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Hebreos 2, Vigesimasegunda pregunta

¿Qué trabajo tiene Cristo como sumo sacerdote?


Esta pregunta se basa en el versículo 17: Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.


Cristo debía ser como sus hermanos –como los descendientes de Abraham. El motivo de esto es para que pudiera socorrerlos, según el v.16. La encarnación de Cristo era necesaria para nuestra salvación. Esta verdad se puede desarrollar de muchas maneras, pero el autor de Hebreos lo desarrolla en conexión con el sacerdocio de Cristo. Esto es algo que saldrá con mayor claridad al llegar al capítulo 5. Por el momento, entonces, es suficiente notar el hecho que la encarnación de Cristo es necesario para su sacerdocio, defiriendo la explicación hasta un momento posterior. Como los hijos participan en carne y sangre, él también participó de lo mismo; es en todo semejante a sus hermanos. Jesucristo comparte nuestra naturaleza, y esto es esencial para su trabajo. Era necesario para que pudiera morir (2:14) y para que fuera nuestro sumo sacerdote (2:17).

Y eso nos trae a la pregunta. ¿Qué hace un sacerdote? ¿Qué trabajo tiene Cristo como nuestro sumo sacerdote? La respuesta lo encontramos en la última frase del v.17: para expiar los pecados del pueblo.

El pecado crea una barrera entre el hombre y Dios (Efesios 4:17-20). Somos culpables, y merecedores de castigo: y Dios está airado en contra de nosotros (Salmo 5:4-6,10). Es necesario que exista una propiciación: algo para apacigüar la ira de Dios. Y también es necesario que haya algo para eliminar la culpa del pecado –para expiar nuestra maldad. Esto es lo que hace el sumo sacerdote: hace las ofrendas que quitan la culpa del pecado, que apacigüan la ira de Dios, y de esta manera hacen reconciliación entre Dios y el pecador (comparen Levítico 16). El trabajo de Cristo como sacerdote, entonces, tiene que ver directamente con nuestros pecados. Si no reconocemos nuestra vileza, con gran dificultad apreciaremos este oficio de Cristo.

Ahora debemos de notar también que el sacerdote sirve para expiar los pecados del pueblo. Esto sirve como una confirmación del particularismo que notamos en la entrada anterior. Cuando en el v.16 se contrasta a la descendencia de Abraham con los ángeles, la intención no es sencillamente hacer un contraste entre los hombres y los ángeles. Hay tal contraste: hay salvación para los hombres y para los ángeles no. Pero no todos los hombres son salvos. Los que llegan a la salvación son los que Dios escogió y llamó. Y así en el v.17 encontramos que el sacerdote no hace expiación por cada ser humano: hace expiación por los pecados del pueblo. El pueblo de Dios, suyos por elección y por redención, tienen sus pecados expiados. Cristo no murió por los que terminan en el infierno. Si afirmamos eso, afirmamos que Cristo falló en su muerte, pues no salvó a todos por quienes murió. Pero Cristo es exitoso: como sumo sacerdote hace su trabajo perfectamente. Hace expiación por cada pecado de cada miembro del pueblo escogido de Dios. Es misericordioso –salva a los pecadores. Es fiel –salva a todos los que su Padre escogió. Cristo es nuestra reconciliación con Dios. Nadia viene al Padre, sino por él (Juan 14:6).

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  • Ruben
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  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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