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Hebreos 2, Vigesimaprimera pregunta

¿Por qué dice que socorrió a la descendencia de Abraham en vez de decir que socorrió a los hombres?

Esta pregunta trata del v.16: Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.

La referencia es a Cristo. El no socorrió a los ángeles. Allí ya debemos de parar y maravillarnos de la misericordia de Dios hacia nosotros. Los ángeles que pecaron Dios los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día (Judas 6). No hubo misericordia para ellos. Dios no es injusto: pecaron, y se merecen su castigo. Pero Dios es misericordioso: y entonces, aunque no hay socorro para los ángeles, hay socorro para la humanidad. Dios es soberano en derramar su gracia: no le es obligatorio ni necesario hacerlo. No dejaría de ser amor si condenaría a toda la humanidad a compartir el fuego preparado para el diablo y sus ángeles.

Pero la pregunta tiene que ver con la intención del autor de Hebreos en escoger precisamente las palabras que ocupó. ¿Por qué limita el socorro que Cristo da a la descendencia de Abraham?

La respuesta sencilla es porque Cristo no socorre a todos: no murió como sustituto para cada individuo que jamás ha vivido o vivirá en esta tierra. Y los que socorrió, son, en un sentido espiritual, los descendientes de Abraham. Así Pablo puede escribir:

Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa. Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión. Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia. Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada, sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación. (Romanos 4:13-25)


O nuevamente:

Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham. (Gálatas 3:6-9)


Hay una relación espiritual entre cada creyente verdadero, cada persona redimida por la sangre de Cristo, y Abraham. Los creyentes en Cristo Jesús, las personas que él socorrió al tomar en unión personal con su divinidad a una naturaleza humana perfecta, éstos son los descendientes de Abraham. En otras palabras, éste versículo no solamente nos enseña que para los ángeles que pecaron no hay remedio: también nos indica que lo Cristo hizo, lo hizo por un pueblo definido, y lo hizo eficazmente. (Si lo que hizo es para todos y eficaz, todos serían salvos: como eso obviamente no es la verdad que enseña la Escritura quedamos con dos opciones: lo que hizo no es para todos; o, lo que hizo no es eficaz. La Biblia enseña que lo hizo es eficaz, y también que lo que hizo no es para todos –Juan 17:9.) Aveces no queremos pensar que hay un límite en lo que Cristo hace: no nos gusta pensar que Dios tuvo misericordia de algunos y de otros no. Pero no socorrió a los ángeles: y no socorrió a cada individuo humano: socorrió a al descendencia de Abraham. Dios es soberano en quien escoge para la salvación (2a de Tesalonicenses 2:13), y en quien no escoge. Sin merecerlo nosotros, derramó su misericordia sobre un pueblo escogido desde antes de la fundación del mundo: no nos quejemos. Maravillemos y adoremos que Dios haya querido salvar si quiera un alma de la vil y perdida raza humana.

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  • Ruben
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  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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