Saturday, October 20, 2007

Hebreos 3, Introducción

En este capítulo el autor de Hebreos habla más a fondo de uno de sus temas principales, la perseverancia, y anima a sus lectores a ser constante en la fe. Pero nunca da exhortaciones sin doctrina. Cuando nos exige algo a la misma vez nos dice por qué y nos alienta con verdades preciosas. Y con esto nos enseña que la doctrina no es algo extra, algo que algunos cristianos interesados pueden estudiar por curiosidad; sino que es algo esencial para nuestra vida cristiana. Si quiero vivir para agradar a Dios, tengo que estar aprendiendo siempre más de la teología. En parte para saber lo que Dios quiere, pero también porque si no entiendo la grandeza de Dios no podré obedecerlo adecuadamente.

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Sunday, October 07, 2007

Hebreos 2, Vigesimatercera pregunta

Hebreos 2:18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.


Cristo tomó nuestra semejanza, aún en cuanto a la tentación. Es compasivo, entonces, porque ha estado en nuestra situación. ¿Cómo es que esto le hace poderoso para socorrer a los tentados?


El versículo deja bastante claro que Cristo puede socorrer a los tentados, porque él también fue tentado. La pregunta específicamente trata de la influencia de su experiencia sobre su poder, su capacidad, para socorrer. Creo que podemos sugerir que su experiencia con la tentación lo capacita para socorrer a los tentados, en que lo hace compasivo para nosotros. Tomó nuestra semejanza; compartió nuestras tentaciones. Es una presión, una dificultad que él comprende de su experiencia. Entonces puede tener compasión de nosotros: y necesitamos su compasión. Necesitamos no solamente ayuda, sino ayuda tierna, ayuda compasiva.

Pero Cristo es poderoso para socorrernos en la tentación no solamente porque nos comprende, pero también porque sabe cómo vencer la tentación. El Señor Jesús fue tentado: y triunfó. Ocupó la espada del Espíritu, la palabra de Dios, y pisoteó al dragón (Efesios 6:17; Mateo 4:1-11; Salmo 91:13).

Además, podemos decir que como Cristo no falló, ha sido glorificado, ha sido dado toda autoridad, es sobre los principados y potestades (Efesios 1:20-22): y entonces es poderoso para socorrernos. El diablo nos trae tentaciones: pero Cristo ya conquistó al diablo, y es fácil para nuestro Señor correr al diablo de nosotros.

Cristo es nuestro refugio adecuado en contra de la tentación. Tiene compasión sobre nuestras dificultades; tiene sabiduría de como obtener la victoria sobre nuestras tentaciones; y tiene autoridad sobre el tentador. En cada tentación, entonces, huyamos a Cristo, busquemos refugio y aliento en él. El que no fue engañado ni espantado ni vencido en la tentación es el mismo quien nos ayuda hoy. Busquemos su socorro en oración, rogando ser librados de la tentación, como él mismo nos enseñó: no nos metas en tentación, mas líbranos del mal (Mateo 6:13).

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Saturday, October 06, 2007

Hebreos 2, Vigesimasegunda pregunta

¿Qué trabajo tiene Cristo como sumo sacerdote?


Esta pregunta se basa en el versículo 17: Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.


Cristo debía ser como sus hermanos –como los descendientes de Abraham. El motivo de esto es para que pudiera socorrerlos, según el v.16. La encarnación de Cristo era necesaria para nuestra salvación. Esta verdad se puede desarrollar de muchas maneras, pero el autor de Hebreos lo desarrolla en conexión con el sacerdocio de Cristo. Esto es algo que saldrá con mayor claridad al llegar al capítulo 5. Por el momento, entonces, es suficiente notar el hecho que la encarnación de Cristo es necesario para su sacerdocio, defiriendo la explicación hasta un momento posterior. Como los hijos participan en carne y sangre, él también participó de lo mismo; es en todo semejante a sus hermanos. Jesucristo comparte nuestra naturaleza, y esto es esencial para su trabajo. Era necesario para que pudiera morir (2:14) y para que fuera nuestro sumo sacerdote (2:17).

Y eso nos trae a la pregunta. ¿Qué hace un sacerdote? ¿Qué trabajo tiene Cristo como nuestro sumo sacerdote? La respuesta lo encontramos en la última frase del v.17: para expiar los pecados del pueblo.

El pecado crea una barrera entre el hombre y Dios (Efesios 4:17-20). Somos culpables, y merecedores de castigo: y Dios está airado en contra de nosotros (Salmo 5:4-6,10). Es necesario que exista una propiciación: algo para apacigüar la ira de Dios. Y también es necesario que haya algo para eliminar la culpa del pecado –para expiar nuestra maldad. Esto es lo que hace el sumo sacerdote: hace las ofrendas que quitan la culpa del pecado, que apacigüan la ira de Dios, y de esta manera hacen reconciliación entre Dios y el pecador (comparen Levítico 16). El trabajo de Cristo como sacerdote, entonces, tiene que ver directamente con nuestros pecados. Si no reconocemos nuestra vileza, con gran dificultad apreciaremos este oficio de Cristo.

Ahora debemos de notar también que el sacerdote sirve para expiar los pecados del pueblo. Esto sirve como una confirmación del particularismo que notamos en la entrada anterior. Cuando en el v.16 se contrasta a la descendencia de Abraham con los ángeles, la intención no es sencillamente hacer un contraste entre los hombres y los ángeles. Hay tal contraste: hay salvación para los hombres y para los ángeles no. Pero no todos los hombres son salvos. Los que llegan a la salvación son los que Dios escogió y llamó. Y así en el v.17 encontramos que el sacerdote no hace expiación por cada ser humano: hace expiación por los pecados del pueblo. El pueblo de Dios, suyos por elección y por redención, tienen sus pecados expiados. Cristo no murió por los que terminan en el infierno. Si afirmamos eso, afirmamos que Cristo falló en su muerte, pues no salvó a todos por quienes murió. Pero Cristo es exitoso: como sumo sacerdote hace su trabajo perfectamente. Hace expiación por cada pecado de cada miembro del pueblo escogido de Dios. Es misericordioso –salva a los pecadores. Es fiel –salva a todos los que su Padre escogió. Cristo es nuestra reconciliación con Dios. Nadia viene al Padre, sino por él (Juan 14:6).

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Friday, October 05, 2007

Hebreos 2, Vigesimaprimera pregunta

¿Por qué dice que socorrió a la descendencia de Abraham en vez de decir que socorrió a los hombres?

Esta pregunta trata del v.16: Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.

La referencia es a Cristo. El no socorrió a los ángeles. Allí ya debemos de parar y maravillarnos de la misericordia de Dios hacia nosotros. Los ángeles que pecaron Dios los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día (Judas 6). No hubo misericordia para ellos. Dios no es injusto: pecaron, y se merecen su castigo. Pero Dios es misericordioso: y entonces, aunque no hay socorro para los ángeles, hay socorro para la humanidad. Dios es soberano en derramar su gracia: no le es obligatorio ni necesario hacerlo. No dejaría de ser amor si condenaría a toda la humanidad a compartir el fuego preparado para el diablo y sus ángeles.

Pero la pregunta tiene que ver con la intención del autor de Hebreos en escoger precisamente las palabras que ocupó. ¿Por qué limita el socorro que Cristo da a la descendencia de Abraham?

La respuesta sencilla es porque Cristo no socorre a todos: no murió como sustituto para cada individuo que jamás ha vivido o vivirá en esta tierra. Y los que socorrió, son, en un sentido espiritual, los descendientes de Abraham. Así Pablo puede escribir:

Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa. Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión. Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia. Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada, sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación. (Romanos 4:13-25)


O nuevamente:

Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham. (Gálatas 3:6-9)


Hay una relación espiritual entre cada creyente verdadero, cada persona redimida por la sangre de Cristo, y Abraham. Los creyentes en Cristo Jesús, las personas que él socorrió al tomar en unión personal con su divinidad a una naturaleza humana perfecta, éstos son los descendientes de Abraham. En otras palabras, éste versículo no solamente nos enseña que para los ángeles que pecaron no hay remedio: también nos indica que lo Cristo hizo, lo hizo por un pueblo definido, y lo hizo eficazmente. (Si lo que hizo es para todos y eficaz, todos serían salvos: como eso obviamente no es la verdad que enseña la Escritura quedamos con dos opciones: lo que hizo no es para todos; o, lo que hizo no es eficaz. La Biblia enseña que lo hizo es eficaz, y también que lo que hizo no es para todos –Juan 17:9.) Aveces no queremos pensar que hay un límite en lo que Cristo hace: no nos gusta pensar que Dios tuvo misericordia de algunos y de otros no. Pero no socorrió a los ángeles: y no socorrió a cada individuo humano: socorrió a al descendencia de Abraham. Dios es soberano en quien escoge para la salvación (2a de Tesalonicenses 2:13), y en quien no escoge. Sin merecerlo nosotros, derramó su misericordia sobre un pueblo escogido desde antes de la fundación del mundo: no nos quejemos. Maravillemos y adoremos que Dios haya querido salvar si quiera un alma de la vil y perdida raza humana.

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  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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