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Abram Responde

Dios llamó a Abram desde una cultura idólatra. Lo llamó a dejar la casa de su padre y su tierra natal. Lo llamó a sacrificar lo terrestre, pero a la vez le dio promesas en las cuales Abram participó (compare Juan 8:56).
La respuesta de Abram a todo esto se puedo sumar en dos puntos muy sencillos.
1. Abram creyó a Dios. Hebreos 11:8 dice: Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Abram confía en la palabra de Dios; las promesas que Dios le da crían en él la fe. Esta fe no fue un acto de una sola vez. Creyó cuando Dios lo llamó; y también creyó cuando Dios le dio promesas acerca de su prole. Así en Génesis 15:6 leemos: Y creyó a Jehová,y le fue contado por justicia (un texto que para Pablo sirve para establecer el paradigmo en cuanto a la justificación, Romanos 4:3). Abram pasó su vida creyendo.
2. Abram obedeció a Dios. En las palabras de Hebreos 11:8 nuevamente: Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció.... Cuando Abram fue llamado (que constituye su autorización, su justificación para pensar y actuar de esta forma) cree –y esta fe se une con obediencia. No fue esa fe muerta que no tiene obras que lo acompañan (Santiago 2:14-26). Fue una fe viva y activa –una fe obediente. La obediencia es el resultado de la fe verdadera.
Pero vale la pena notar como Abram sigue en el mismo capítulo que narra su llamamiento departe de Dios y su respuesta ejemplar a esa llamada. Génesis 12:10-20 contiene el relato del tiempo que Abram pasa en Egipto. Desciende por un hambre en la tierra (al igual que sus descendientes más adelante). Pero utiliza una estratagema mundana para proveer por su seguridad, pues pide a Sarai su esposa que diga solamente parte de la verdad –que se identifique como su hermana. Esto era la verdad, en cuanto era hija de su padre mas no hija de su madre –pero también era su esposa. Faraón, rey de Egipto, toma a Sarai por lo tanto para ser una de sus mujeres. Dios la protege, y termina con Faraón, el inconverso, reprendiendo a Abram, el padre de todos los creyentes.
Este relato nos es muy útil. Hay muchas lecciones que deberíamos aprender de estas cosas, pero ahora menciono solamente dos.
1. Si la obediencia es resultado de la fe, es lógico pensar que la desobediencia es resultado de la incredulidad. Si Abram obliga a su esposa a mentir, será por desconfiar en Dios. Esto nos puede animar. Si nuestro padre Abraham falla, no es sorprendente que nosotros también fallemos. Dios lo protegió y lo corregió. El siempre es fiel. No es para que pensemos que nuestros pecados no importan –pero para que al caer, nos levantamos sin desesperarnos.
2. Esto sirve para decirnos que no es la fe ni la obediencia de Abram que lo hacen bien con Dios, porque ninguna de estas es perfecta. Su fe no se extingue –pero tampoco es del todo estable. Su obediencia es impresionante –pero desobedece de una forma tan obvia que un pagano lo reprende. Es decir, no podemos basar la buena relación entre Dios y Abram en lo bueno de Abram. Dios lo llamó cuando él vivía en la idolatría. Lo que comenzó la relación entre ellos fue el libre albedrío de Dios, su gracia soberana. Y lo que lo mantiene es la constancia de Dios. Es la misericordia de Dios, no la fe de Abram (que simplemente recibe la gracia); es la fidelidad de Dios, y no la obediencia de Abram.

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  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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