Amos 2:6-3:15 -¿Cómo Escaparemos Nosotros?
I. Privilegios traen responsabilidad: y el abuso o rechazo de esos privilegios trae mayor condenación. Amós 3:2; Amós 2:9-13; Lucas 12:47,48; 2a de Pedro 2:20; Hebreos 2:1-3; Hebreos 4:1,11; Hebreos 6:4-8; Hebreos 10:26-31; Hebreos 12:15-17.
Los Israelitas habían recibido grandes privilegios: Dios los libró, los aguantó, los dirigió, los dio victoria, los dio hombres que podían manifestarles su voluntad, les dio ejemplos de santidad –habían recibido misericordias únicas, exclusivas, que no se habían dado a otras personas –pero abusaron y rechazaron estos privilegios: y entonces serán castigados.
Este hecho sugiere que
II. El terrible castigo de Dios corresponde al terrible pecado de su pueblo.
A. El pecado del pueblo es terrible: Amós 2:6-8; Amós 2:12; Amós 3:9,10; Amós 3:14. De hecho, hasta se puede invitar a los filisteos y egipcios a venir para observar la crueldad y violencia de Samaria. La nación que debería de ser ejemplar de tratar a los hombres como creados en la imagen de Dios, es más bien un ejemplo de maldad.
B. El castigo de Dios es terrible: Amós 2:6; Amós 2:13-16; Amós 3:11-15. Levítico 26 establece que entre más se endurece al pueblo, mientras los castigos no provocan un cambio, más Dios va aumentando sus sufrimientos. Y si con estas cosas no fuereis corregidos, sino que anduviereis comingo en oposición, yo también procederé en contra de vosotros y os heriré aún siete veces por vuestros pecados (Levítico 26:23,24). Dios tendrá un castigo adecuado para nuestros pecados. Pero aún en la ira Dios se acuerda de misericordia. Serán pocos los que escapan –como cuando un pastor quiere rescatar un borrego del león, y logra obtener nadamás la punta de una oreja y dos piernas –es poco. Pero Dios tiene misericordia para que la destrucción no sea completa.
El castigo no sería tan terrible si se pudiera evitar. Pero
III. No hay manera de escaparse de la ira de Dios, Amós 2:13-16; Amós 3:14,15 (compare Jeremías 7:1-15; Salmo 52:5-7 y Proverbios 18:11); Isaías 28:14-19; 1a de Tesalonicenses 5:2,3. No hay refugio de la ira de Dios. Aveces nos refugiamos en la religión –eso no sirve. Dios castigará los altares de Bet-el. Hay quienes se refugian en su riqueza –ese también es refugio de mentiras. La verdad sencilla es que al provocar al Señor a ira ya la regamos.
Entre mayores son los privilegios que rechazamos o abusamos más terrible es el castigo –un castigo inescapable, inevitable.
¿Cómo te han afectado estas palabras? ¿Te ha entrado miedo por los anuncios del castigo de los apóstatas? Espero que te ha motivado a buscar la santidad sin vacilar, a perseverar constante en la oración que Dios no te meta en tentación, sino que te libre del mal. Pero si te ha entrado miedo, si a lo mejor estás desesperando, pensando que no hay esperanza o salvación para ti. Escucha todavía la palabra de Dios: miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra (Isaías 66:2). Si el pensamiento que Dios te ha exaltado tanto que si caes será muy grande tu ruina no te afecta, no te motiva a ser humilde y cuidadoso, temo que los avisos y denuncias de la palabra de Dios se aplican a ti. El que piensa estar firme, mire que no caiga (1a de Corintios 10:12). El confiado y seguro y soberbio es el que está en más peligro de caer. Pero si tú sabes que si Dios no te sostiene caerás; si tú sabes que no hay esperanza para ti más que la misericordia de Dios; si tu temblaste ante su palabra, Dios te mirará, y por Jesucristo tendrá misericordia de ti y terminará la buena obra que él ha comenzado.
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