Monday, July 16, 2007

Hebreos 2, Undécima Pregunta

El v.10 llama a Dios “aquel por cuya causa quien son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten” ¿Qué aprendemos de estos títulos para Dios?

El v.10 hace mucho más que simplemente dar estos títulos a Dios. Las dos preguntas que siguen desarrollan una parte de esto, entonces por el momento vamos a limitarnos a lo que esta pregunta requiere, y un punto adicional. En primer lugar, entonces, respondamos a la pregunta.


Por esta frase somos recordados que Dios es el Creador y Sustentor del universo. El universo existe porque Dios quizo; sigue en pie porque Dios quiere (Apocalipsis 4:11). Pero esto también sugiere otra verdad que se enseña en otras partes de la Escritura. Es decir, como el universo existe solamente por la voluntad de Dios, también existe para Dios. Lo podemos aplicar de esta forma. Yo existo por la voluntad de Dios. Entonces si no hago la voluntad de Dios en este vida, no he cumplido mi propósito. Mi vida ha sido un desperdicio, algo inútil. Si yo no vivo para Dios, mi vida es (desde mi perspectiva) sin sentido. Osea que puedes buscar y obtener lo que quieras: puedes ser millionario, con una familia bonita, viviendo con paz y tranquilidad, pero con bastante adrenalina cuando lo quieres. Puedes ser famoso y ser reconocido como alguien que ha contribuído al desarrollo de la raza humana: si no vives para Dios, nada de esto te sirve, nada de esto justifica tu existencia.


Ahora esta enseñanza, que como todo existe por Dios es necesario que todo existe también para Dios, lo encontramos confirmado por un texto del antiguo testamento: Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo, y aun al impío para el día malo (Proverbios 16:4). Todo existe para Dios: aún el mismo impío tiene su propósito dentro del plan de Dios. Ahora quizás me dirán que esto contradice lo que acabo de decir arriba. Pero el malo no dice que va a cumplir el plan de Dios: de hecho, lo que él quiere es oponerse a Dios. Entonces cuando Dios en su soberanía lo ocupa para un bien que él no pensaba, queda frustrado –como dice el Salmo 112:10: El deseo de los impíos perecerá. Cumple el propósito de Dios, sí, porque no hay de otra, Dios es soberano. Pero no está de acuerdo con ese propósito. Mientras no vivo para Dios, no estoy de acuerdo con el propósito satisfacente que él puso en mi naturaleza, y no la cumplo: aunque por mis hechos es avanzado el plan de Dios, ese plan avanza en desprecio mío.


Entonces todo existe para Dios, y todo lo servirá: pero mientras no queremos servirle, pues vivimos con la frustración de no reconocer y aceptar la meta que Dios puso en nosotros en la creación. Ahora avanzemos a un comentario más allá de lo que investiga la pregunta.


¿Cómo es que convenía a Dios perfeccionar a Cristo por medio de afflicciones? La palabra convenía significa que es apropiado, correcto, que así sea. ¿Cómo es correcto, apropiado, conveniente, que Dios perfeccionase a Cristo por medio de afflicciones? (No afecta mucho a esta pregunta si pensamos, con Calvino, que está diciendo que convenía a Cristo ser perfeccionado de esta manera: si pensamos que “convenía a Dios” perfeccionar a Cristo, o que “convenía a Cristo” ser perfeccionado de esta manera, basicamente la respuesta es igual: de todos modos los sufrimientos para perfeccionar a Cristo eran convenientes, apropiados.

Bueno, podemos sugerir que es apropiado porque los hijos que serán perfeccionados en Cristo pasarán por afflicciones. Como los hijos participan de carne y sangre y todas las debilidades que eso trae, pues era correcto que Cristo también lo pasara. Es decir para que Cristo pudiera compadecerse de nosotros, que sufrimos, que convenía que padeciera muchos sufriemientos. Así ha sido tentado como nosotros, pero sin pecado. La cabeza y los miembros experimentan lo mismo.

O podríamos sugerir que era conveniente porque el pecado demandaba castigo, y siendo que Cristo aceptaría la culpa y el castigo por nuestros pecados, que él experimentara las consecuencias del pecado.

Claro que era correcto, apropiado, en vista de profecías anteriores, como Salmo 22 e Isaías 53.


Probablemente podamos unir estas cosas: para tener las cualidades necesarias para ser el salvador perfecto, Cristo tenía que cumplir la Escritura, compartir la experiencia humana, llevar el castigo del pecado. Osea, convenía en vista de la fidelidad, del amor y de la justicia de Dios. Demuestra la fidelidad de Dios, pues lo que prometió, cumplió. Demuestra su amor, pues Cristo sufre, no por sus fallas, sino por las nuestras. Demuestra la justicia de Dios, pues cuando el mismo Hijo es cargado con la culpa del pecado, el castigo cae sobre él sin diminución alguna. Convenía que al gran autor del universo, para quien son todas las cosas y eventos del mundo, que perfeccionara el autor de nuestra salvación por medio de las afflicciones.

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Hebreos 2, Décima Pregunta

Esta pregunta se refiere a Hebreos 2:9, que dice: Pero vemos a aquel que fue hecho un poco inferior a los ángeles, es decir, a Jesús, coronado de gloria y honor a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios probara la muerte por todos.


De lo que yo encontré, este versículo se ha entendido de tres maneras.

1. Hay algunos que dicen que significa que Cristo fue hecho un poco inferior a los ángeles para que padeciera la muerte. Es decir, el texto enseña que la encarnación era necesario para que Cristo pudiera sufrir la muerte. Creo que esto es cierto, y posiblemente esté incluído en el Credo Niceno (en las palabras: Que por nosotros y por nuestra salvación bajó del cielo: por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen y se hizo hombre. Por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado), pero parece que hay un consenso ámplio de opinión en contra de entender que esa es la enseñanza de este texto.

2. Hay algunos, y creo que son la mayoría, que dicen que el versículo enseña que es por causa del padecimiento de la muerte que Jesús fue coronado de gloria y honor. Como comentamos anteriormente, que eso es cierto se establece de Filipenses 2:5-11.

3. También hay algunos que sugieren que este texto significa que fue mediante la muerte que Cristo fue hecho un poco inferior a los ángeles. Acerca de eso podemos decir que es probable que el efecto de la maldición de Dios sobre los humanos desobedientes que incluía a la muerte los humilló: pero a la vez debemos recordar que desde su primera creación el hombre ha sido inferior a los ángeles. Adán, en la perfección de su primera creación, no igualaba a Lucero en su primera creación. Entonces este punto de vista me parece menos probable, aunque debemos de tomar lo bueno de esta interpretación, y comparando nuevamente Filipenses 2:8, entender que la muerte es una humillación, y que Cristo se humilló no solamente a morir, sino a morir una muerte agonizante y despreciable.

Por supuesto que no podemos usar este texto para apoyar cada uno de estos pensamientos. Pero a la vez podemos ver que la misma incertidumbre de la interpretación (pues yo admito que todavía no puedo decidirme entre éstas tres opciones) nos ha llevado a pensar en tres verdades preciosas.


Ahora bien, nada de esto responde a la pregunta que ahora nos corresponde, entonces avanzemos sin mayor demora.


¿Qué significa que Cristo gustó la muerte por la gracia de Dios?


El pensamiento de gustar la muerte por la gracia es algo extraño. Cuando pedimos que Dios demuestre su gracia hacia cierta persona, o sentimos que alguién está creciendo en la gracia de Dios, ¡no concluímos con gozo y esperanza que pronto van a gustar la muerte! Hay un texto que aunque comienza de una manera que parece aumentar la dificultad, cuando llega a su conclusión lo disuelve.

Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras (Tito 2:11-14).

La gracia de Dios que se ha manifestado trae salvación, nos enseña cómo debemos vivir, y nos da esperanza. Lo que esperamos es la manifestación de nuestro Dios (el salvador Jesucristo), quien se dio, se entregó a sí mismo, para redimir y purificarnos. Se ha identificado a “la gracia de Dios” en el v.11 precisamente como el Señor Jesucristo, quizás en parte porque se usa distintas formas de la palabra “manifestar” para hablar de la gracia y de Jesús. Y ciertamente, la gracia fue manifestada en la encarnación de Cristo Jesús (compare Juan 1:14), y no estaría mal llamarle la gracia de Dios en carne humana: y lo que aquí se dice de la gracia sin duda se efectuó por el Señor Jesucristo. Sería además satisfactorio en un sentido literario si la primera y la segunda venida de Cristo son llamadas manifestaciones, y que se use la frase “la gracia de Dios” para la primera es correcto teológicamente porque en ese entonces Cristo vino para salvar el mundo, no para condenar (Juan 3:17), pero cuando viene otra vez será con el propósito de completar la salvación de su pueblo, sí, pero también de destruir a sus enemigos (2a de Tesalonicenses 1:5-10). Si esta es verdaderamente la intención del texto, podemos ver que la gracia de Dios que nos salva (v.11) nos salva por medio del sacrificio de Cristo, pues por ese sacrificio fuimos redimidos (v.14). En ese sentido podemos entender a Hebreos 2:9. Cristo por la gracia de Dios gustó la muerte: es decir, porque Dios tuvo misericordia de nosotros, su Hijo murió en nuestro lugar. Que nosotros gustáramos la muerte (y la muerte eterna) es justicia: pero que alguien en nuestro lugar acepte la muerte como castigo, para que nosotros lo experimentemos como liberación, como algo sin aguijón (Filipenses 1:23; 2a de Corintios 5:1-4; 2a de Timoteo 4:6-8; 1a de Corintios 15:55-57), eso es verdaderamente gracia. Cristo gustó la muerte por la gracia de Dios, porque Cristo gustó la muerte en mi lugar, porque Dios soberanamente derramó su gracia sobre mí, sin algo en mí que lo moviera a esto, tuvo misericordia tal de mí, que cargó la culpa y el castigo por mis pecados sobre mi sustituto perfecto y santo. Si no fuera por la gracia de Dios no habría salvación (Efesios 2:5,8,9); sin la muerte de Cristo no habría salvación (Hebreos 9:11-28). Es por la gracia de Dios que Cristo vino, que Cristo murió por nuestros pecados. Cristo es la manifestación de la gracia de Dios.


Podemos entender de esto que la gracia de Dios actúa de una manera que a nosotros nos parece extraña. Es difícil calcular los efectos de la gracia por lo que vemos de sus operaciones. ¿Quién hubiera pensado que asesinar al hombre perfecto sería el principio de una nueva creación? ¿Quién pudiera entender antes de que se manifestará que la muerte de Cristo es expiación suficiente por el pecado de haberlo matado? Entonces, cobremos ánimo: cuando parece que todo va mal, recordemos que las obras de Dios son misteriosas. La gracia tiene efectos que nosotros no hubiéramos esperado. A lo mejor nos parece que Dios está enojado contra nosotros: pero ¿qué si todo lo que nos aflige es su gracia corriendo por el camino más cercano a resultados tan gloriosos que quedaremos atónitos de gozo y maravilla cuando se descubre el plan de Dios?


Es gracia inefable y misteriosa que logra la salvación por medio de la muerte del Hijo de Dios. Pero es quizás aún más misterioso que Dios el Padre estuvo dispuesto vertir su ira sobre su Hijo amado por nosotros. Es un misterio igualmente insondeable que el Hijo quizo morir para redimirnos a nosotros. ¿Qué ofrecemos a Dios? ¿Qué agregamos a su bienestar? Pero sin embargo, el Padre hiere al Hijo, el Hijo toma a sí nuestro castigo, todo de pura gracia. Cristo es así, que ama a los escogidos de Dios de tal manera que muere por ellos. La gracia es misteriosa: pero más que nada es misteriosa porque tiene la maravilla del amor de Dios para su pueblo pecaminoso.

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Friday, July 13, 2007

Hebreos 2, Novena Pregunta

¿Cómo es que Jesús fue hecho un poco menor que los ángeles? ¿Cómo lo vemos coronado de gloria y honra?


La novena pregunta se refiere al v.9 de Hebreos 2, que dice:


Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.


Creo que la respuesta a la primera parte de la pregunta es bastante sencilla. Jesús fue hecho un poco menor que los ángeles, porque asumió una naturaleza humana completa y perfecta. Los seres humanos somos inferiores a los ángeles en vários aspectos, como sugieren Salmo 103:20 y Judas 8. El Creador de los ángeles, asumió una naturaleza y una posición de inferioridad a los ángeles. Y allí está la clave para entender como lo vemos coronado de gloria y honra. Como Dios no es posible aumentar su gloria. Pero como Mediador, ha recibido una posición de dominio universal. El Padre lo honra, entronándolo a su diestra. La iglesia lo honra, reconociéndola como su cabeza. Y los ángeles, según el mandamiento de Dios (como vimos en el primer capítulo) lo adoran (Apocalipsis 5:11-14).


Debemos de entender que es en vista de la humillación de Cristo que fue exaltado como Mediador (Filipenses 2:1-11). En esto él es para nosotros un ejemplo. Si miran a Filipenses 2 verán que Pablo explica esto muy claramente. Tenemos que tener el sentir que Cristo Jesús tuvo. El no rehusó humillarse, y de una manera que nosotros no podemos imitar, pues él se humilló una distancia infinita, siendo digno de todo honor. Nosotros no merecemos honor, y nuestra humillación es pequeña. Pero así como él fue exaltado por su humillación, nosotros también lo seremos (1a de Pedro 5:6). Su vida determina la estructura de nuestras vidas (pues estamos en unión con él). Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él;Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará (2a de Timoteo 2:11,12).


Pero esto también nos da esperanza, pues vemos que Dios permite que las cosas lleguen a un punto donde parece que no hay esperanza. No lo hace para tormentarnos (aunque claro que es una prueba para nosotros): lo hace porque es el camino más seguro a la victoria absoluta. Entonces, en la noche oscura, en medio de la prueba, tengamos ánimo: la estructura, la forma, de la vida de Cristo, nos dice que la muerte es solamente el preludio para la resurrección.


Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. (Filipenses 2:1-11)

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Thursday, July 12, 2007

Hebreos 2, Octava Pregunta

El Salmo 8 habla de la sujeción del mundo como un hecho logrado, pero el autor de Hebreos dice que todavía no se cumple. ¿Cómo podemos entender esto?

Ya sugerimos la respuesta a esta pregunta anteriormente. En cuanto a derecho, todo está sujeto a él. Es decir, el tiene el derecho de mandar todo. Quien no reconoce su señorío es un rebelde. Además, está reinando: está gobernando con una autoridad absoluta, y los que se oponen terminarán destruídos. Pero todavía hay cosas que se oponen. No es que tengan la más mínima posibilidad de ganar. Es una rebelión infructífera que no puede tener éxito. No amenazan al trono de Cristo para nada. Solamente impiden que reciban las bendiciones que fluyen de su reino.


Recordemos además que el Salmo 8 se refirió a los privilegios que Dios otorgá a Adán. Cuando la raza humana cayó en el pecado, perdimos gran parte de esos privilegios. Ahora están siendo restaurados en Cristo: pero también tiene que contrincar contra los efectos del pecado humano.


Entonces al principio el mundo fue sujetado al hombre (pero esa sujeción fue hecha imperfecta en la caída del hombre). En principio, en cuanto al derecho, esa sujeción ha sido renovada en Cristo, y el proceso ya ha comenzado por el cual todo lo confesará como su Señor legítimo. No hay posibilidad de otro evento: la victoria de Cristo es segura, pues ya fue lograda en la resurrección. Lo que opone a Cristo es como una gallina cuando se le corta la cabeza: sigue moviéndose por un rato, pero ya está muerta. Así los enemigos de Cristo, aunque todavía mueven en oposición, ya han sido conquistados. Por tanto, los que gozosamente reconocen la autoridad de Cristo pueden regocijar y vivir en plena confianza, porque nuestra victoria también es segura en Cristo Jesús.

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Wednesday, July 11, 2007

Hebreos 2, Séptima Pregunta

Vamos nuevamente a repetir el texto para poder ver con mayor claridad el proceso del argumento.

Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando; pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo:

¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,

O el hijo del hombre, para que le visites?

Le hiciste un poco menor que los ángeles,

Le coronaste de gloria y de honra,

Y le pusiste sobre las obras de tus manos;

Todo lo sujetaste bajo sus pies.

Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas. Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos. (Hebreos 2:5-9)


El autor de Hebreos está repitiendo una porción del Salmo 8. ¿De quién habla el Salmo 8?

Según la interpretación que provee el autor de Hebreos, el Salmo 8 habla de Jesucristo. Esto lo podemos comprobar por la estructura del argumento, que ha estado estableciendo la superioridad del Hijo sobre los ángeles, y ahora cita un texto que establece su superioridad en cuanto a su posición de autoridad. Pero además el autor de Hebreos nos ha dicho claramente que vemos almenos el principio del cumplimiento de este texto en Jesús (aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús).


¿Qué nos enseña el hecho de que aquí este texto se aplica a Cristo?

El Salmo 8 es en su contexto original una celebración de la creación de Dios. Y en el contexto de maravillar acerca de las grandes obras de Dios, el Salmista se maravilla en las palabras citadas por el autor de Hebreos, que Dios haya pensado en el hombre. Ahora es bastante obvio que al decir que el hijo del hombre ha sido otorgado dominio, que está pensando en las palabras de Dios a Adán que encontramos en Génesis 1:28-30:

Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.

La tierra y lo que contiene fue sujetada al hombre. Y este hecho de bondad maravillosa de parte de Dios hacia el primer hombre, Adán, que el Salmista celebra en el Salmo 8, el autor de Hebreos lo aplica con plena confianza a nuestro Señor Jesucristo. ¿Qué nos enseña este hecho?


Que Cristo es el nuevo Adán (Romanos 5:12-21; 1a de Corintios 15:20-49). Esto significa que él ocupa la posición con respecto a la nueva creación, que Adán ocupó con respecto a la primera creación (Colosenses 1:18). Significa que Cristo es el hombre ideal, el que hace lo que Adán hubiera hecho. Significa que en él es restaurado nuestra humanidad verdadera. Significa que así como Adán era la cabeza de la humanidad, Cristo es la cabeza de una nueva humanidad. Significa, en breve, que para entender la Escritura adecuadamente tenemos que conocer y aplicar la doctrina de los adanes, que en general está constituído por los elementos que di. Cristo es el Adán verdadero que restaura lo que el primer Adán perdió y hace lo que el primer Adán hubiera hecho, y entonces es cabeza de una nueva humanidad, una nueva creación, donde no encontraremos más efectos del fracaso de Adán que la oportunidad para celebrar que nuestra Cabeza, Cristo Jesús, nos libró de todos esos efectos. Agreguemos de este texto que Cristo es el rey del mundo, el heredero de todas las cosas (y por supuesto en él participamos en los beneficios que llegan a nuestra cabeza).


Si Adán sigue siendo tu cabeza, heredas pecado y muerte: pero si Cristo es tu cabeza, heredas vida eterna. ¿En quién estás? ¿Quién es tu cabeza? Son las únicas opciones. No importa que seas “bueno” o “honesto” o “justo” o “cariñoso” o “religioso” --si estás en Adán heredas muerte: no porque esas cosas no importan, pero porque la culpa de tu rebelión en contra de Dios no ha sido expiada. Pero si estás en Cristo no hay ninguna condenación (Romanos 8:1): no porque no tienes que ser santo (pues todos los que están en Cristo comenzarán a reflejar su imagen, a participar en su carácter), pero porque tienes a tu cuenta la justicia del Adán santo y perfecto, el postrer Adán, el Señor del cielo.

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Tuesday, July 10, 2007

Hebreos 2, Sexta Pregunta

Lean cuidadosamente los vv.5-8. ¿A qué se refiere la sujeción que menciona aquí?

Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando; pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo:

¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,

O el hijo del hombre, para que le visites?

Le hiciste un poco menor que los ángeles,

Le coronaste de gloria y de honra,

Y le pusiste sobre las obras de tus manos;

Todo lo sujetaste bajo sus pies.

Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas.


Aquí el autor de Hebreos retoma el argumento de la superioridad de Cristo a los ángeles. Cristo es superior a los ángeles porque el mundo venidero está sujetado a él, y no a ellos. Compureba que Cristo tiene ese dominio, citando del Salmo 8. Ahora el Salmo 8 no habla específicamente del mundo venidero pero dice que todas las cosas le son sujetas: y entonces también el mundo venidero. Ahora esa sujeción es parcial: todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas. En principio, en posición, Cristo es Señor de todo: si hay algunos todavía que no lo reconocen, es por su ceguera y necedad. Pablo dice algo parecido en 1a de Corintios 15:23-28:

Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.


Pablo toma ese pensamiento en una dirección distinta, demostrando que si Dios sujeta todo, obviamente Dios mismo no es sujetado. Pero también coincide con el autor de Hebreos, pues manifiesta que aunque tiene derecho y dominio sobre todo, está en el proceso de efectuar sus conquistas. Pero reinará hasta que la victoria completa se logra, y no hay oposición que se pueda llevar acaba. Cristo es el Señor, y todo lengua lo confesará (Filipenses 2:8-11).


Entonces ya podemos responder a la pregunta: ¿a qué se refiere la sujeción que menciona aquí? Que Cristo tiene el derecho de mandar a todo el universo creado, y que está ejerciendo ese derecho de tal manera que cuando termina el diablo mismo (y la muerte) admitirá que Cristo es el Señor (aunque no lo admitirá para hacer su paz con Cristo, sino porque no habrá manera de no confesarlo).


Cristo en su posición es superior a los ángeles: todas las cosas le deben obediencia completa y absoluta. Y este gran Señor comparte nuestra naturaleza, como Dios mediante, veremos en la pregunta que sigue.

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Hebreos 2, Quinta Pregunta

Según el v.4, ¿para qué servían los señales, prodigios, milagros repartimientos del Espíritu Santo?


Veamos lo que dice el v.4: testificando Dios juntamente con ellos, tanto por señales como por prodigios, y por diversos milagros y por dones del Espíritu Santo según su propia voluntad.


Dios testificó juntamente con los que oyeron, quienes confirmaron en su capacidad como testigos, lo que Cristo había anunciado (y hecho). Entonces, al testimonio confirmatorio de los apóstoles, Dios agregó su propio testimonio confirmatorio en la forma de señales, prodigios, diversos milagros y dones del Espíritu Santo, según su propia voluntad. Entonces la respuesta a la pregunta es brevemente que estas cosas sirvieron para demostrar la aprobación de Dios sobre el testimonio apostólico.


En cuanto a esto sería posible pasar mucho tiempo aquí y entrar en controversias de gran importancia, Hay términos para definir, citas para buscar, todo un sistema de doctrinas para desarrollar. Entonces espero que su estudio no terminará con los breves pensamientos que presento en este formato. Pero tampoco deberíamos de enfocarnos en este tipo de estudio para ignorar o menospreciar los grandes temas de Hebreos y de la Biblia, acerca de Cristo y de la vida Cristiana. Entonces haremos solamente unas notas breves.


Hay un elemento que une los elementos distintos de esta lista, que podríamos llamar simplemente lo sobrenatural. Estas manifestaciones sobrenaturales, que caen en las categorías (aunque es posible que se refieren a las mismas obras maravillosas, pero de diferentes puntos de vista) de señales (porque estimulan las mentes de los hombres a pensar en algo más elevado de lo que aparece –Calvino), prodigios (porque manifiestan algo inusual –Calvino), milagros (porque en ellos Dios manifiesta singular y extraordinariamente su poder –Calvino) y dones del Espíritu Santo (compare 1a de Corintios 12:4-11) tienen otra cosa en común: fueron conforme a la soberana voluntad de Dios el Espíritu. No llegaron por voluntad humana: lo sobrenatural nunca está al mando de los hombres. Si Dios decide hacerlo, ¡quién se atreve, desaprueba! Si Dios no decide hacerlo, en vano intentaremos imitar o producir estas cosas. (Aquí hay que preguntar: ¿cuándo aprenderemos que Dios no se puede manipular? Lo sobrenatural está plenamente bajo el control de Dios, y no nos ha dado un medio para controlarlo. Podemos orar: pero orar es pedir a una persona inteligente quien es plenamente capaz de decir “no”. Es un fenómeno poco agradable ver a personas que piensan que pueden mandar a Dios, o que en sus propias personas pueden dirigirse hacia lo sobrenatural y ejercer control sobre ello: si los que lo hacen son inconversos pensamos en la magia: ¿qué diremos cuando esa actitud maligna aparece en la iglesia misma?)


Entonces, Dios permitió manifestaciones sobrenaturales para confirmar la palabra apostólica. Y esa palabra queda confirmada. No es necesario que estas cosas se repitan, pues cuando algo se confirma una vez, no es necesario repetirlo. Entonces, Dios confirmó el testimonio apostólico con milagros, y ya está confirmado. No necesitamos una repetición de los milagros, porque el testimonio y los milagros confirmatorios están grabados en la Escritura. (Si la confirmación de algo se tuviera que repetir siempre sería necesario en cada generación que Dios llevara a almenos algunas personas para presenciar la resurrección de Cristo y ser testigos de que sí sucedió). Cristo predicó: Cristo resucitó: los apóstoles dieron testimonio fidedigno de esto: y Dios aprobó ese testimonio apóstolico. Y la predicación de Cristo, su resurrección, el testimonio apostólico, y los milagros confirmatorios, todo está grabado en la Biblia: entonces en la palabra de Dios encontramos la base fija de nuestra fe, y no es necesario que cada generación presencie la vida terrestre de Cristo, la predicación apostólica, o los señales y prodigios que atendieron su palabra.


Esto debe enseñarnos a no buscar a las experiencias sobrenaturales, sino la pura enseñanza de la palabra del Señor. Quizás se acordarán que los Corintios excedían en los dones espirituales (y eso no es algo malo; Pablo los aprueba por eso). Pero toda la experiencia, todo el poder, todos los dones, son menos que nada sin el amor (1a de Corintios 13). Sin meternos en areas que Dios obviamente ha reservado para su soberanía absoluta, avanzemos en conocer a Dios, intentemos amarlo a él supremamente y a nuestro vecino como a nosotros mismos. Tenemos un testimonio completo y adecuado y completamente seguro: y ese testimonio nos enseña que conocer a Dios y a Jesucristo es vida eterna (Juan 17:3), y que conocer a Dios y amarlo son la misma cosa (1a de Juan 4:8) y que el que ama a Dios necesariamente amará a su hermano (1a de Juan 4:20,21). Antes que nada, pues, y en todo lo que hacemos, busquemos conocer a Dios.

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Sunday, July 08, 2007

Hebreos 2, Cuarta Pregunta

Nuevamente repetimos el texto para tenerlo en memoria:


Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos. Porque si la palabra hablada por medio de ángeles resultó ser inmutable, y toda transgresión y desobediencia recibió una justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual, después que fue anunciada primeramente por medio del Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, tanto por señales como por prodigios, y por diversos milagros y por dones del Espíritu Santo según su propia voluntad (Hebreos 2:1-4)


La cuarta pregunta, nuevamente una pregunta compuesta, se refiere sobre todo a la útima parte del v.3, nos fue confirmada por los que oyeron. Después de recordar que Cristo mismo había anunciado esta salvación tan grande, nos dice que los que lo oyeron confirmaron esta palabra.


¿Quienes son “los que oyeron”?

Aquí la referencia es a los seguidores de Cristo, y específicamente a los apóstoles. Podemos comprobar eso por los puntos siguientes.

1. Cuando la iglesia busca a un hombre para reemplazar al caído y muerto Judas Iscariote, Pedro menciona como requisito: Por tanto, es necesario que de los hombres que nos han acompañado todo el tiempo que el Señor Jesús vivió entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea constituido testigo con nosotros de su resurrección (Hechos 1:21,22). El que tomaba el apostolado vacío tenía que tener una larga experiencia de Cristo: haberlo acompañado, que por supuesto incluye haber escuchado su predicación (compare también Juan 15:27).

2. Antes de su muerte, estando a solas con los doce discípulos, Cristo ora de esta manera: He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; eran tuyos y me los diste, y han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me has dado viene de ti; porque yo les he dado las palabras que me diste; y las recibieron, y entendieron que en verdad salí de ti, y creyeron que tú me enviaste. Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me has dado; porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo, mío; y he sido glorificado en ellos. Ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, guárdalos en tu nombre, el nombre que me has dado, para que sean uno, así como nosotros. Cuando estaba con ellos, los guardaba en tu nombre, el nombre que me diste; y los guardé y ninguno se perdió, excepto el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliera (Juan 17:6-12). Aquí hay que notar dos cosas. Uno es que las personas por las cuales Cristo ora han recibido las palabras de Cristo. Otra es que aquí habla de sus apóstoles, porque menciona que solamente uno de ellos se perdió, quien es precisamente Judas Iscariote. Ahora si comparamos Juan 6:66 vemos que muchos de los discípulos que no pertenecían los doce se apartaron de Cristo –se perdieron. Entonces esa referencia limita este dicho a los apóstoles. (Ahora, antes de avanzar, no es por decir que esa oración preciosa de Juan 17 no pertenece a cada creyente: pues según lo que Cristo dice en el v.20 esa oración pertenece a todos los que creen en él. Pero está distinguiendo entre los que recibieron sus palabras desde un principio, y los que creerán mediante el ministerio de esas personas. Entonces, claro: Cristo ora por cada uno de nosotros, y con las mismas peticiones que ocupó para los apóstoles: pero no por eso se puede decir que cada uno de nosotros sea un apóstol.) Entonces en este texto los que recibieron las palabras que Cristo habló, son los apóstoles, los doce menos el hijo de perdición.

3. Los doce discípulos (es decir, los apóstoles) escucharon mucha predicación de Cristo que otras personas no oyeron (por ejemplo, Mateo 13:1-23 comparado con Marcos 4:11,33,34). Y por cierto, de la misma palabra discípulo podemos concluir que un discípulo tiene que escuchar, pues ese termino tiene la idea de “uno que aprende”.

Entonces “los que oyeron” fueron los discípulos de Cristo, los doce apóstoles, las personas que él escogió para ser sus testigos. Y eso nos trae a la segunda parte de la pregunta.


¿Cuál fue su trabajo?

Según Hebreos 2:3, su trabajo era de confirmar lo que Cristo dijo. Y esto se relaciona estrechamente con el concepto de ser testigos. Pablo dice en 2a de Corintios 13:1: Por boca de dos o de tres testigos se decidirá todo asunto. Esto parece ser una adaptación de Deuteronomio 19:15: No se tomará en cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquiera ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación. Los discípulos, los apóstoles confirman lo que Cristo dijo porque dan testimonio. Por ejemplo, él dijo que resucitaría de los muertos (Mateo 16:21); y los apóstoles confirman que, de hecho, salió victorioso de la tumba (Hechos 4:33). No es que lo dijo Cristo fuese inestable o incierto hasta que un ser humano lo apoyara: pero que Cristo autorizó estas personsa para ser sus testigos, para hablar con autoridad de lo que habían experimentado con él (1a de Juan 1:1-3). No es el momento para indagar a fondo del trabajo del apostolado. Basta notar que con el pensamiento de dar testimonio autoritario acerca de Cristo, tenemos la esencia de lo que convierte a los apóstoles, con los profetas, en el fundamento de la iglesia, Cristo mismo siendo la principal piedra del ángulo (Efesios 2:20).

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Saturday, July 07, 2007

Hebreos 2, Tercera Pregunta

El texto al cual se refiere la tercera pregunta es el v.3. Habiendo presentado la posición que nosotros, que tenemos no solamente la revelación mediada por los ángeles, sino además la revelación mediada por el Hijo, el autor de Hebreos nos dice que entonces tenemos que atender con mayor diligencia. Nuestros mayores privilegios exigen mayor dedicación. Y presenta un motivo. Bajo la primera revelación, toda transgresión fue justamente castigada: entonces


¿cómo escaparemos nosotros, se descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada por el Señor.... (Hebreos 2:3)


Si los menospreciadores de la ley eran castigados, ¿apoco los que menosprecian el evangelio no lo serán? Al contrario, dice el autor de Hebreos, seremos contados dignos de un mayor castigo (Hebreos 10:29).


Antes de avanzar a la pregunta, hay que simplemente notar que la salvación en Cristo es una salvación tan grande. ¿Cuán grande? Pues tan grande que todas las personas de la Trinidad participan en lograrlo (1a de Pedro 1:1,2); tan grande que costó la muerte del Hijo de Dios (Marcos 10:45); tan grande que hace que todas las cosas sean nuestras (1a de Corintios 3:22); tan grande que nos da a nosotros, viles rebeldes, paz con Dios (Romanos 5:1). Y a lo largo de esta carta el autor desarrollará la grandeza de la salvación que Cristo proveó para cada uno de los suyos.


Cuando dice que el Señor anunció la salvación, ¿a qué acontecimiento histórico se está refiriendo?


Esta salvación tan grande fue anunciada por el Señor (vale la pena notar que el título “Señor” así sencillamente es una referencia a Cristo). ¿Cuándo? Bueno, a lo largo de todo su ministerio terrenal. Por parábolas (Lucas 7:40-50), por discursos simbólicos (Juan 10:7-18), en explicación del antiguo testamento (Lucas 4:16-22), Jesucristo anunció una salvación muy grande. Habló de su resurrección (Lucas 18:31-33), del perdón de pecados (Lucas 5:20-24), y de la venida del reino de Dios (Lucas 10:9), para mencionar solamente algunos de los temas relacionadas con la salvación. Todo esto, y más, Cristo anunció en su predicación. Atendamos cuidadosamente a lo que él nos dijo: amemos sus dichos suficientemente para analizarlos y entenderlos y ponerlos en práctica. Nunca olvidemos, entonces, la descripción que Cristo mismo da de sus palabras: El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida (Juan 6:63).

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Friday, July 06, 2007

Hebreos 2, Segunda Pregunta

Hebreos 2:2 Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución....


¿Cuál es la palabra “dicha por los ángeles” que menciona el v.2?


El texto no nos dice explícitamente. Entonces para interpretar el texto debemos recordar lo que vimos anteriormente, que la ley fue dada por medio de los ángeles (Gálatas 3:19, Salmo 68:17). Así comparando las Escrituras, podemos ver que esta referencia en Hebreos 2:2 se está refiriendo al antiguo testamento. Aquí sería bueno recordar lo que dice la Confesión de Fe de Westminster (1.9):

La regla infalible para interpretar la Biblia, es la Biblia misma, y por tanto, cuando hay dificultad respecto al sentido verdadero y pleno de un pasaje cualquiera (cuyo significado no es múltiple, sino uno solo), éste se debe buscar y establecer por otros pasajes que hablen con más claridad del asunto.

Siendo que la Biblia es una unidad, sus partes distintas se iluminan entre sí. Lo que el autor de Hebreos no necesita explicar a sus primeros lectores, nosotros lo podemos deducir con la ayuda de Pablo.


Ahora, en breve vamos a resumir el argumento. El antiguo testamento es la palabra de Dios y tenemos que estudiarlo cuidadosamente: esa palabra fue dada con la mediación de los ángeles. Ahora tenemos una revelación donde el Hijo mismo es el agente de revelación (en antiguo y nuevo testamentos, él es la fuente de revelación: en el nuevo ocupa también el lugar de agente, de instrumento): ¿apoco lo vamos a ignorar? Para nada: con más diligencia tenemos que atender. No es que el autor de Hebreos esté menospreciando al antiguo testamento (recuerde solamente cuántas veces lo ocupa). Pero es que sin el nuevo testamento no podemos apreciar bien el antiguo. Sin Cristo, toda la palabra de Dios carece de sentido. Entonces tenemos que escuchar a la Biblia como la palabra de Cristo (Colosenses 3:16): tenemos que reconocer que él es centro, que en él la Biblia consiste. No cometamos el error de intentar escuchar lo que se dijo por medio de los ángeles, sin atender antes que nada a lo que se nos ha dicho por el Hijo: en cuanto al antiguo testamento él nos dijo que es la palabra de Dios (Juan 10:35) que tenemos que estudiarla (Juan 5:39) que habla de él (Juan 5:39), que él vino para cumplirla (Mateo 5:17). Entonces es obvío que el autor de Hebreos no está intentando lograr que ignorems o despreciemos al antiguo testamento.


Pero sí dice esto: que los que ignoran la palabra de Dios mediada por Cristo merecerán un castigo mayor que los que ántes ignoraban al antiguo testamento. Dios nos ha dado más revelación, y en cierto sentido una revelación más explícita, mediada por el Hijo mismo quien constituye su contenido principal. Si no atendemos a esto, será pero para nosotros que para los judíos en los tiempos antes de Cristo que no respetaban lo que tenían en ese entonces. ¿Entonces el autor de Hebreos está sugeriendo que no hay peligro si no leemos el antiguo testamento y nos dedicamos con fervor al nuevo? Creo que no. En el contexto en que escribió, no era necesario hablar de eso, porque la tentación de sus lectores originales era rechazar a Cristo para regresar al judaismo: era menospreciar la revelación dada por medio de Cristo para aferrarse a la revelación mediada por los ángeles. Pero no hay conflicto ni oposición entre estas revelaciones. La tentación estaba basada sobre una mentira. Y el autor de Hebreos demuestra que la tentación los destruirá si no permanecen firmes, aquí en el capítulo 2. Y a lo largo de todo el libro, demuestra que la tentación está basada sobre una mentira, por medio de su uso del antiguo testamento. No hay oposición entre el antiguo y el nuevo testamento: rechazar el nuevo para aferrarse al antiguo, es perder la bendición de ambos testamentos.


Entonces podemos concluir que ignorar a cualquier parte de la palabra de Dios es peligroso (Proverbios 28:9); que como cristianos necesitamos al antiguo y al nuevo testamento(1a de Corintios 10:6); que sin Cristo ninguna parte de la Biblia nos va a servir, pues no la vamos a entender bien (2a de Timoteo 3:15); y que entre más son los privilegios que gozamos, más será nuestro castigo al abusarlos (Mateo 11:20-24).


Con más diligencia, entonces, atendamos a lo que hemos oído: con mayor fervor emprendamos la tarea de entender y obedecer toda la palabra de Dios.

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Thursday, July 05, 2007

Hebreos 2, Primera Pregunta

La primera pregunta acerca de Hebreos 2 toma por hecho que hemos leído almenos el primer versículo de este capítulo. Vamos a poner aquí los primeros cuatro versículos, para nuestra conveniencia.


Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad. (Hebreos 2:1-4)


El autor de Hebreos quiere evitar que sus lectores se deslicen. ¿Cómo podrían deslizarse y cómo podían evitar hacerlo?


Existe el peligro de que sus lectores se deslizen. Por lo que dice en el primer versículo, las dos partes de la respuesta a esta pregunta son obvías. Podían deslizarse si no atienden a lo que habían escuchado. Menospreciar la palabra de Dios nos mete en gran peligro. Esto es en parte porque si no escuchamos a Dios, no tenemos por qué pensar que él nos oirá (Proverbios 28:9). Pero además la Biblia nos enseña el camino de la vida (Salmo 119:9). Sin esta lumbrera para nuestro camino (Salmo 119:105), nos desviaremos. Para reterner firme nuestra profesión, es de suprema importancia que nos expongamos a la palabra de Dios. Y ya estamos respondiendo a la segunda parte de la pregunta. Para evitar este peligro, hay que atender con diligencia a las cosas que hemos oído. No basta con escuchar de vez en cuando, y ciertamente no basta con haber escuchado. Tenemos que estar en un proceso constante de lectura, meditación, estudio de la palabra de Dios. Necesitamos diligencia: requiere esfuerzo, disciplina propia: pero la alternativa a ejercernos a nosotros mismos en esta manera, es deslizarnos. Como, Dios mediante, veremos más adelante, eso es un peligro real y severo. Aquí en la Biblia están las verdades, que con la bendición del Espíritu Santo sobre nuestras almas, nos preservarán para la vida eterna. Atendamos con más diligencia, entonces.

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Wednesday, July 04, 2007

Hebreos 2, Introducción

Ahora llegamos al capítulo 2 de Hebreos. El estudio que está llevano acabo la Iglesia Bíblica de Padierna, comienza con un párrafo de introducción.


El capítulo dos de Hebreos avanza el argumento que Cristo es superior a los ángeles. En el primer capítulo mostró que Cristo es superior a los ángeles como el Hijo de Dios. En el segundo capítulo demuestra que Cristo es superior a los ángeles como hombre, dándonos a la vez una teología muy profunda acerca de la encarnación de Cristo. Pero es de notarse que comienza el capítulo con una exhortación. Es decir, el autor de Hebreos muestra que sus doctrinas tienen una aplicación práctica: si Cristo es tan superior a los ángeles, entonces es más necesario que atendamos a lo que él dijo. La doctrina no es para satisfacer nuestra curiosidad, sino para que vivamos gozosa y piadosamente para la gloria de Dios. Pero para vivir para agradar a Dios, necesitamos estas enseñanzas profundas.


Aquí hay que notar que la división general de énfasis entre los dos capítulos no es absoluto. Como notamos al estudiar el primer capítulo, aunque allí se habla mucho de la deidad de Cristo, no es por decir que ignora su humanidad, o que no establece que aún en su naturaleza humana Cristo es superior a los ángeles. Sin embargo, el capítulo dos enfatiza la humanidad de Cristo en una manera que el primer capítulo no hace. Divisiones generales son útiles, mientras no cometemos el error de absolutizarlos.


La segunda cosa para notar es simplemente para reiterar que Hebreos 2 comienza con una exhortación. Estas doctrinas y enseñanzas no pueden permanecer infructíferos en nosotros: no podemos estudiar la teología como diversión. Estas realidades, si son bien comprendidas, afectarán nuestras vidas: al contrario, examinarlas solamente aumenta nuestra condenación.

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Hebreos 1, Decimatercera pregunta

¿Que tiene que ver la cita del Salmo 102:25-27 (vv.10-12) con el resto del capítulo o del argumento?


Esta cita queda dentro del argumento de todo el capítulo, pues nuevamente son palabras dirigidas al Hijo. Manifiestan al Hijo como el eterno e incambiable Creador. No tiene un comienzo, como todo el universo (e inclusive los ángeles) tiene. No tiene variación, ni alteración. Los seres humanos somos débiles, inestables: decaemos, fallecemos, cambiamos: pero Cristo permanece. Más adelante el autor de Hebreos aplicará estos pensamientos al sacerdocio de Cristo. Por el momento, basta con descansar en estos atributos.


Siendo que Cristo es eterno, nunca tenemos que temer que no estará: él permanecerá. Aún cuando todo lo creado ha envejecido, cuando los elementos ardiendo serán deshechos (2a de Pedro 3:10) él seguirá.


Siendo que Cristo es incambiable, nunca tenemos que temer que variará hacia nosotros: el Cristo quién fue movido con compasión por las multitudes, que oyó el clamor de invididuos, que perdonó a pecadores, es el Cristo que no cambiará. Siempre tratará a los suyos con el amor que lo llevó a la cruz.


Siendo que Cristo es el creador, nunca tenemos que temer que no podrá ayudarnos: si él es la causa de toda la creación, no hay falta de poder en él para nosotros.

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Monday, July 02, 2007

Hebreos 1, Decimasegunda Pregunta

El versículo 8 es uno de las más claras declaraciones en toda la Escritura que Cristo es Dios. Vean cuidadosamente todo el contexto (vv.5-9) y conteste la pregunta: ¿quién llama al Hijo “oh, Dios”?

¿Esto como da un fuertísimo respaldo a la doctrina que Cristo es verdaderamente Dios en el sentido más pleno de esa palabra?


Se ha dicho que parte de la buena enseñanza es la repetición. Me anima escuchar eso, porque viendo esta pregunta me doy cuenta que ya dí la respuesta anteriormente. Pero si lo vemos otra vez, más quedará pegado en nuestras cabezas.


Veamos entonces los versículos 5-9:

Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:

Mi Hijo eres tú

Yo te he engendrado hoy,

y otra vez:

Yo seré a él Padre,

Y él me será a mí hijo?

Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice:

Adórenle todos los ángeles de Dios.

Ciertamente de los ángeles dice:

El que hace a sus ángeles espíritus,

Y a sus ministros llama de fuego.

Mas del Hijo dice:

Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo;

Cetro de equidad es el cetro de tu reino.

Has amado la justica, y aborrecido la maldad,

Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo,

Con óleo de alegría más que a tus compañeros.


La pregunta es sencillamente ¿quién está hablando en el v.8? Esa persona se dirige al Hijo (mas del Hijo dice) y lo llama Dios. La cadena de dichos comienza en el v.5, y allí está la respuesta: el que habla en el v.8 es Dios. Desde el v.5 se ha estado presentando la palabra de Dios. Lo que Dios no dijo de los ángeles, sino del Hijo: lo que Dios sí dijo de los ángeles: y otra vez lo que dice del Hijo. Y lo que Dios dice del Hijo, es que el Hijo es Dios. He aquí el misterio de la Trinidad –Dios el Padre, Dios el Hijo, Dios el Espíritu Santo: un solo Dios. Las personas de la Trinidad son tan distintos que se pueden comunicar, que pueden hablar de “tú” y “yo” –pero a la vez no hay tres dioses, sino uno sólo.


La segunda parte de la pregunta es cómo es que este dicho confirma plenamente la doctrina de la deidad de nuestro Señor Jesucristo. La manera en que lo confirma, es que nos da el testimonio de Dios mismo acerca de la naturaleza divina de Cristo. Esto no puede ser una opinión meramente humana: esto no puede ser un hombre débil confundiendo a una persona con gloriosa con Dios: esto es el testimonio de Dios mismo. Y eso nos da la confianza para reconocer que los otros testimonios que se dan de la deidad de Cristo, por boca de Tomás (Juan 20:28) y por medio de Pablo (Romanos 9:5), por ejemplo, son también dadas por inspiración divina: que mediado atravez de los hombres, Dios habló, y dijo de Jesucristo, que todo lo que Dios es, Jesucristo es.

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Sunday, July 01, 2007

Hebreos 1, Undécima pregunta

En el v.6 el autor se refiere a Deuteronomio 32:43. Pero si lo buscó se dio cuenta que en nuestra versión no dice lo que el autor de Hebreos repite. En Hebreos dice: Adórenle todos los ángeles de Dios pero en Deuteronomio dice Alabad, naciones, a su pueblo. La explicación parece ser que el autor de Hebreos estaba dependiendo de una traducción al griego del antiguo testamento que se conoce como la Septuaginta. Aveces nosotros podemos sentirnos desanimados o desconfiados en nuestras Biblias por que son traducciones. ¿Qué podemos aprender del hecho que un autor del nuevo testamento también usaba una traducción?


Esta pregunta no exige que dominemos perfectamente todas las cuestiones que debaten los eruditos acerca de este tipo de asunto. La verdad es que el creyente cotidiano no va a tener ni el tiempo ni los recursos para entrar a fondo en este tipo de cuestión. La pregunta más bien se dirige hacia lo práctico. Vemos que el autor de Hebreos, bajo inspiración divina, usa una traducción del antiguo testamento (una traducción que muchos consideran imperfecta). ¿Eso de qué nos sirve?


Pues nos enseña que Dios ha dado su palabra de tal forma que se puede traducir. Lo dio en lenguaje humano, y los conceptos (proposiciones) se pueden expresar en cualquier idioma. Así que los que no saben hebreo, ni arameo (para el antiguo testamento) ni griego (para el nuevo), sin embargo, pueden estudiar y en gran medida comprender la palabra de Dios.


Una traducción sigue siendo la palabra de Dios. Pero hay una diferencia. Aquí podemos referirnos a la Confesión de Fe de Westminster, 1.8:

El Antiguo Testamento se escribió en hebreo, (que era el idioma común del pueblo de Dios antiguamente), y el Nuevo Testamento en griego, (que en el tiempo en que fue escrito era el idioma más conocido entre las naciones).En aquellas lenguas fueron inspirados directamente por Dios, y guardados puros en todos los siglos por su cuidado y providencia especiales, y por eso son auténticos. Por esta razón debe apelarse finalmente a los originales en esos idiomas en toda controversia.

Como estos idiomas originales no se conocen por todo el pueblo de Dios, el cual tiene el derecho de poseer las Escrituras y gran interés de ellas, a las que según el mandamiento debe leer y escudriñar en el temor de Dios, por lo tanto la Biblia debe ser traducida a la lengua vulgar de toda nación a donde sea llevada, para que morando abundantemente la Palabra de Dios en todos, puedan adorar a Dios de una manera aceptable y para que por la paciencia y consolación de las Escrituras, tengan esperanza.


Cuando hay algún punto controvertido, para determinarlo hay que mirar a las Escrituras en sus idiomas originales. El motivo de esto es que las traducciones tienen autoridad in res, es decir en la sustancia de lo que dicen. La proposición “Por gracia sois salvos” es un dicho autoritario, sea en griego, árabe o castellano. Pero en el idioma original hay además la autoridad in verbum, es decir, en las mismas palabras. No solamente el concepto (que está vestido, comunicado por las palabras) sino que las palabras mismas son autoritarias, pues fueron inspiradas por Dios. Entonces cuando hay que ser muy exacto, como es el caso en controversias, hay que mirar a los originales. Esto es porque una traducción tiene autoridad, pero es autoridad derivada de la inspiración del original. En la medida que la traducción refleja adecuadamente las proposiciones (la sustancia) del original, es autoritaria. Pero en los puntos de detalle que se manifiestan por la forma y arreglo de las palabras, solamente el original tiene autoridad.


La lección práctica para nosotros es que podemos usar nuestras versiones con confianza: pero no debemos de agarrar una palabra, una forma de expresión, y ocuparlo para sacar grandes doctrinas e insistir que todos se rindan ante nuestra superioridad exegética. Más bien debemos de humildemente comparar la Escritura entre sí, y compara también lo que la iglesia ha confesado que es su entendimiento de ellas, como protección para cada uno de nosotros que no nos desviemos por nuestra soberbia.


Aún en traducción, entonces, es cierto lo que dice la Confesión de Westminster (1.7)

Las cosas contenidas en las Escrituras, no todas son igualmente claras ni se entienden con la misma facilidad por todos; sin embargo, las cosas que necesariamente deben saberse, creerse y guardarse para conseguir la salvación, se proponen y declaran en uno u otro lugar de las Escrituras, de tal manera que no solo los eruditos, sino aún los que no lo son, pueden adquirir un conocimiento suficiente de tales cosas por el debido uso de los medios ordinarios.

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About me

  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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