Hebreos 2, Primera Pregunta
La primera pregunta acerca de Hebreos 2 toma por hecho que hemos leído almenos el primer versículo de este capítulo. Vamos a poner aquí los primeros cuatro versículos, para nuestra conveniencia.
Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad. (Hebreos 2:1-4)
El autor de Hebreos quiere evitar que sus lectores se deslicen. ¿Cómo podrían deslizarse y cómo podían evitar hacerlo?
Existe el peligro de que sus lectores se deslizen. Por lo que dice en el primer versículo, las dos partes de la respuesta a esta pregunta son obvías. Podían deslizarse si no atienden a lo que habían escuchado. Menospreciar la palabra de Dios nos mete en gran peligro. Esto es en parte porque si no escuchamos a Dios, no tenemos por qué pensar que él nos oirá (Proverbios 28:9). Pero además la Biblia nos enseña el camino de la vida (Salmo 119:9). Sin esta lumbrera para nuestro camino (Salmo 119:105), nos desviaremos. Para reterner firme nuestra profesión, es de suprema importancia que nos expongamos a la palabra de Dios. Y ya estamos respondiendo a la segunda parte de la pregunta. Para evitar este peligro, hay que atender con diligencia a las cosas que hemos oído. No basta con escuchar de vez en cuando, y ciertamente no basta con haber escuchado. Tenemos que estar en un proceso constante de lectura, meditación, estudio de la palabra de Dios. Necesitamos diligencia: requiere esfuerzo, disciplina propia: pero la alternativa a ejercernos a nosotros mismos en esta manera, es deslizarnos. Como, Dios mediante, veremos más adelante, eso es un peligro real y severo. Aquí en la Biblia están las verdades, que con la bendición del Espíritu Santo sobre nuestras almas, nos preservarán para la vida eterna. Atendamos con más diligencia, entonces.
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