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Lamentaciones y Esperanza

El libro de Lamentaciones es un ciclo de cinco poemas escritos por el profeta Jeremías como endechas acerca de la destrucción de Jerusalén. Los primeros cuatro capítulos son poemas acrósticos en el Hebreo original. Capítulos 1,2 y 4 dedican un versículo a cada letra del alfabeto hebreo, mientras el capítulo tres dedica 3 versículos consecutivos a cada letra del alfabato hebreo. Capítulo cinco también es un poema, pero organizada de una forma distinta.
En las endechas de este libro encontramos que la situación es tan mala cómo podría ser. Políticamente el rey ha sido capturado, sus edificios destruídos, el gobierno pasado a ajenos y la libertad perdida, con los malos efectos, como la violación, que vienen con este tipo de conquista (4:20; 5:18, 4:11 y 2:8; 1:5 y 5:2; 1:3 y 5:8; 5:11). Sufrieron mucho: los que murieron por la espada se consideraban más dichosos que los que murieron por hambre, y las madres aún comían a sus propios hijos (4:9,10). En lo espiritual, el templo está destruído y no hay quien venga a los festejos religiosos (2:6 y 4:1; 1:4). Experimentan la ira de Dios (2:2; 4:11,16).
Hay muchas riquezas en este libro: quiero comentar más acerca de su enseñanza en articulos futuros. Pero aquí quiero subrayar simplemente que este libro nos enseña cómo aguantar las peores circunstancias, cómo mantener la fe cuando lo que más temíamos, lo peor que podemos imaginar, nos sobreviene.
El capítulo uno nos enseña a reconocer que Dios es justo en lo que trae sobre nosotros. Jehová es justo; yo contra su palabra me rebelé dice la ciudad personificada en el 1:18. Si reconocemos que por nuestros pecados merecemos aún más de lo que Dios nos manda, no nos quejaremos con él. Hay que reconocer que él es soberano, que él trae estas afflicciones (3:37 dice: ¿Quién seré aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó?). Pero es justo al hacerlo. Entonces, no obstante lo que acontece, Dios es justo, Dios lo hizo, y por lo tanto está bien. Los principios fundamentales del universo no han sido trastornados. El derecho triunfará. Si pensaramos que Dios ha sido injusto sería una carga insoportable, porque entonces no hay justicia, no hay bueno ni malo: hay solamente dolor. Pero Jehová es justo.
El capítulo 2 nos enseña a buscar a Dios en medio de las angustias. Los versículos 18-19 contienen éstas instrucciones: Oh hija de Sion, echa lágrimas cual arroyo día y noche; no descanses, ni cesen las niñas de tus ojos. Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; alza tus manos a él implorando la vida de tus pequeñitos, que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles. Dios es el único refugio: el único que puede ayudar. Aunque nos sintamos bajo su ira, con su justicia en nuestra contra, tenemos que ir a él en oración. Esto sigue del reconocimiento de su justicia, que según me parece tiene que incluir el arrepentimiento. Es decir, estas peticionas para misericordia van acompañadas con la penitencia verdadera por los pecados.
El capítulo 3, probablemente el más conocido de Lamentaciones, nos dice que la misericordia de Dios nos encuentra aún en medio de los sufrimientos máximos que podamos pasar en esta tierra. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré. Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová. Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud. Que se siente solo y calle, porque es Dios quien se lo impuso; ponga su boca en el polvo, por si aún hay esperanza; dé la mejilla al que le hiere, y sea colmado de afrentas. Porque el Señor no desecha para siempre; antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias; porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres (3:22-33). Jehová es misericordioso: Jehová es fiel. Entonces, sabemos que él nos preserva en afflicciones; nos castiga con un fin; y las afflicciones no son eternas. También hay una leccion práctica acerca de cómo proceder en tales circunstancias. El v.21, que viene antes de la sección citada, dice: Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. En medio de las afflicciones, tenemos que acordarnos del carácter de Dios; esto nos llevará a callar, y no quejarnos; a humillarnos ante él (pone su boca en el polvo) y aceptar lo que él manda, en esperanza y confianza que es para nuestro bien. Pero comienza con recordar que Dios es bueno, y con meditar en su bondad.
El capítulo 4 es el capítulo más deprimiente del libro, y quizás de toda la Bíblia. Expone en detalle los sufrimientos de Jerusalén: el versículo 4 tiene que provocar compasión, al decir: La lengua del niño de pecho se pegó a su paladar por la sed; los pequeñuelos pidieron pan, y no hubo quien se lo repartiese. También se ve la destrucción de esperanzas falsas. Jerusalén era fuerte –pero cayó (4:12); buscaron ayuda de Egipto –pero los egipcios no pudieron ayudar (4:17); pensaban que de alguna manera el rey los protegería –pero él fue capturado (4:20). Pero sin embargo hay dos cosas que nos sugieren algo de esperanza. En primer lugar, los últimos dos versículos hablan del castigo de Dios que llegará sobre Edom. Dios será justo y castigará a los que apoyaron en la afflicción de su pueblo –es decir, Dios no se ha olvidado de que son su pueblo. Y en segundo lugar, la destrucción de esperanzas vanas sirve para que confíen en Dios mismo, en lo que él nos da para que esperemos. Creo que los judíos se equivocaron al pensar en el rey Sedequías como su esperanza. El era el ungido de Jehová, rey del linaje de David; pero era un hombre débil y pecaminoso. Pero hay un ungido de Jehová mayor, ungido no con aceite, sino con el Espíritu Santo (Isaías 11:1,2; Isaías 61:1-3; Lucas 4:18-21). El sí nos da descanso (Mateo 11:28-30). El no falla (Isaías 42:4): él es una esperanza adecuada (1a de Pedro 2:6). ¿Queremos aguantar las pruebas más fuertes de la vida sin apartarnos de Dios? Será necesario tener a Jesucristo como el aliento de nuestras vidas: poder decir con Pablo, para mi el vivir es Cristo (Filipenses 1:21).
El capítulo 5 expone cómo ha sido destruída la gloria de Sion completamente. Pero también da dos puntos de aliento, nos dice dos cosas que provocan esperanza y paciencia. Nos dice que Dios es incambiable: Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre; tu trono de generación en generación (5:19). Esto es una idea parecida a la del Salmo 102:25-27. Jehová es incambiable: no cambia en su justicia; no cambia en su bondad; y este versículo agrega que no cambia en su reino. El siempre está en control: siempre reina. Y su reino es siempre justo y bondadoso. Además, nos informa que Dios es quien puede cambiar todo. Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos; renueva nuestros días como al principio (5:21: compare Jeremías 17:15 y 31:18). Dios es quien da el arrepentimiento: quien nos puede volver a él. Nos apartamos, como ovejas nos descarriamos (Isaías 53:6)–pero él nos puede llamar eficazmente para que regresemos. Es más: el puede alterar las circunstancias. El puede renovar nuestros días como al principio. Es decir, no hay una situación, por más fuerte que sea, que está fuera del control de Dios o que él no pueda cambiar.
Lamentaciones, entonces, nos enseña, que con nuestro Dios siempre hay esperanza: es el Dios de sorpresas (vea Génesis 22:1-18, Romanos 4:17 y Hebreos 11:17-20): y para él, no hay imposibilidad (Lucas 1:37). Siempre hay esperanza.
Resumiendo: Dios es justo; Dios oye la oración; Dios es bueno; Dios se acuerda y provee un Mesías; el Dios incambiable puede cambiar cualquier circunstancia.
Entonces, confesemos nuestros pecados; vayamos a Dios en oración; meditemos en su bondad; acudamos al Mesías, Jesús de Nazaret y descansemos en su inmutabilidad y poder transformador.

About me

  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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