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Amos 2:6-3:15 -¿Cómo Escaparemos Nosotros?

En el capítulo 3 de su libro, el profeta Amos continúa manifestando los pecados de Israel y el castigo de Dios que se venía acercando a ellos. Pero a la vez defiende su autoridad para hablar, y su mensaje. Siendo los Israelitas como eran, es muy probable que no recibieron humildemente las palabras de Amós. Cuando denuncia a las otras naciones, sobre todo cuando lo hace por sus ofensas en contra de Israel, eso no es tan difícil de recibir. Pero cuando empieza a exponerles a ellos mismos su maldad y la ira de Dios en su contra, pues eso puede provocar una reacción negativa. Y así lo encontramos en los primeros 8 versículos del capítulo 3, dándonos la clave para entender la condenación de Israel, y justificando su ministerio profético. En los vv. 3-8 hay una serie de preguntas. Al fondo estas preguntas expresan la misma verdad: las cosas no ocurren al azar, nadamás porque sí. Dos personas no caminan juntos si no van en la misma dirección –si no están de acuerdo. Un león no ruge si no tiene presa. Para que el ave sea atrapado es necesario que haya lazo. El hablar de Amós no es sin causa: Dios le ha manifestado su voluntad. Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará? La autoridad de Amós viene de Dios. Así como uno no va a escuchar el rugido de un león sin temer, Amós no va a escuchar la voz de Dios sin hablar (Salmo 116:10; 2a de Corintios 4:13; 1a de Corintios 9:16,17). Pero su hablar es muy brusco, muy rudo. ¿Por qué tiene que decir cosas tan feas? Bueno, porque Dios se los ha revelado (Amós 3:7) El mensaje que Dios le ha dado es como el rugido de un león (Amós 1:2): debería provocar espanto. Jehová es quien trae el mal (Amós 3:6): el trompeta causa alboroto, porque da aviso de peligro. El profeta dice cosas duras, como que Jehová causa calamidad. Ahora, hay discusión acerca del significado exacto de las preguntas de los vv.4,5. Aunque comentaristas muchas veces dicen las mismas cosas, las sacan de preguntas distintas. Pero del contexto podemos almenos averiguar estas verdades: 1. El castigo de Dios viene por el pecado de su pueblo; 2. Este castigo es inescapable. Ahora, Israel no ha estado caminando con Dios: no pueden, pues no están de acuerdo con él. El manda profetas y ellos dicen No profeticéis (Amós 2:12). Entonces Dios los castigará. Al anunciar su castigo Dios les recuerda su mucha misericordia para con ellos, y manifiesta que hay una conexión entre el castigo y la misericordia. A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, es castigaré por todas vuestras maldades. Es algo sorprendente –¿Dios los va a castigar precisamente porque solamente a ellos les conoció? El hecho que les conoció es una referencia al hecho que los escogió y entró en pacto con ellos: tuvo una relación con ellos que no tenía con cualquiera otra nación. Pero no por esa relación dejará pasar sus maldades: no, todo lo contrario. Por tanto, os castigaré. Eso nos trae a una doctrina confirmada en otras partes de la Escritura:

I. Privilegios traen responsabilidad: y el abuso o rechazo de esos privilegios trae mayor condenación. Amós 3:2; Amós 2:9-13; Lucas 12:47,48; 2a de Pedro 2:20; Hebreos 2:1-3; Hebreos 4:1,11; Hebreos 6:4-8; Hebreos 10:26-31; Hebreos 12:15-17.

Los Israelitas habían recibido grandes privilegios: Dios los libró, los aguantó, los dirigió, los dio victoria, los dio hombres que podían manifestarles su voluntad, les dio ejemplos de santidad –habían recibido misericordias únicas, exclusivas, que no se habían dado a otras personas –pero abusaron y rechazaron estos privilegios: y entonces serán castigados.

Este hecho sugiere que

II. El terrible castigo de Dios corresponde al terrible pecado de su pueblo.

A. El pecado del pueblo es terrible: Amós 2:6-8; Amós 2:12; Amós 3:9,10; Amós 3:14. De hecho, hasta se puede invitar a los filisteos y egipcios a venir para observar la crueldad y violencia de Samaria. La nación que debería de ser ejemplar de tratar a los hombres como creados en la imagen de Dios, es más bien un ejemplo de maldad.

B. El castigo de Dios es terrible: Amós 2:6; Amós 2:13-16; Amós 3:11-15. Levítico 26 establece que entre más se endurece al pueblo, mientras los castigos no provocan un cambio, más Dios va aumentando sus sufrimientos. Y si con estas cosas no fuereis corregidos, sino que anduviereis comingo en oposición, yo también procederé en contra de vosotros y os heriré aún siete veces por vuestros pecados (Levítico 26:23,24). Dios tendrá un castigo adecuado para nuestros pecados. Pero aún en la ira Dios se acuerda de misericordia. Serán pocos los que escapan –como cuando un pastor quiere rescatar un borrego del león, y logra obtener nadamás la punta de una oreja y dos piernas –es poco. Pero Dios tiene misericordia para que la destrucción no sea completa.

El castigo no sería tan terrible si se pudiera evitar. Pero

III. No hay manera de escaparse de la ira de Dios, Amós 2:13-16; Amós 3:14,15 (compare Jeremías 7:1-15; Salmo 52:5-7 y Proverbios 18:11); Isaías 28:14-19; 1a de Tesalonicenses 5:2,3. No hay refugio de la ira de Dios. Aveces nos refugiamos en la religión –eso no sirve. Dios castigará los altares de Bet-el. Hay quienes se refugian en su riqueza –ese también es refugio de mentiras. La verdad sencilla es que al provocar al Señor a ira ya la regamos.

Entre mayores son los privilegios que rechazamos o abusamos más terrible es el castigo –un castigo inescapable, inevitable.

¿Cómo te han afectado estas palabras? ¿Te ha entrado miedo por los anuncios del castigo de los apóstatas? Espero que te ha motivado a buscar la santidad sin vacilar, a perseverar constante en la oración que Dios no te meta en tentación, sino que te libre del mal. Pero si te ha entrado miedo, si a lo mejor estás desesperando, pensando que no hay esperanza o salvación para ti. Escucha todavía la palabra de Dios: miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra (Isaías 66:2). Si el pensamiento que Dios te ha exaltado tanto que si caes será muy grande tu ruina no te afecta, no te motiva a ser humilde y cuidadoso, temo que los avisos y denuncias de la palabra de Dios se aplican a ti. El que piensa estar firme, mire que no caiga (1a de Corintios 10:12). El confiado y seguro y soberbio es el que está en más peligro de caer. Pero si tú sabes que si Dios no te sostiene caerás; si tú sabes que no hay esperanza para ti más que la misericordia de Dios; si tu temblaste ante su palabra, Dios te mirará, y por Jesucristo tendrá misericordia de ti y terminará la buena obra que él ha comenzado.

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  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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