Thursday, December 31, 2009

¿Quién es Señor?

El tema de la libertad cristiana es extenso, importante, y complicado. No me es posible hablar de todo lo que involucra en este momento. Pero quisiera dar una sugerencia en cuanto al punto de partida para el pensamiento acerca de la libertad cristiana.

La Confesión de Fe de Westminster nos deja una declaración clara del punto fundamental en cuanto a la libertad cristiana (XX.2):
Solo Dios es el Señor de la conciencia, y la ha dejado libre de los mandamientos y doctrinas de los hombres, las cuales son en alguna manera contrarias a su Palabra, o está al lado de ella en asuntos de fe o de adoración.
Cuando Lutero dijo que su conciencia estaba cautiva a la palabra de Dios estaba afirmando un punto de importancia crítica para esta doctrina; pues según el dictamen conocido del Señor Jesús, Ninguno puede servir a dos señores (Mateo 6:24). Si mi conciencia está cautiva a Dios, a su voluntad revelada en su palabra, por consecuente no puede ser siervo de otro. El punto es sencillo: los esclavos de Cristo no pueden ser los siervos de ningún otro.

Confesar que Jesús es el Señor, tomar a Dios como nuestro Dios, incluye reconocer su autoridad: su derecho de determinar lo que es para nosotros el bien y el mal. No exigimos que Dios se conforme a nuestras ideas, sino que nos subyugamos bajo él - incluyendo nuestras conciencias, nuestro pensar acerca de lo que la justicia, la bondad, la maldad, el pecado, la santidad, y en breve, toda cuestión moral. Pero si es Señor, tiene que ser el único señor, la única autoridad que reconocemos. Y eso signfica que en la medida que nuestras conciencias son atadas por mandamientos de hombres y tradiciones humanas, o por doctrinas de demonios, estamos negando en nuestra práctica nuestra confesión que Jesús es el Señor - porque si mi conciencia está cautiva a la palabra de Dios es inevitable que esté libre de cualquier otra regla. Claro, aquí como en todo, no hemos llegado a la perfección: pero no hay duda de la meta. Para que obedezcamos a Dios en nuestros pensamientos, nuestros corazones, nuestras conciencias, es necesario que él sea el único legislador. En breve, la libertad cristiana está basada en el primer mandamiento, porque el que determina nuestro bien, el que rige nuestras conciencias, es nuestro Dios. Y aunque Dios ha dado autoridades secundarios (como lo aclara el quinto mandamiento), los obedecemos porque Dios lo ha mandado, no porque ellos mismos amarran la conciencia.

¡Qué Dios nos done esta obediencia profunda a su palabra, que solamente él sea Señor de nuestras conciencias!

About me

  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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