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Vanas Repeticiones

Mateo 6:7,8 "Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagaís, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis." Y de aquí Cristo procede a darnos un modelo de la oración que es breve, sencillo y muy comprensivo.*

Ahora se ve aquí que Cristo nos dice que no debemos ser semejantes a los gentiles, o los paganos, a los que no conocen a Dios. Y nos señala especificamente en relación a la oración un area donde debemos ser distintos. En cuanto a la oración, los gentiles usan de vanas repeticiones. Se puede ver un ejemplo de la manera en que oraban sacerdotes paganos en 1a de Reyes de 18. Es un tiempo de apostasía en Israel. El rey y la reina (Acab y Jezabel) han comenzado a adorar a Baal. Elías, el profeta de Jehová, se ha opuesta a esto, y ha llamada a los sacerdotes de Baal al monte Carmelo, donde ha dado un reto: los sacerdotes de Baal construiran un altar, y prepapararán un sacrificio, pero no lo quemaran; pedirán a Baal que responda por fuego. Y Elías hara lo mismó con respecto a Jehová. Y dice al pueblo que el dios que responda por fuego será dios de Israel. Todo el pueblo está de acuerdo con esto, entonces los profetas de Baal construyen su altar, y de esta manera empiezan a invocarle, en el versículo 26: "Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho. Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme y hay que despertarle. Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos. Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase."

Se debe notar allí que era su costumbre usar cuchillos y lancetas en la oración; no fue algo que hizieron solamente para un evento especial como en conflicto entre Baal y Jehová –fue su costumbre. Y nos viene la pregunta, ¿porque hacían tanto? ¿Que querían lograr con todo esto? Y me parece que la respuesta de Cristo es suficiente, cuando dice, "piensan que por su palabrería serán oídos". Quieren impresionar al ídolo, o demonio, o idea al cual oran; sienten que por lo que hacen pueden captar su atención. Es decir, los gentiles tienen una mala practica en cuanto a la oración porque tienen una mala teología. Piensan platicar tanto que Dios tendrá que escucharlos. Y en esto muestran que no entienden ni quien, ni como es Dios. Por lo tanto, no se podría decir estrictamente que ofrecen sus oraciones a Dios. No, es pues, sorprendente que "no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase".

Su mala práctica es el resultado de sus ideas corruptas. Entonces cuando Cristo nos dice que no seamos como ellos, no solamente nos refrena de la práctica mala, sino se esfuerza para corregir también nuestra teología. Cristo menciona dos cosas directamente acerca de Dios que impiden que actuamos en la oración como los paganos; y podemos añadir una implicación de la conducta de los paganos en cuanto a nuestra teología en la oración.

En primer lugar, Cristo nos dice que Dios es nuestro Padre. Lo había dicho en el versículo 6, lo repite en el versículo 8, y en el versículo 9 nos da la oración que llamamos el "Padre Nuestro" precisamente porque Cristo nos enseña orar a Dios como nuestro padre celestial. Es decir, oramos a Dios en base de una relación con él, y es una relación como la que subsiste (aunque obviamente en grado más elevado y con Dios siendo perfecto) entre padre y hijo. El Salmo 103:13 nos dice algo de lo que esto significa cuando dice: "Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen." Podemos venir a Dios con nuestras peticiones, nuestras ansiedades y frustraciones y necesidades, porque él se compadece de nosotros. Como dice Pedro "echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros" (1a de Pedro 5:7). Ahora Salmo 103:13 también nos dice quienes son los que son tratados por Dios como hijos: son los que le temen. Gálatas 3:26 nos explica quienes son los hijos de Dios cuando dice "pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús." Los paganos no creen en Cristo Jesús; por lo tanto no son hijos de Dios. Y esto nos lleve a entender que siempre nos acercamos a Dios por medio de Cristo. Cristo es el mediador; sin él no veminos al Padre. Pero se debe añadir también que es por la gracia de Dios que creemos en Cristo (Juan 6:37-47). La gracia de Dios nos trajo a este punto, de que estando relacionado con él por Cristo, teniendo paz con el por la justificación que Cristo logró, oramos a él porque sabemos que es nuestro Padre, y que se compadece de nosotros.

En segundo lugar, Cristo nos dice que Dios sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos. Los gentiles hablaban mucho para ser escuchados; pero Dios ya sabe lo que necesitamos, de hecho, sabe lo que necesitamos mejor que nosotros mismos. Por lo tanto, no tenemos que informarle. Y sabiendo nuestra necesidad, y compadeciéndola, no tenemos porque agobiarnos con repetir las situaciones y aprietos en que nosotros nos encontramos. El sabe, y podemos simplemente venir a él y pedirle que nos de lo que necesitamos. En este contexto debo mencionar algo que solía decir Lloyd-Jones. Cuando personas venían a él luchando con una tentación persistente les decía que no debían de pasar mucho tiempo orando en cuanto a esa tentación. Su razón por decir esto fue que muchas veces en pasar tiempo agonizante orando acerca de la tentación (como por ejemplo una tentación a blasfemias contra Dios que ha molestado a varios cristianos, incluyendo Martin Lutero) simplemente se expusían nuevamente a la dicha tentación. No es decir que no debemos, cuando oramos, orar en contra de la tentación; pero creo que Lloyd-Jones tuvo mucho sabiduría en esto, porque si dejamos que nuestras mentes se ocupen siempre de la tentación me parece probable que caigamos en el pecado al que nos sentimos tentado. Es mejor reconocer que Dios ya sabe las circunstancias; Dios sabe todos los pensamientos odiosos, lascivios, blasfemos que pasan por nuestras mentes; sabe como aveces un pensamiento o clase de pensamientos surgen y resurgen y vuelven a surgir hasta que nos sentimos desesperados y deseamos escapar por completo de nuestras mentes. Bueno, pues, cuando oramos, no seamos dominados por esos pensamientos nuevamente ni siquiera para confesarlos en detalle o pedir ayuda contra ellos. Sería mejor que con referencia a cosas que amenazan dominar nuestros pensamientos que oremos simplemente "perdónanos nuestras deudas... y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal...." Dios ya sabe; no le tengo que informar. Solamente tengo que humillarme en su presencia, reconocer mi dependencia en él, y pedir que me de lo que él ve es mejor.

En tercer lugar, veamos que no tenemos que impresionar a Dios para ser escuchados. Los paganos, recordemos, usaban de vanas repeticiones para ser escuchados. De esta manera, parece, pensaban impresionar a su dios. Pero los Cristianos no tienen que impresionar a Dios para hacerle escucharles. Y esto por dos razones.

1. Dios está dispuesto escuchar la oración. No tenemos que obligarle a escuchar, porque Dios se deleita en escuchar los oraciones de su pueblo. El Salmo 65:2 dice simplemente "Tu oyes la oración." Dios lo oye. Sin que nos maltratemos; sin que usemos cuchillos y lancetas; Dios oye la oración. Escuchó la oración de Ezequías, y le extendió su vida (2a de Reyes 20:2,3); oyó la oración de Cornelio y le envió Pedro para predicarle el evangelio (Hechos 10). Sabemos que quiere oirnos, porque nos ha dado el Espíritu Santo para ayudarnos en la oración, como dice Zacarías 12:10 "Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oració" (véase también Romanos 8:26). Los mandamientos que nos da para orar nos dicen que desea escucharnos. 1a de Tesalonicenses 5:17 nos dice "orad sin cesar" –algo que Dios no habría mandado si no quería ser suplicado, alabado, agradecido e invocado a lo largo del día de cada uno de su pueblo. Isaías 62:6,7 nos dan una fuerte indicación del deseo que Dios tiene para escuchar nuestras oraciones, cuando dice "Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén". Por el profeta Dios nos manda no dejarle a él reposar de nuestras oraciones. ¿Que podría indicar con mayor vigor el hecho de que Dios se deleita en escuchar nuestras oraciones? Ciertamente, Dios oye la oración. Por lo tanto, no tenemos que impresionarle antes de ser escuchados.

2. La segunda razón porque no tenemos que impresionar a Dios para ser escuchados, es que Cristo ya le impresionó por nosotros. Obviamente, siendo pecadores hemos sido alejados por Dios. Pareciera lógico, pues, que tenemos que hacer algo para obtener audiencia con Dios. Pero el mensaje de la Bíblia es que Cristo ya lo ha hecho todo. Si nosotros queremos añadir a lo que hizo Cristo decimos que él no fue suficiente, y de tal manera deshonramos al Hijo de Dios. El autor de Hebreos nos exhorta a acercarnos confiadamente al trono de gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro porque tenemos un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos y que se compadece de nuestrad debilidades (Hebreso 4:14-16). Esta misma persona nos dice en 10:19 que tenemos libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Cristo. Efesios 2:18 nos dice que por medio de Cristo tanto Judíos y Gentiles tienen entrada por un mismo Espíritu al Padre.

Sabiendo, pues, que Dios es nuestro Padre; que sabe nuestra necesidad; que no tenemos que impresionarle, porque el deleita escuchar la oración y porque Cristo murio para traernos a él (1a de Pedro 3:18) oremos de esta manera:

"Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amen."



*Es irónico que aunque el "Padre nuestro" ocurre en este contexto de no usar vanas repeticiones, sin embargo muchos lo repiten vez tras vez sin pensamiento.


Se me ocurrió que debería haber añadido algo acerca de lo que constituye una vana repetición. Porque el hecho es que inevitablemente nos repetiremos. Cuando Pedro fue encarcelado, y la iglesia se juntó a orar por el, parece muy probable que repitieron sus peticiones. Me imagino que habrán sido pocas: libra a Pedro; dale gracia para sostener su encarcelamiento para la gloria de Dios; si no lo libras y Herodes le mata, levanta en su lugar una persona para guiarnos y extender tu evangelio; termina estas persecuciones. Hechos 12:5 dice que la iglesia hizo oración sin cesar por él. Sin duda se repitieron. Y esto no fue mal; Pablo no cesó de dar gracias por le Efesios, y de hecho, les da un resumen de sus oraciones por ellos (Efesios 1:15-23; 3:14-21). Sin duda Pablo se repetía de vez en cuando. Igualemente con los Filipenses, daba gracias a Dios cada vez que se recordaba de ellos, y rogaba por ellos con gozo (Filipenses 1:3,4). Siempre oraba por los Colosenses (Colosenses 1:3). Es decir, ni modo que nos repetiremos. El mero hecho de que tenemos oraciones escritas en la escritura, y sobre todo el "Padre nuestro" garantiza que oraremos usando las mismas palabras. Cuando yo oro por una persona inconversa, mi oración siempre será que Dios le convierte; aunque pueda variar como lo pido la cosa que pido es lo mismo. Pedir lo mismo, y aún usar las mismas palabras, no en sí constituye una vana repetición. De hecho, Mateo 26:44 nos dice de Cristo que "se fue de nuevio, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras." Repeticiones en si, pues, no son malas. ¿Que constituye una vana repetición? Creo que del contexto de Mateo 6 podemos responder: es una repetición hecha para impresionar a Dios, una repetición hecha para alcanzar su oído. Quizás podemos distinguir de esta manera: es correcto y bueno renovar nuestras oraciones, es decir, volver a pedir lo mismo de Dios. Pero simplemente repetir, así como un perico, es vano.

Tienes razón que nuestras oraciones no benefician a Dios. Pero a la vez tenemos que evitar pensar que simplemente es un ejercicio sujetivo, algo que sirve para ayudarme a mí y nada más. Que me ayudan, no lo niego; pero a la vez afirmo que Dios ha ordenado que logrará sus propósitos por medio de la oración de sus santos. Por ejemplo, cuando Cristo regresa: será en respuesta a las oraciones de su iglesia. Cuando Dios me justifica; es en respuesta a mis oraciones, y las oraciones de los que me quieren. No oramos para informarle; pero para cometer nuestros asuntos a sus manos, y de esta manera tomar la parte que nos corresponde en el cumplimiento de los propósitos de Dios. Desde esta perspectiva, es fácil ver que la oración es un privilegio, no simplemente porque podemos hablar a Dios acerca de nuestros propios asuntos, sino también porque ¡por medio de la oración participamos en el plan eterno de Dios!

About me

  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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