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Amós 9 (1)

Amós 9:1-10


Nuevamente en Amós capítulo 9 tenemos el anuncio del juicio venidero. En una visión que tiene Amós, el Señor directamente anuncia su juicio ineludible, apesar de la confianza del pueblo. Aquí Amós retoma temas que han aparecido anteriormente, pero ahora los relata estrechamente con los atributos de Dios. Entonces podríamos decir que el tema de esta sección es sencillamente:

I. La justicia de Dios es inescapable apesar de la confianza vana del pueblo (vv.1,10).

Dios derrumba la confianza vana del pueblo cuando manda destruir el templo (donde estaba colocado el altar) en el v.1. Su religión no les servirá de refugio. Además, si se aferran de que son especiales para Dios, que él los ha escogido y redimido, tienen que entender que no por eso evitarán el castigo (v.7). Aunque ellos no lo crean, al igual que los etíopes, serán castigados –como vimos, Dios es el juez de todas las naciones y su propio pueblo no queda sin condenación. Aunque les lastima el orgullo deben entender que Dios tiene cuidado para todos los pueblos. Ahora es cierto que Israel había sido muy privilegiado –pero al ser escogidos y llamados y redimidos por Dios, era para que fueran una nación santa (Exodo 19:5,6); pero si son pecaminosos el hecho de tener cierta cercanía a Dios aumentará su condenación (Amós 3:2). Sus privilegios no incluían pecar sin consecuencias. Entonces Amós así intenta convencerlos que el juicio sí vendrá. Pero aunque reconozcan que el juicio viene, no por eso se dejan convencer que les vendrá precisamente a ellos. Entonces, al pensamiento que sus esperanzas de no entrar en juicio son vanas, el profeta agrega que no habrá manera de escapar del juicio, y eso por como es Dios. Dios juzgará porque es un Dios justo; y ese juicio alcanzará a todo pecador porque

A. Dios es omnipresente, que quiere decir que está en todo lugar, v.2; Salmo 139:7-10; Jeremías 23:24. No hay manera de salir de su presencia.

B. Dios es omnipotente, que quiere decir que todo lo puedo, vv.2-4 (¿quién puede tomarlos del Seol o del cielo o de las profundidades del mar?); Génesis 18:14; Jeremías 32:17,27. Sea cual sea el refugio que ocupen, Dios es poderoso para vengarse de ellos allí: tiene medios a la mano para destruirlos. Y aunque acepten un castigo, el cautiverio, Dios no quedará satisfecho con eso: los pecadores de su pueblo tienen que morir (v.10).

C. Dios es omnisciente, que quiere decir que sabe todo, vv.2-4 (¿quién sabe donde están, no obstante de donde se quieran esconder?); Salmo 139:1-6; Salmo 139:11-18; Hebreos 4:13.

Es decir, Dios es plenamente capaz de cumplir con las amenazas de este capítulo y de todo el libro. Y es lógico, pues él es el Auto-suficiente, fiel y soberano Creador, Gobernador y Preservador de todo el mundo (vv.5,6). La tierra es de él, y él hace lo que quiere con ella. Y en este caso, lo que él quiere es traer llanto (v.5) y mortandad (vv.1,10). El, este Dios infinito y eterno, está velando sobre los pecadores para mal, y no para bien (v.4). Con razón dice Salomón, Mas el camino de los transgresores es duro (Proverbios 13:15).

Pero precisamente estas cosas que inspiran o deben inspirar terror en los pecadores, forman también la confianza de los justos.

Dios promete que aunque destruirá al reino pecador, destruirá a su pueblo en la medida en que son pecadores obstinados, que no destruirá la casa de Jacob (v.8); aunque toda la nación será zarandeada, ni un granito caerá en la tierra (v.9). Como Pablo explica en Romanos 2:28,29 y Romanos 9:6-8 hay un Israel histórico, y un Israel verdadero. Había descendientes de Abraham, pero quienes no eran los hijos de Abraham en el sentido más profundo (Gálatas 3:7; compara también Filipenses 3:2,3 y Judas 5). De la misma manera, hay personas que pertenecen a la iglesia cristiana, y sin embargo no son cristianos (2a de Pedro 2:1; 1a de Juan 2:18,19). Y nosotros debemos confiar que Dios los castigará. Aunque nosotros no seamos capaces de hacerlo, él sabe perfectamente quienes son sus elegidos (2a de Timoteo 2:19) y quienes no, y traerá destrucción sobre los hipócritas. Aunque nos engañen a nosotros, no pueden engañar a Dios –él es omnisciente. No pueden esconderse de él, pues es omnipresente. Y él es omnipotente: su poder alcanzará para derrotarlos. Escuchan las palabras del Señor y teman: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas (Lucas 12:1-3). Pero no tenemos solamente la confianza de que los hipócritas serán expuestos y castigados, aunque eso en sí es un consuelo. Pero también, como leímos en el Salmo 139, estos mismos atributos que garantizan la destrucción del hipócrita más hábil, conmueven al creyente verdadero a la adoración y la confianza (Salmo 139:6,10). El Espíritu Santo presenta los dos lados de esto en 2a de Pedro 2:4-9: Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente, y libro al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos) sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio.... Pedro junta sus datos históricos, y saca esta conclusión: Dios sabe librar de tentación a los piadosos y reservar a los injustos para ser castigados. Consideremos el ejemplo de Noé: vino un juicio universal. El mundo que entonces fue pereció anegado en agua (2a de Pedro 3:6); pero aunque Dios destruyó el mundo, supo preservar al hombre píadoso, Noé.

El mismo Dios que destruye al malo, preserva al justo.

Nosotros no tenemos que temer en tiempos de juicio. Dios no se equivoca. Está en todo lugar; sabe todas las cosas; todo lo puede. Entonces no solamente es capaz de destruir a los pecadores e hipócritas, sino también es poderoso para guardaros sin caída y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría.

A éste, unico y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén (Judas 24,25).

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  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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