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Confiando en Dios Sin Mirar Sus Planes

Muchas veces queremos saber el contenido de lo que Dios ha decretado. Es decir, queremos saber el futuro. Queremos saber cómo será mañana. Queremos saber si cierta persona en algún momento u otro se va a convertir. Más que nada, queremos saber que nuestros seres queridos van a estar bien.

Ahora bien, Dios nos ha dado a saber una parte de sus decretos. Sabemos que en el nombre de Jesús se doblará toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra: y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre (Filipenses 2:10,11). Por medio de las promesas sabemos algo del contenido de lo que Dios ha decretado. Sabemos, por ejemplo: Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotrs, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros (Romanos 8:11). Si tengo la certeza de mi salvación, yo puedo saber que resucitaré mediante el Espíritu. Eso es saber algo del contenido del decreto de Dios.

Pero aunque vemos ciertos grandes rasgos: aunque en cuanto a nosotros mismos podemos tener el conocimiento del fin del proceso establecido por el decreto divino; en cuanto a los detalles, en cuanto a los individuos que resucitarán, en cuanto a mucho que nos causa angustia y preocupación, Dios no nos ha dicho. ¿Que ocurrirá para que yo sea santificado? No lo se, porque Dios no lo ha revelado. Y si Dios no lo ha revelado en su palabra, nos toca esperar para ver el contenido de su decreto mediante los eventos de la historia: podemos saber el contenido del decreto para cierto momento, si ese momento está en el pasado. Hay cosas que no nos corresponde saber, ni intentar descubrir (compare Deuteronomio 29:29 y Hechos 1:7).

Pero ¿como podemos estar tranquilos sin saber lo que Dios ha planeado? ¿Como podemos estar en paz cuando tenemos la duda de si Dios ha decretado que nuestro ser más querido será salvo?

La respuesta es sencillamente esta: no necesitamos saber el contenido del decreto porque Dios nos ha dado algo mejor. El nos ha dado un conocimiento de su carácter (1a de Juan 4:16). Yo antes andaba por todos lados con un amigo: y estando con él no me preocupaba de como iba a llegar, porque él siempre me dirigía bien y me causaba llegar sin dificultad al lugar que buscaba. De la misma manera, no sabemos como Dios procede: muchas veces sus caminos nos parecen extraños: pero confiamos que es infinito en sabiduría, en bondad y en poder. Si él es así ¿no es una tontería que yo me queje? ¿Acaso se más que Aquel quien hizo mi inteligencia? ¿Acaso pienso que Dios no puede lograr su plan? ¿Acaso temo que su plan no será perfecto?

Lamentablemente, aveces es así. Dudamos de Dios. Un motivo es que proyectamos nuestras memorias e impresiones de autoridades en nuestras vidas (padres, gobiernos, jefes del trabajo, jueces) a Dios. Y la verdad es que muchas veces dudamos –y muchas veces justamente– de la sabiduría, bondad o poder de estas autoridades. Pero Dios es perfecto; si él es perfecto, su decreto también lo será.

Entonces no necesitamos saber los detalles de lo que Dios ha decidido para confiar en él, para estar tranquilos: solamente tenemos que saber que nuestro Dios, quien lo ha decretado es: ¡Jehová! ¡Jehová! Fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación (Exodo 34:6,7).

About me

  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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