« Home | Amós 9 (1) » | Amós capítulo 8 » | La Santa Cena y Oposición a la Palabra de Jehová » | Amós 7 (2) --Oposición a la Palabra de Jehová » | Amós 7 (1) --La Oración y el Juicio » | Amós capítulo 6 » | Amós capítulo 5 » | Celos Y Paciencia #2 » | Alcohólicos Anónimos y la Religión Cristiana » | Celos Y Paciencia #1 »

Amós 9 (2)

Amós 9:1-15


Introducción

Aquí llegamos al final del libro de Amós, y un cambio en el carácter de lo que se escribe. Hasta el momento Amós nos ha hablado del juicio. Los temas que han ocurrido una y otra vez en su libro son que por el pecado del pueblo, el juicio de Dios vendrá, apesar de su confianza ilusoria. Pero no es un libro deprimiente, porque pone el juicio de Dios en su contexto. El juicio de Dios cae sobre los que lo merecen. Y nosotros tenemos la confianza de que Dios se vengará de los que afligen a su pueblo, y que él infaliblemente eliminará de en medio de nosotros a todo hipócrita, quienes muchas veces son causas de conflictos y angustia. Es más, vemos que Dios establecerá la justicia perfectamente. Y también ha habido consuelo. En el capítulo 5 Amós nos llamó a buscar a Dios, agregando la enseñanza que al hacerlo obtendremos la vida (Amós 5:6.14). Además, Amós nos ofreció el consuelo de que apesar de que el juicio de Dios es terrible y muy grande, que sin embargo Dios no perderá ninguno de los suyos. Y estas son cosas en las cuales podemos reposar confiada y gozosamente: y sin embargo son verdades que nos vienen en el contexto de la justicia de Dios (mostrándonos que es posible regocijarnos también en este atributo de Dios). Pero en este último párrafo, Amós nos da una breve vista de los propósitos que Dios tiene de misericordia: nos da promesas de bendición.


Consideraciones Interpretativas y Metodológicas

Ahora, yo encontré dos maneras principales de interpretar esta sección. Uno que podríamos llamar la interpretación física. Esta interpretación toma lo que se dice aquí como una profecía acerca de la nación de Israel; concluyen (al menos mayormente) que no ha sido cumplido todavía, y ya en conexión con el regreso de Cristo o con la extensión del evangelio, consideran que nos dice algo acerca del futuro del pueblo judío. La otra interpretación podríamos llamar la interpretación tipológica, que piensa que esta profecía se da en términos simbólicos.

[Creo que para determinar cual de las dos sea la más correcta, tenemos que acordarnos del absolutismo bíblico. Eso significa que si mis pensamientos o sentimientos en alguna cosa contradicen a la Biblia, yo soy quien está mal. Pero también significa que no solamente lo que dice la Biblia, sino su manera de decirlo es normativo para mí: rige mi pensar. Es decir, todos los aspectos de la Biblia sirven para gobernar todo mi pensar. Y la Biblia tiene una manera de interpretarse. El apóstol Pablo, por ejemplo, es un gran intérprete del Antiguo Testamento, y como su método de interpretación bíblica forma parte de la Biblia, yo considero que es autoritario y ejemplar. Es decir, si quiero entender bien la Biblia, debo usar el mismo método que Pablo.]

No es mi propósito hoy hablar acerca de las interpretaciones apostólicas del Antiguo Testamente. Pero sí quiero tomar el principio de Romanos 15:4 (porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza), que la Escritura es para nosotros, e intentar mostrar que esta profecía tiene aliento y consuelo y exhortación para nosotros.


Hay tres promesas principales en este párrafo.




I. El Tabernáculo de David será re-edificado para que se extienda el reino, vv.11,12.

Ahora aquí tenemos ayuda al entenderla por el hecho de que Santiago lo cita en el concilio de Jerusalén. Se acuerdan de los eventos que llevaron a ese concilio. Algunas personas de Jerusalén llegaron a Antioquia y con sus enseñanzas perturbaron a los hermanos de allí. Pablo y Bernabé contrincaron con ellos, y por fin subieron a Jerusalén con ellos, donde los apóstoles y ancianos deliberaron el asunto. La pregunta era sencilla: ¿los gentiles tienen que ser circuncidados y guardar la ley de Moisés para ser salvos? A traves del testimonio de Pedro y Pablo, concluyen que no. Entonces Santiago se para y dice:

Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar, para que el resto de los hombres busque al Señor y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos. (Hechos 15:16-18)

Ahora, se darán cuenta si comparan lo que él dijo con lo que dice Amós que hay unas diferencias. De hecho, dependiendo de como se categorizan, yo conté hasta 9. No es el momento para entrar en una discusión del motivo de las diferencias o en el tema de la manera en que los autores neotestamentarios citan versículos del AT. Por nuestros propósitos hoy creo que hay solamente tres variaciones que nos preocupan, y estas tres van ligadas. Son:

1. ¿Donde va la frase, sobre los cuales es invocado mi nombre?

2. ¿Debe ser el resto de Edom o el resto de los hombres?

3. ¿Cual es el propósito de levantar al tabernáculo de David?

Lo que se puede decir es que hay estos conceptos: la invocación del nombre de Dios; el resto de ...; todas las naciones/gentiles. Si consideramos que Edom es puesto como metonomía para hombres –es decir, que está especificando a una clase de hombres, escogiendo a los enemigos más virulentos (ver Abdías) para representar a todos: como decir que incluye hasta ellos,entonces, suponiendo una leve reorganización del texto, quedamos con solamente una variación significative: ¿cuál es el propósito de levantar el tabernáculo de David? ¿Es para que posean el resto de Edom o es para que las naciones busquen a Jehová? Calvino sugiere una interpretación que nos permite ver que las formas de considerarlo no están en oposición: según él es posible leerlo de esta manera: Para que posean el resto de Edom y todas las naciones, porque ni nombre habra sido o será invocado sobre ellos. Es decir, al extenderse el reino del pueblo de Dios, el nombre de Dios es invocado sobre ellos: ellos vienen a ser de él, ellos le buscan. Sin una larga investigación, creo que lo mejor que podemos hacer es precisamente aceptar la manera de entender las cosas que nos permite ver como es que las dos formas de citar esta promesa de Dios están en harmonía y nos dicen la misma cosa.

Pero ya regresando al punto, Santiago aquí aplica esto a la inclusión de los gentiles en el pueblo de Dios: lo usa para confirmar lo que pensaban por la experiencia de Pedro y de Pablo. Ahora es importante notar que el se refiere a los profetas –esto se enseña en muchos lugares, y solamente tienen que leer Romanos 9-11 y ver las referencias que tienen sus Biblias para ver como Pablo saca esta misma doctrina del profeta Isaías. Pero Santiago escoge estos dos versículos de Amós antes que cualquier otro testimonio para comprobar la verdad de lo que testificaban Pablo y Pedro.




El tabernáculo de David, su dinastía, su reino, está decaído. Ya en tiempos de Amós estaba decaído, pues los diez tribus del norte no se sujetaban al hijo de David. Y de allí en adelante las cosas empeoraron, con el cautiverio en Babilonia, y luego la opresión del imperio romano. Pero Dios ha dado promesas muy grandes a David (Salmos 89 y 72 por ejemplo) y aquí asegura que la condición presente de ese reino no es motivo de desesperación. No debemos dejarnos engañar por las apariencias, por las probabilidades desde un punto de vista humano. Las cosas pueden parecer bien imposibles: pero eso no es obstáculo para Dios. El puede levantar el tabernáculo de David –como declara Isaías 59:1, la mano de Jehová no está acortado –él puede salvar.

Ahora, Santiago entiende que esto se cumplió, o almenos comenzó a ser cumplido, con el Señor Jesucristo. En él todas las promesas de Dios son sí y amén. El es el hijo de David, y por medio de él, en conexión con él, estas promesas serán cumplidas. Pero hay que notar el propósito de la reedificación del tabernáculo de David: es para que se extienda el reino –pero esta extensión no será, o no será meramente, una extensión política: al crecer el reino de David, crece el reino de Dios también, pues estas naciones invocarán (o sobre ellos será invocado) el nombre de Jehová. Y Santiago entiende que esto se refiere a la inclusión de los gentiles en el pueblo de Dios. Los que no eran pueblo, ya son el pueblo de Dios (1a de Pedro 2:10; Efesios 2:19; Romanos 9:24-26; vean también Oseas 1:10 y 2:23). Para que el reino crezca, la dinastía de David, el rey, tiene que estar bien. Y considerando que Cristo fue resucitado y sentado a la diestra de Padre, que sus predicadores salieron por todos lados para anunciar su gloria, no es de sorprenderse que en pocos siglos su evangelio se había esparcido extensamente y que el paganismo del imperio romano había sido conquistado en cuanto a su aceptación pública. A nosotros muchas veces nos parece que no hay esperanza, que el evangelio verdadero no tendrá éxito: pero Dios es el Dios que levantó el tabernáculo caído de David: es el Dios que resucitó a Cristo de entre los muertos: es el Dios que me salvó a mí; él puede prosperar su evangelio en una manera que nos dejará a todos maravillados y gozosos.


II. La bendición de prosperidad prometida a los que eran fieles al pacto les alcanzará. vv.13. En Levítico 26:3-13 Dios había prometido gran bendición, parecida a la de nuestro texto, si anduvieran en sus decretos. Pero ellos no habían sido fiel al pacto. Eso ya subraya la misericordia de Dios. Bajo la justicia, nosotros tendríamos que sufrir: pero en misericordia, en Cristo, Dios nos trata como obedientes y nos colma de bendiciones –por la obediencia del uno los muchos serán constituidos justos (Romanos 5:19).

Vimos hace ya tiempo que el autor de Hebreos entiende que la tierra de Canaán, aunque obviamente es un país literal con geografía e historia, también es un símbolo del reposo divino (Hebreos 3:7-4:10). Bueno, si eso es cierto, la prosperidad de la tierra significaría la participación en las abundantes misericordias de Dios; gozar de los placeres del descanso, del recreo de Dios. Y eso señala que los que piensan en la piedad, en la vida dirigida en todos sus aspectos hacia Dios solamente desde el punto de vista de negarse a sí mismo, cometen un error. Si, nos negamos a nosotros mismos; pero esto no resulta en pérdida, sino en ganancia. La vida piadosa es la vida más placentera. Los que viven en comunión con Dios serán las personas más alegres del mundo (Salmo 112:1).




III. Regresarán permanentement del exilio, vv.14,15.

El regreso del exilio ocurrió cuando regresaron del cautiverio en Babilonia: pero otra vez fueron esparcidos por los Romanos en el año 70 d.C., y otra vez en 135 d.C. Osea que el regreso del exilio no ha sido permanente. Pero el exilio, como el éxodo, es un símbolo del perdón de pecados. El pecado es lo que nos hace inestable, perecedor. El día que de él comiereis, así desobedeciendo a Dios, ciertamente morirás (Génesis 2:17). Los pecadores son llevados por el viento (Salmo 1:4); en vez de ser recogidos en el granero, son echados al fuego (Mateo 13:40-43). Al tener los pecados perdonados, regresamos del exilio: hay paz entre Dios y nosotros, ya no estamos alejados de él. Y cuando Dios perdona, no perdona a la mitad: su justificación es incambiable. Al ser apartado para Dios, soy perfeccionado para siempre (Hebreos 10:14). (Ahora, también vale la pena notar que según la enseñanza de Pablo en Romanos 11, debemos esperar todavía una gran conversión de los judíos al cristianismo: en este, que es el sentido más importante, regresarán del exilio.) Para comprobar que el regreso del exilio está relacionado con el perdón de pecados, que sirve como símbolo de la salvación, solamente hay que comparar unos textos que hablan de las buenas nuevas, del evangelio (que significa buenas nuevas). Vamos a comenzar con Isaías 52:3-9 (comparen también Nahúm 1:15-2:2): y ahora vamos a pasarnos a Romanos 10:10-15. Aquí Pablo ocupa a Isaías 52:7, pero ya en el contexto de la predicación acerca de Cristo. En Cristo hay el verdadero regreso del exilio –porque yo estoy alejado de Dios, quien es mi hogar natural, por mi pecado: pero en Cristo ese pecado es perdonado, y la comunión entre el hombre y Dios es restaurado.

[De hecho, un estudiante y autor de temas bíblicos dice que este es precisamente el símbolo que domina la idea hebrea de la palabra evangelio. Según este señor, cuando usamos la palabra evangelio (que significa buenas nuevas) tenemos dos trasfondos, uno judío y uno gentil. Acabamos de ver que la idea judía es del regreso del exilio. Al hablar del evangelio con ese trasfondo, estamos diciendo que Dios restaura a su pueblo cautivo y exiliado a su lugar y libertad verdadera: esas son las nuevas que son tan buenas que hasta pensamos que aún los pies de los que nos traen esta noticia son hermosos. Pero también hay el contexto o trasfondo romano. Para ellos la palabra evangelio se refería al nacimiento o al entronamiento de un emperador, y aveces a una victoria. Ahora si consideramos el evangelio, las buenas nuevas, que anuncian los ángeles a los pastores en Lucas 2:10,11 veremos que este trasfondo también es válido en conexión con Cristo. ¿Cuales son las nuevas de gran gozo? Que ha nacido el Señor y Salvador, Cristo Jesús. Hay una inscripción en un calendario acerca del emperador Augusto César que dice que él ha sido enviado como salvador y para poner fin a las guerras. Y el coro angelical decía en la tierra paz (Lucas 2:14). Los elementos de la idea romana del evangelio, se cumplen en Cristo.

Lo que pasa es que el evangelio es tan grande y magnífica que un símbolo no basta para manifestarlo adecuadamente. El evangelio es el nacimiento (Lucas 2:10,11) y victoria (Colosenses 2:15) y entronamiento (Hechos 5:31) del Emperador; y en conexión con él, el evangelio es también el regreso del exilio y la estabilidad en nuestro hogar verdadero, los cielos nuevos y la tierra nueva.]

Tú hoy, sufriendo bajo la culpa del pecado, ajenos de la vida de Dios (Efesios 4:18), alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin Cristo, sin esperanza, y sin Dios (Efesios 2:12) entiende que Cristo es tu paz (Efesios 2:14) y que por medio de él hay abundante redención (Salmo 130:7; Efesios 1:7), porque Dios es misericordioso. Clama a él hoy, para que te salve de toda tu maldad.

Labels:

About me

  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
My profile
Powered by Blogger
& Blogger Templates
Hosted by WebsiteMaven