Hebreos 2, Decimaquinta Pregunta
Cristo es quien no se avergüenza de llamarnos a nosotros hermanos. Es el Cristo glorioso, el hombre perfecto, el heroe que logró la salvación, el santo sin mancha, el Dios encarnado, que no se avergüenza de decirme a mí que soy su hermano. Y eso se basa en que Dios el Padre me escogió, me hizo nacer por su voluntad, y me adoptó en su familia. El amor de Dios es tal que me toma, vil y aborrecible como soy, me mete en su familia, y ni siquiera me esconde cuando vienen visitas, si lo podemos ilustrar de esa forma. Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo me reciben con tal grado de amor que no se apenan de mi. ¡Oh que Dios me diera andar como es digno de la vocación con que fui llamado (Efesios 4:1)!
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