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Dolor y Dios: ¿Cómo Pueden Coexistir? 2a Parte

Anteriormente comenté que no tenemos el derecho de altercar con Dios por el hecho de que él ha permitido que el dolor entrara en el mundo. Nuestra actitud al investigar este asunto es de suma importancia. Si nos acercamos con la idea de que podemos juzgar a Dios, nos descarriamos desde un principio.

Pero si reconocemos que Dios es soberano y absoluto, que no tiene que dar cuentas de sí mismo, y que aunque nosotros no lo entendamos, lo que ha hecho lo ha hecho bien, con santidad perfecta, todavía podemos agregar algo más.

Primero hay que notar que el dolor sí es algo que Dios ha permitido, de hecho, que ha decretado. Desde la caída de Adán hasta el asesinato que se llevá acabo esta madrugada, Dios está en control de todo.

¿Por qué lo permite? ¿Por qué lo ordena?

Podemos sugerir varias cosas. Una es que Dios impuso consecuencias por nuestros pecados. Aveces nos quejamos con Dios por haber permitido tanto dolor; pero no pensamos en el dolor que nosotros hemos causado, y que entonces es justo que también experimentemos.

Pero esta respuesta no es suficiente para todo. Porque a final de cuentas, Dios también me permitió escoger un curso maligno. Quizás al estudiarlo a fondo concluiremos que es mejor que Dios permitió a Adán este libre albedrío, aún para hacer el mal. Pero decir esto solamente disminuye la pregunta, no la contesta.

También podemos decir que el dolor sirve como una llamada al arrepentimiento. Nos advierte que algo está mal, y que tenemos que buscar a Dios. Eso es cierto: pero tampoco contesta por qué Dios permitió que llegáramos a esta situación.

En Romanos 9 Pablo nos ofrece algo que posiblemente sea la respuesta más completa que existe. Hablando del Faraón en los tiempos de Moisés, y reflexionando en el libro de Exodo, Pablo dice:
¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su Gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles? (Romanos 9:22-24)


Es decir, Dios ha decretado y permitido estas cosas para manifestar su gloria. Obviamente esta respuesta enojará a muchos. Pero a los que han entendido que todo es de Dios; que él sólo tiene derecho de disponer de todo; y que la manifestación de su gloria es el bien supremo, esta respuesta contentará el corazón. Atravez del dolor y sufrimiento en nuestro alrededor (y en nuestro interior), Dios es glorificado. Eso es lo que verdaderamente importa.

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About me

  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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