« Home | Pregunta 2, Subpregunta 22 » | Pregunta 2, Subpregunta 21 » | Pregunta 2, Subpregunta 20 » | Pregunta 2, Subpregunta 19 » | Pregunta 2, Subpregunta 18 » | Pregunta 2, Subpregunta 17 » | Pregunta 2, Subpregunta 16 » | Pregunta 2, Subpregunta 15 » | Pregunta 2, Subpregunta 14 » | Pregunta 2, Subpregunta 13 »

Hugo Martin y la Tentación de Cristo

El teólogo escosés Hugo Martin nos enseña que los relatos de los evangelios son más que un mero recuerdo, somo una biografía cotidiana. Son mucho más, porque son el medio por el cual Jesús cumple su promesa de estar con nosotros siempre, hasta el final del mundo. Y esto se puede aplicar a porción del relato que encontramos en los evangelios. Quiero ocupar a los pensamientos de Martin en cuanto a la presencia de Cristo con nosotros en el relato de la tentación como una ayuda en mis propias reflexiones sobre este punto (el relato de la tentación se encuentra en Mateo 4:1-11; Marcos 1:12,13; Lucas 4:1-13: Hugo Martin también agrega Lucas 22:28,29).

Como Cristo fue tentado, nosotros también lo seremos. El fue atacado en el punto de ser Hijo de Dios (y creo que aquí no es una referencia a su naturaleza como Dios el Hijo, sino a su posición como Mediador), y nosotros también somos atacados en el punto de nuestra adopción. Y como el diablo nos sigue atacando, tentando, en este relato tenemos un conflicto y una victoria continua: el conflicto continúa en cada uno de nosotros, y Cristo triunfa sobre el diablo una y otra vez en nosotros (comparen Génesis 3:15 con Romanos 16:20).

La tentación es idéntica. Satanás ataca a Cristo en cuanto a este punto: si tu eres el Hijo de Dios: y de la misma manera nos asalta a nosotros.
El diablo ataca de ésta manera: ¿Si eres el Hijo de Dios porque no estás viviendo como el Hijo de Dios? ¿Si Dios es tu Padre, por qué tienes hambre? Si eres el Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan (Mateo 4:3). Nos aflige con nuestra pobreza, con la dureza de nuestras circunstancias. Nos dice cosas como: ¿apoco piensas que Dios es tu Padre cuando sufres tanto? ¿Acaso puedes creer que Dios te ha tomado como hijo y luego no te alimenta bien? Al contrario, tus circunstancias manifiestan que Dios te ha rechazado, que no quiere tener nada que ver contigo.
¿Cuál es la respuesta correcta? ¿Cómo respondió Cristo? No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mateo 4:4). Hay que notar aquí que Cristo se identifica con nosotros. Aplica a sí mismo lo que corresponde al hombre. Cuando el Verbo Eterno se hizo carne, aceptó todo lo que eso significaba, aún de sufrimiento. Está con nosotros en esta tentación: ha pasado, y pasa ahora con nosotros, por lo más fuerte de la tentación. Entonces ¿qué significa la palabra de Cristo? Significa que acepta la palabra de Dios antes que toda evidencia de sus sentidos, antes de sus sentimientos, antes que todo. Dios ha dicho, este es mi Hijo amado, y Cristo lo va a creer. Por fe en la palabra de Dios, evita el lazo del diablo. El triunfa en nosotros en la misma manera: cuando contamos la palabra de Dios como la realidad básica, última, máxima: si lo que la Biblia dice y lo que yo veo, siento, pienso, no concuerdan: ¡pues al diablo con mis pensamientios, sentimientos y experiencias! Lo que Dios ha dicho es cierto, y a eso me voy a aferrar. Dios dice que en Cristo Jesús soy su Hijo (Gálatas 3:26): pues eso es lo que voy a creer, no obstante lo que se oponga.

Entonces con la palabra y con el Espíritu, es decir con las mismas armas que tenemos nosotros, Cristo conquista al diablo, en las tentaciones idénticas que nos vienen a nosotros. Si el asalto es idéntico, pues también la defensa. Aprendamos del ejemplo de Cristo a resistir al diablo con la espada de la palabra de Dios, dependiendo del poder del Espíritu Santo. Pero además de eso, tenemos que reconocer su presencia con nosotros en la tentación: él escogió humillarse con nosotros, aceptar nuestra condición: y eso significa que no se aleja de nosotros cuando somos tentados. No nos menosprecia, no nos desdeña por ser tentados. Está con nosotros aún en esta prueba: su victoria se aplica a nosotros, y por él triunfamos.

Y esto nos lleva al último punto que hace Martin, que la victoria es idéntica, en su galardón final y en su auxilio inmediato. Del galardón final es difícil decir mucho, porque ¿quién puede hablar de las glorias del cielo? Pero notemos simplemente este dicho de Cristo: Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí (Lucas 22:28,29). O nuevamente Cristo dice en Apocalipsis 3:21: Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. Cuando el diablo nos tienta, y con la palabra de Dios en el poder del Espíritu lo resistimos, vamos en camino hacia esta gloria con Cristo. Pero además de este galardón final, también hay auxilion inmediato: Dios nos refresca, nos restaura, al pasar victoriosamente por un tiempo de tentación. Vemos esto en el caso de Cristo: después de la tentación, el diablo lo dejó por un tiempo (Lucas 4:13). Dios nos da temporadas de paz y descanso. Pero además de esto, los ángeles vinieron y le sirvieron (Mateo 4:11). Ahora aquí es fácil pensar, "Bueno, eso fue Cristo, él tuvo lujos que yo no, los ángeles ni siquiera se dan cuenta de mí." Pero eso no es cierto: Cristo compartió nuestra condición, tomó a sí mismo lo más severo de nuestra aflicción. Entonces cuando leemos en Hebreos 1:14 que los ángeles son espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación, creo que debemos concluir que aunque nosotros no nos demos cuenta, los ángeles ministran también a nosotros, por el mandamiento de Dios. Pero además de estos beneficios, también podemos notar que hubo un aumento en la utilidad después de la tentación. ¿Qué pasa cuando Cristo termina con la tentación? Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea... y enseñaba en las sinagogas de ellos (Lucas 4:14,15). La tentación resultó en un ministerio más ámplio. De la misma manera cuando pasamos por la tentación, podemos esperar que Dios nos dará más oportunidad y más poder para servirle.

En la tentación, entonces, no desesperemos: recordemos que Cristo lo pasó: que está con nosotros en esto: imitemos su ejemplo en la batalla: y confiemos que él será victorioso en nosotros, que el resultado de la tentación será un galardon de gloria, y un mejor servicio para Dios.

Labels: , ,

About me

  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
My profile
Powered by Blogger
& Blogger Templates
Hosted by WebsiteMaven