercana y amor del uno por el otro; y su deber a Dios, de demostrarse la belleza de este mundo inferior.

Génesis 2:7,22


21. P: ¿Cómo eran la belleza de este mundo inferior?

R: En ellos la belleza de la creación celeste y terrestre, un cuerpo sumamente elegante y un espíritu racional, fueron unidos en una persona.

Génesis 1:27; Génesis 2:7


22. P: ¿A la imagen de quién fue creado el hombre?

R: Según la imagen de Dios.

Génesis 1:27


23. P: ¿Fue el cuerpo o el alma del hombre que fue creado a la imagen de Dios?

R: Su alma.

Colosenses 3:10


24. P: ¿Cómo compruebas que propiamente dicho su cuerpo no fue creado a la imagen de Dios?

R: Porque Dios no tiene cuerpo, sino que espíritu purísimo.

Juan 11:24


25. P: ¿El alma del hombre en qué fue hecha semejante a Dios?

R: En su sustancia y sus cualidades.


26. P: ¿El alma del hombre cómo fue hecha semejante a Dios en su sustancia?

R: En ciencia, justicia, y santidad.


27. P: ¿Qué ciencia tuvo el hombre al ser creado?

R: Un conocimiento tan perfecto de Dios, su voluntad, y sus obras, que lo dejaba felíz y perfectamente capacitado para su deber.

Génesis 3:22; Eclesiastés 7:29


28. P: ¿Qué justicia tuvo el hombre al ser creado?

R: Era dulcemente dispuesto y perfectamente capaz de rendir a Dios y a los demás, lo que les correspondía.


29. P: ¿Qué santidad tuvo el hombre al ser creado?

R: Estaba perfectamente libre del pecado, y amaba y deleitaba en la santidad, adoración y servicio de Dios.

Eclesiastés 7:29


30. P: ¿Qué fluía de la semejanza de Adán a Dios en ciencia,justicia, y santidad?

R: Una semejanza a Dios en honra y felicidad.


31. P: ¿El hombre cómo era como Dios en honra?

R: Como el diputado de Dios tenía dominio sobre las criaturas.

Salmo 8:6


32. P: ¿Sobre cuáles criaturas tuvo dominio el hombre?

R: Solamente sobre las criaturas sobre la tierra, como los peces, las aves, los animales, los animes que se arrastran, etc.

Génesis 1:28; Salmo 8:6-8


33. P: ¿Qué felicidad tuvo el hombre al ser creado?

R: Estaba libre de toda tristeza y de la muerte, y tenía comunión dulce con Dios, como su padre y amigo.


34. P: ¿Dónde fue puesto el hombre al ser creado?

R: En el huerto placentero de Edén, que Dios había plantado.

Génesis 2


35. P: ¿Por qué puso al hombre allí?

R: Para aumentar su felicidad terrestre y para que lo labrara y guardara.


36. P: ¿Entonces Dios no lo permitió ser ocioso?

R: No; todo ocio es del diablo.

1a de Timoteo 5:13


37. P: ¿Entonces el labor del hombre le era trabajoso?

R: No; no le fatigaba, pero era su placer y felicidad, como veía a y gozaba de Dios en todo.


38. P: ¿Qué influencia debe tener sobre nosotros ahora la vista de ese estado santo y felíz?

R: Debe hacernos clamar con tristeza, Ay de nosotros que hemos pecado.

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Tuesday, October 14, 2008

Juan Brown Explica CMW#9

Juan Brown de Haddington, Ampliación del Catecismo Menor de Westminster

Catecismo Menor de Westminster, P&R9:

P. 9. ¿Qué es la obra de creación?

R. La obra de creación consiste en el haber hecho Dios todas las cosas de la nada, por su palabra poderosa, en el espacio de seis días, y todas muy buenas.

Génesis 1:1; Hebreos 11:3; Salmo 33:9; Génesis 1:31.



1. P: ¿Dios en qué comenzó la ejecución de sus decretos?

R: En la creación del mundo.

Génesis 1


2. P: ¿Dios cuándo creó todas las cosas?

R: Al principio del tiempo.

Génesis 1:1


3. P: ¿No había materia, ni cualquiera cosa más que Dios, antes de la creación?

R: No.

Hebreos 11:3


4. P: ¿Cómo compruebas que el mundo tuvo un comienzo?

R: La razón lo demuestra, y la escritura lo afirma.

Génesis 1


5. P: ¿Como compruebas de la razón que el mundo no ha existido desde la eternidad?

R: Porque es finito y cambiable; la historia solamente alcanza unos cuantos miles de años para atrás; artes, ciencias, y muchos otros descubrimientos son muy recientes, etc.


6. P: ¿El mundo por qué no podría entrado en existenca por pura casualidad?

R: Porque la casualidad, siendo la mera falta de designio (o nada) no puede producir nada.


7. P: ¿Las criaturas por qué no podrían hacerse a sí mismas?

R: Porque lo que causa algo tiene que antecederlo.


8. P: ¿Entonces quién es el único Creador de todas las cosas?

R: Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Salmo 33:6


9. P: ¿Cómo compruebas que ninguna criatura ayudó ni podía ayudar a Dios en la obra de la creación?

R: Porque como hay una distancia infinita entre ser y nada, la obra de creación requiere poder infinito, que ninguna criatura puede tener.


10. P: ¿Qué significa que Dios creó todas las cosas?

R: Que las hizo de la nada.

Génesis 1:1


11. P: ¿Qué tipos distintos de creación hay?

R: Dos: creación de la mera nada, y creación de materia inapta.

Génesis 1:1-31


12. P: ¿Qué fue creado sin medios {o inmediatamente-RZ} de la mera nada?

R: El cielo, la tierra, la luz, los ángeles y las almas de los hombres.


13. P: ¿Qué fue creado de materia inapta?

R: Los peces, las aves, los animales, el cuerpo del hombre, etc.


14. P: ¿De qué fueron hechos los peces y las aves?

R: De las aguas.

Génesis 1:20


15. P: ¿De qué fueron hechos los animales del campo y los animales que se arrastran?

R: De tierra.

Génesis 1:24


16. P: ¿En qué espacio de tiempo creó Dios todas las cosas?

R: En el espacio de seis días.

Exodo 20:11


17. P: ¿Dios no pudo haber creado todo en un instante?

R: Sí: no hay nada difícil para el Señor.

{Génesis 18:14}


18. P: ¿Entonces por qué ocupó seis días en la obra de creación?

R: Para que pudieramos ver mejor el orden sabio de su creación; y para que le pudiéramos imitar en trabajar seis días y descansar en el séptimo.

Exodo 20:9-11


19. P: ¿Qué fue la obra de Dios en el primer día?

R: Hizo los cielos, la tierra, la luz, y probablemente también los ángeles.

Génesis 1:1-3


20. P: ¿Cómo parece probable que los ángeles fueron creados en el primer día?

R: Porque es dicho que regocijaban cuando Dios puso la piedra angular de la tierra.

Job 38:6,7


21. P: ¿Qué tipo de criaturas son los ángeles?

R: Espíritus que tienen gran sabiduría y poder.


22. P: ¿Para qué sirven los ángeles?

R: Para atender a Dios en el cielo, proteger a su pueblo aquí en la tierra, y destruir sus enemigos.

Mateo 18:10; Salmo 34:7; Salmo 35:5,6


23. P: ¿En qué estado fueron creados los ángeles?

R: En un estado de suma santidad y felicidad.

2a Peter 2:4


24. P: ¿Todos permanecieron en ese estado?

R: No; muchos de ellos pecaron y llegaron a ser diablos.

Judas 6


25. P: ¿Qué hizo Dios en el segundo día?

R: Hizo el aire y el firmamento.

Génesis 1:6


26. P: ¿Qué hizo Dios en el tercer día?

R: Separó las aguas de la tierra, e hizo las hierbas, pasto y los árboles.

Génesis 1:9,11


27. P: ¿Qué hizo Dios en el cuarto día?

R: Hizo al sol, la luna y las estrellas, y les ordenó sus movimientos y función.

Génesis 1:14


28. P: ¿Qué hizo Dios en el quinto día?

R: Hizo a los peces y las aves.

Génesis 1:20


29. P: ¿Qué hizo Dios en el sexto día?

R: Hizo a los animales, animales que se arrastran, y al hombre.

Génesis 1:25,26


30. P: ¿Con qué fin hizo Dios todas las cosas?

R: Para la gloria de sus propias perfecciones.

Proverbios 16:4


31. P: ¿Cuáles perfecciones de Dios fueron especialmente glorificados en la creación?

R: Su eternidad, independencia, sabiduría, poder, santidad, bondad, etc.

Salmo 104:24


32. P: ¿La eternidad de Dios cómo fue manifestada en la creación?

R: Que el hizo todas las cosas demostró que él era antes que todas ellas.

Juan 1:1,2; Salmo 102:25,27


33. P: ¿La independencia de Dios cómo fue manifestada en la creación?

R: Que el dio ser a todas las cosas demuestra que todas dependen de él; y que él es auto-suficiente y no depende de nada.

Romanos 11:36


34. P: ¿Dios con qué hizo todas las cosas?

R: Por la palabra de su poder.

Génesis 1:3,6, etc.


35. P: ¿Qué fue esa palabra?

R: SEAN.


36. P: ¿Dios en qué condición hizo a todas las cosas?

R: Las hizo todas buenas en gran manera; esto es, eran perfectas en su tipo, y aptas para los fines por los cuales fueron hechas.

Génesis 1:31


37. P: ¿Entonces cómo es que ahora hay muchas cosas muy dañinas?

R: El pecado las ha hecho dañinas.

Lamentaciones 3:33,39


38. P: ¿El pecado cómo ha hecho dañinas a criaturas irracionales?

R: El pecado ha hecho al hombre un rebelde en contra de Dios; y entonces Dios ha hecha que varias criaturas le lastimen a él o a lo suyo.

Deuteronomio 28:15,68


39. P: ¿Qué mal es que se dice que Dios crea?

R: El mal del castigo, pero no el mal del pecado.


40. P: ¿Quién creó al pecado?

R: No puede ser creado, porque no tiene ser; pero el diablo lo introdujo en el mundo.


41. P: ¿Qué hizo Dios en el séptimo día?

R: En ese día reposó de toda su obra.

Génesis 2:2


42. P: ¿Dios estaba cansado por trabajar por seis días?

R: No; no desfallece, ni se fatiga con cansancio.

Isaías 40:28


43. P: ¿Entonces que significa su descansar?

R: Su cesar de la obra de creación y gozar en ella.

Génesis 2:1,2


44. P: ¿Dios no ha creado nada desde los primeros seis días?

R: Aunque todavía crea directamente {o inmediatamente-RZ} a las almas de los infantes, no ha hecho ninguna nueva especia de criatura.*


45. P: ¿Qué podemos aprender de la creación?

R: Humillarnos ante Dios, y confiar en su poder.



*Aquí Juan Brown toma la posición creacionista acerca del orígen del alma humano, esto es, que Dios hace una obra estrictamente creativa, en crear de la nada un alma humano cada vez que un bebé es concebido. Historicamente ha habido discusión entre teólogos, con muchos adoptando esta posición y muchos otros adoptando la posición traducianista. Estos últimos afirman que Dios descansó de toda obra de creación, y que entonces la manera en que se produce el alma de cada bebé está en alguna manera ligada con la concepción. Los dos lados creen tener apoyo bíblico (los creacionistas mencionan, entre otros versículos, Hebreos 12:9, mientras los traducianistas ocupan Hebreos 7:9,10 y otros varios textos), y dicen que su posición harmoniza mejor con el resto de su teología. Los dos también acusan a los del otro lado de no entender las malas consecuencias de su posición. Para dar solamente un ejemplo, según los creacionistas el traducianista hace del alma algo material, pero el traducianista responde que el creacionista no puede explicar la transmisión del pecado original de una manera que deje a Dios libre de toda injusticia.

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Sunday, October 12, 2008

Juan Brown Explica CMW#8

Juan Brown de Haddington, Ampliación del Catecismo Menor de Westminster

Catecismo Menor de Westminster, P&R8:
P. 8. ¿Cómo ejecuta Dios sus decretos?
R. Dios ejecuta sus decretos en las obras de creación y de providencia.
Apocalipsis 4:6-11; Daniel 4:35; Isaías 40:26.


1. P: ¿Qué quieres decir que Dios ejecuta sus decretos?
R: Que él hace lo que había propuesto en el decreto.

2. P: ¿Dios cuándo ejecuta sus decretos?
R: Comienza su ejecución en el tiempo, y la continúa por toda la eternidad.
Génesis 1; Mateo 25:46

3. P: ¿Dios ejecuta sus decretos plenamente?
R: Sí; hace todas las cosas según el designio de su voluntad.
Efesios 1:11

4. P: ¿En qué son ejecutados los decretos de Dios?
R: En las obras de creación y de providencia.

5. P: ¿A cuál de éstas pertenece la obra de la redención?
R: A la providencia, como parte principal de ella.

6. P: ¿En qué difieren la creación y la providencia?
R: En la creación Dios da existencia a criaturas y trabaja sin medios; in la providencia sostiene y dirige sus criaturas, y ordinariamente trabaja por medios.

7. P: ¿La ejecución del decreto de Dios puede ser impedida?
R: No; los intentos frecuentes de diablos y hombres de impedirlo, son hechos medios de realizarlo.
Salmo 76:10

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Saturday, October 11, 2008

Juan Brown Explica CMW#7

Juan Brown de Haddington, Ampliación del Catecismo Menor de Westminster


Catecismo Menor de Westminster, P&R7:

P. 7. ¿Qué son los decretos de Dios?

R. Los decretos de Dios son su propósito eterno, según el consejo de su propia voluntad, en virtud del cual ha preordenado, para su propia gloría, todo lo que sucede.

Romanos 11:36; Efesios 1:11,12 Hechos 2:23.



1. P: ¿Qué son esos actos de Dios que debemos conocer y creer?

R: Se decreto, y la ejecución de él.


2. P: ¿Estos en qué difieren?

R: Su decreto es su agencia en sí mismo, antes del tiempo; pero la ejecución del decreto es su trabajo fuera de sí mismo, comenzado en el tiempo.


3. P: ¿Qué es un decreto?

R: Preordenar qué, y en qué manera, sucederá.


4. P: ¿Dios qué ha decretado y preordenado?

R: Todas las cosas que suceden.

Hechos 15:18


5. P: ¿Dios cuándo decretó todas las cosas?

R: Desde toda la eternidad.

Hechos 15:18; Efesios 1:4


6. P: ¿Dios de acuerdo con qué regla decretó todas las cosas?

R: De acuerdo al designio de su propia voluntad.


7. P: ¿Dios con qué fin ha decretado todas las cosas?

R: Por su propia gloria, y el bien de su pueblo.


8. P: ¿Los decretos de Dios son uno o muchos?

R: El acto decretivo de Dios es uno, pero las cosas decretadas son muchas.


9. P: ¿El decreto de Dios cómo es llamado en la escritura?

R: Designio, propósito, constitución o determinación.


10. P: ¿Por qué es llamado designio?

R: No como si Dios tuviera que deliberar, sino por la gran sabiduría que está en el.

Romanos 11:33,34; Efesios 1:11


11. P: ¿El decreto por qué es llamado un propósito?

R: Porque Dios está plenamente resuelto a ejecutarlo.

Romanos 9:11; Efesios 3:11; 2a de Timoteo 1:9 [yo agregué estas citas, no vienen de Juan Brown]


12. P: ¿Por qué es llamado constitución o determinación?

R: Porque es establecido por la autoridad más alta.


13. P: ¿Qué son las propiedades de los decretos de Dios?

R: Son eternos, santos, sabios, absolutos e incambiables.


14. P: ¿Cómo compruebas que los decretos de Dios son eternos?

R: El decreto de nuestra salvación fue desde antes de la fundación del mundo; todas las obras de Dios ya le fueron conocidos, y están conectadas con nuestra salvación.

Efesios 1:4


15. P: ¿Cómo compruebas que los decretos de Dios son sabios y santos?

R: Porque el Dios santo y sabio es su autor; y la santidad y sabiduría brillan en su ejecución.

Mark 7:37; Salmo 145:17


16. P: ¿A qué te refieres diciendo que los decretos de Dios son absolutos?

R: Que son establecidos por la voluntad de Dios, sin cualquier dependencia de la criatura.

Isaías 55:9


17. P: ¿Cómo compruebas que los decretos de Dios son absolutos?

R: Porque Dios no puede si no conocer de antemano todos los eventos, no puede faltar poder para ejecutar sus designios; ni puede someter su propia voluntad a una dependencia sobre la criatura.


18. P: ¿Aunque el acto decretivo no dependa de nada hecho por las criaturas, sin embargo en el decreto no ha Dios fijado una dependencia inseparable del fin sobre los medios en la ejecución de los decretos?

R: Sí; el a la vez de tal manera fijó el fin y los medios de obtenerlo, que si los hombres ignoran los medios tiene que fallar a llegar al fin.

Hechos 27:24,31; Marcos 16:16; Juan 3:36


19. P: ¿Debemos entonces ser tan diligentes en usar los medios de la felicidad para nuestras almas y cuerpos como si no hubiera decreto?

R: Sí.

Deuteronomio 29:29; Filipenses 2:12,13


20. P: ¿A qué te refieres diciendo que el decreto de Dios es incambiable?

R: Que nada puede ocurrir, sea en cuanto a medios o a l fin, en otra manera de lo que Dios ha fijado en su decreto.


21. P: ¿Cómo compruebas que el decreto de Dios es incambiable?

R: Porque Dios mismo es incambiable; y él ha dicho que su consejo permanecerá.

Isaías 46:10; Salmo 33:9,11


22. P: ¿Esto no viola la voluntad de las criaturas y les causa actuar contraria a ella?

R: No; el decreto es tan sabiamente puesto que no puede ser frustrado, y de tal manera que libertad completa es permitida a la voluntad de la criatura, como si no hubiera decreto.

Hechos 27:27,28; Juan 6:37,44,45


23. P: ¿Los eventos más casuales, y el término exacto de la vida de cada hombre, son decretados inmutablemente?

R: Sí.


24. P: ¿Cómo compruebas eso?

R: Porque tales eventos han sido muchas veces predichos; y los días del hombre, y el número de sus meses, son determinados por Dios, y sus límites puestos que no puede sobrepasar.

1a de Reyes 22:34; Job 14:5


25. P: ¿Entonces cómo se dice que Dios acorta la vida de los hombres?

R: No por quitarles antes del tiempo determinado, pero por cortarles antes de lo que la constitución de sus cuerpos parecía indicar.

Salmo 55:23


26. P: ¿Dios no agregó a la vida de Ezequías después de que el tiempo determinado de su muerte había llegado?

R: No; solamente agrego quince años a su vida después de que fue afligido con una enfermedad que amenzaba muerte súbita.

Isaías 38


27. P: ¿Los decretos de Dios cómo pueden ser distinguidos con respecto a sus a sus objetos?

R: En común y especial.


28. P: ¿Qué es el decreto común de Dios?

R: Ese que extiende igualmente a todas las cosas.

Efesios 1:11


29. P: ¿Dios qué decreto acerca de las criaturas mismas?

R: Crear, mantener, y gobernarlos.


30. P: ¿Qué decretó acerca de la sustancia y virtud de acciones?

R: Efectuar la sustancia y su virtud.


31. P: ¿Qué decretó acerca de la pecaminosiad de acciones?

R: Permitir, limitar y sobreregirlo para su propia gloria.

Hechos 4:17,28; Hechos 14:16


32. P: ¿Qué es la predestinación, o el decreto grande y especial de Dios?

R: Es el decreto que inalterablemente fija el estado eterno de ángeles y hombres, y los medios de ello.

Romanos 9:22,23; 1a de Timoteo 5:21


33. P: ¿Si el estado eterno de cada hombre y ángel es inalterablemente fijado, qué necesidad tenemos de orar, leer, escuchar, etc., para asegurar nuestra felicidad eterna?

R: Porque el uso correcto de estos medios es la manera decretada de recibir a Cristo, en quien obtenemos felicidad; así como comer y beber son los medios necesarios para que vivamos una vida natural.


34. P: ¿Qué son las dos ramas de la predestinación?

R: Elección y reprobación.

Romanos 9:22,23


35. P: ¿Qué es la elección de los ángeles?

R: El decreto de Dios de continuar y establecer tales ángeles particulares en santidad y felicidad eterna.

1a de Timoteo 5:21


36. P: ¿Qué es la elección divina de los hombres?

R: Su escoger de ciertas personas de entre el resto de la humanidad, y darles a Cristo para ser redimidos de la ira.

1a de Tesalonicenses 5:9


37. P: ¿Quienes son los elegidos de la humanidad?

R: Esos quienes fueren escogidos por Dios desde la eternidad para la vida eterna.

1a de Tesalonicenses 1:4; 1a de Tesalonicenses 5:9; 2a de Tesalonicenses 2:13


38. P: ¿Con qué fin fueron escogidos?

R: Para la alabanza de la gloria de la gracia gratuita de Dios.

Romanos 9:23


39. P: ¿Qué razón o motivo hizo que Dios escogiera a alguno?

R: Su propio amor gratuito.

Deuteronomio 7:7,8; Efesios 1:4-7


40. P: ¿Qué hizo que escogiera a ciertos en vez de otros?

R: Su mero beneplácito {complacencia; porque quiso}.

Exodo 33:19


41. P: ¿Cómo compruebas que no fueron elegidos a base de su fe y santidad prevista?

R: Porque no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia; y la fe y la santidad son los frutos de la elección, y así no pueden ser la causa por la cual Dios nos escogió.

Romanos 9:16; 2a de Tesalonicenses 2:13


42. P: ¿Cristo como Mediador es la causa de la elección, o del amor electivo?

R: No; el Padre mismo nos amó.


43. P: ¿Qué relación, entonces, tiene Cristo con nuestra elección?

R: Es la cabeza de ella, en quien somos escogidos, y el gran medio de lograr ese propósito.

Efesios 1:4


44. P: ¿Cómo compruebas que los hombres son elegidos?

R: La escritura habla de algunos como vasos de misericordiapreparados de antemano para gloria, ordenados y escogidos para la salvación.

Romanos 9:23


45. P: ¿Cómo compruebas que personas particulares son elegidos?

R: Porque de otra manera Cristo como cabeza podría haber sido para siempre sin miembros.

Romanos 9:13,23


46. P: ¿Cómo debemos de aprovechar del decreto de la elección?

R: En animarnos para creer en la soberanía del amor de Dios, e intentar tener nuestra elección evidenciada por nuestro llamamiento eficaz y santificación.


47. P: ¿Qué es la reprobación?

R: Es el decreto de Dios de permitir los ángeles y hombres no elegidos a caer en, y continuar en, el pecado, y castigarles por lo mismo.


48. P: ¿El pecado es la causa de la reprobación?

R: El pecado es la causa de la condenación; pero la voluntad soberana de Dios es la causa de la reprobación.

Romanos 9:11-23


49. P: ¿Dios no es parcial en ordernar algunos para ira, y otros para felicidad?

R: No; porque aunque da a los elegidos lo que no merecen, sin embargo no impone nada sobre los reprobados sino lo que bien merecen.


50. P: ¿La reprobación obliga a alguno a pecar?

R: No; el pecado es totalmente la decisión voluntaria de la criatura.

Santiago 1:13


51. P: ¿Qué fin tiene la reprobación?

R: La gloria de la soberanía y justicia y Dios?

Romanos 9:22


52. P: ¿Cómo debemos aprovechar de este temible decreto de reprobación?

R: En huir a Cristo con toda velocidad, para poder ver que no estamos incluídos en el.

Isaías 55:1-3

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About me

  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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