Tuesday, March 30, 2010

Hebreos 3, Nota Adicional 2

Según el v.13 cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de exhortar a nuestros hermanos. Ahora, si todos estamos haciendo esto, obviamente cada uno no solamente va a dar, sino también recibir, exhortación. Para cumplir con este requisito vamos a necesitar:
  • Amor para los hermanos. Si no los queremos, no nos va a importar si perseveran o no.
  • Humildad. Cuando la gente nos exhorta si nos molestamos o no valoramos adecuadamente el amor que ellos tienen para nosotros es muy probable que los vamos a desanimar por nuestra reacción a su exhortación. Lo primero que debemos hacer al ser animados, instruidos, o hasta corregidos por algún hermano es darle sinceramente las gracias por tener ese cuidado para nuestros bien: aún si se equivoca, es una muestra de amor.
  • Sabiduría. Vamos a tener que saber la manera adecuada de exhortar a nuestros hermanos sin ser presumidos ni metiches.
Pero no debemos desanimarnos porque esto es difícil. Más bien debemos regocijar, porque Dios nos ha dado el alto privilegio de ser instrumentos en la salvación de nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Y ¿no es un asunto de gran gozo que podemos ser útiles en el servicio de Dios?

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Sunday, March 28, 2010

Hebreos 3, Pregunta 16

16. ¿Cuál es el engaño del pecado que nos podría endurecer mencionada en el v.13?
Que el pecado es engañoso se establece por muchos dichos de la escritura, además de éste, pero baste con notar que el pecado primero entró al mundo por el pecado. Eva da testimonio que la serpiente me engañó, y comí (Génesis 3:13, y lo confirma Pablo en 2a de Corintios 11:3). Aunque a lo mejor no sea una regla universal (1a de Timoteo 2:14), como regla general me parece muy sabia el dicho del teólogo inglés John Owen: "Aún ese primer pecado comenzó en engaño, y hasta que la mente fue engañada, el alma estuvo a salvo."
Para ver como el pecado engaña, podemos considerar esa primera tentación, cuando la serpiente habló con nuestra madre Eva. Ese relato se encuentra en Génesis 3:1-6.
Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeráis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.

Notamos sencillamente el hecho que la serpiente toma algo naturalmente placentero (el fruto del árbol era bueno para comer y agradable a los ojos), alaba o exagera sus beneficios (que la haría como Dios), niega la maldad de hacerlo (al decir que Dios sabía que no moriría sino que serían abiertos sus ojos parece sugerir o que Dios dio ese mandamiento por envidia o que no lo dio con la intención de que fuera obedecida, sino como prueba de su inteligencia o algo parecido) y suprime consideración de las consecuencias (la dijo que no moriría). Dicho así la tentación parece algo débil, y el engaño no muy astuto, pero lamentablemente esas mismas estratagemas funcionas una y otra vez en nuestras vidas. De lo bueno y lo placentero que la creación ofrece en abundancia, se nos presenta algún objeto que por nuestro carácter, nuestras circunstancias, y nuestro humor en el momento tiene un encanto especial, y se nos presenta como algo de suma importancia. A la vez, consideraciones de su maldad son suprimidas: el adúltero refleja que se merece esto porque su esposa no le ha tratado bien, el borracho se promete que es la última vez, el ladrón piensa en su necesidad económica, y todos evitan pensar en el Santo Dios ante cuyos ojos están sus caminos y quien considera todas sus veredas (Proverbios 5:21). Si todavía queda algún temor al castigo del pecado, el pensamiento que nadie sabrá, o que nadie lo tomará en cuenta muchas veces basta. Allí en breve, pues, vemos las mentiras que nos cuenta el diablo, vemos el engaño del pecado: que algo placentero pero por alguna circunstancia inaccessible es necesario o de sumo valor; que no es malo; que no habrá consecuencias. A estas mentiras tenemos que responder con la palabra de Dios, que explica nuestro deber y nos dice cuándo y bajo cuáles condiciones podemos o no tener algo deseable (por ejemplo, Efesios 5:18); que demuestra la maldad del pecado en ofender a Dios (Salmo 41:4); y que denuncia en términos severos el tremendo castigo que trae (Romanos 6:23).
Tenemos que estar en alerta, velar y orar (Marcos 14:38), para no entrar en tentación, para poder penetrar el engaño del pecado, y verlo por lo que realmente es: rebelión, traición, inmundicia; la cosa más vil y más asquerosa y más ofensiva que hay. Y es que, como dice el versículo, este engaño del pecado sirve para endurecernos: una vez que nos mete sus garras no nos suelta, y nos vamos volviendo más y más dormidos y menos sensibles. Consideren cómo el engaño del pecado endureció a David. En un momento de su vida, le turba su corazón por cortar la orilla del manto del rey Saúl, quien en ese entonces le buscaba para matarlo (1a de Samuel 24:1-6). Tenía una conciencia activa, que no le permitía alzar su mano contra el ungido de Jehová, ni en un punto mínimo como ese, y eso aunque esa misma persona le había perseguido sin causa. Pero en otro momento de su vida, comete adulterio con la mujer de uno de sus soldados, intenta cubrir el efecto de su pecado con engaño y cuando eso no funciona, da ordenes que aseguran la muerte del soldado cuya esposa había tomado, y permanece sin arrepentimiento por varios meses (2a de Samuel 11). Es un cambio enorme operado en David por el engaño del pecado. Vemos, pues, que el pecado es engañoso, y nos endurece para que sigamos de pecado en pecado, nunca reflexionando, nunca pensando en nuestro peligro, o en la deshonra que hemos traído al nombre de Dios. ¡Con cuánta razón, entonces, nos manda Hebreos estar en alerta contra este enemigo, y exhortarnos los unos a los otros cada día para que el pecado no nos endurezca por su engaño!

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About me

  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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