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Dios Llama a Abram

Dios llamó a Abram de una cultura idólatra. Por lo tanto fue una llamada procedente de la gracia de Dios. No había acción antecedente de parte de Abram. No era en respuesta a Abram, sino como avanze en su plan que Dios repentinamente le habla y le llama. ¿Pero a qué lo llamo? La respuesta contiene dos aspectos.
1. Dios lo llamó al sacrificio. Esto queda muy claro de Génesis 12:1. Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Cuando Dios llama a Abram la obediencia involucra sacrificio. Abram tiene que dejar lo conocido y lo querido. Abandona su familia y su patria natal. Aparte, lo hace con cierta medida de incertidumbre, pues Hebreos 11:8 dice: Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a donde iba. Dios le dijo que saliera, pero no le indicó cual era el destino final. Abram dejó la comodidad y la seguridad de un lugar fijo de vivir, dejo la confianza carnal del sentimiento que podía anticipar el futuro. Aquí también podemos ver que Abram es el creyente arquetípico. Cristo dice: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame (Lucas 9:23). Cuando Cristo nos llama es, al igual que la llamada de Abram, una llamada al sacrificio. La enseñanza que dice, Ven a Cristo, y para de sufrir, es, en palabras cortas, una mentira. Si Dios nos llama nos llama a dejar el mundo y la seguridad carnal.
Pero entonces ¿por qué habría alguien de obedecer esta llamada? Si Dios nos llama al sacrificio, a la auto-negación, a renunciar lo querido, lo conocido ¿qué nos podría atraer a seguir esa llamada? La respuesta está en la segunda parte de la llamada de Abram.
2. Dios lo llamó a recibir sus promesas. Génesis 12:2,3 continúan con lo que Dios dijo a Abram: Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Dios exige que Abram sacrifique, por cierto; pero Dios le promete algo mejor. No es tiempo en este artículo examinar las promesas hechas a Abram para entender su grandeza. Aquí solamente quiero enfatizar que Dios no le llamó unicamente al sacrificio –no se puede negar ese aspecto, pero tampoco se puede decir que eso es todo. Le llamó a sacrificar algo –pero le prometió algo de un valor excediente. Despues de las palabras citadas anteriormente de Lucas 9, el Señor Jesús procede a decir: Porque todo el que quiere salvar su vida la perderá; y todo el que pierda su vida por mí, éste la salvará (Lucas 9:24). Cristo nos llama al sacrificio –pero pierdiendo la vida de esa forma la salvaremos. Se puede añadir el ejemplo de Moisés. Según Hebreos 11:23-26 Moisés vió que aunque la llamada de Dios necesitaba sacrificio era un sacrificio que valía la pena: Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiedno antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesto la mira en el galardón.
Seguir a Dios requiere que sacrifiquemos; pero seguir a Dios también significa ser partícipes en sus promesas.

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  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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