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Que no me vea Dios

En Amós 6:9,10 hay un texto medio difícil de comprender. Dice: Y acontecerá que si diez hombres quedaren en una casa, morirán. Y un pariente tomará a cada uno, y lo quemará para sacar los huesos de casa; y dirá al que estará en los runoc de la casa: ¿Hay aún alguno contigo? Y dira: No. Y dirá aquél: Calla, porque no podemos mencionar el nombre de Jehová.
Amós está anunciando el juicio divino contra el pueblo de Israel. Habra una mortandad muy grande. Y el pensamiento del versículo 10 parece ser que el pariente que viene para quemar los cuerpos (otra indicación que hay muchos, porque solían enterrar a los muertos) encuentra que de toda la casa sobrevivió uno: y a éste le prohibe mencionar el nombre de Jehová, para que no caiga el juicio sobre él también. Es decir, temen atraer el atención de Jehová hacia ellos. Esto es un contraste bastante grande con la actitud de los Salmos, donde a cada rato piden la atención de Jehová: por ejemplo, en el Salmo 13 David se queja de que Jehová no le presta atención (comparen también Daniel 9). Pero aquí es todo lo contrario. Las dos actitudes se pueden entender: si pensamos que Jehová actuará a nuestro favor si solamente nos escuchara, pues entonces vamos a querer que se fije en nosotros. Pero si pensamos que al darse cuenta de nosotros nos castigará, pues más vale no hacer nada para atraer su atención. En el contexto de Amós, cuando vienen los tiempos profetizados, será muy claro que Dios está visitando en justicia —mejor, entonces, evitar que se de cuenta de nosotros. (Ahora, no hay cosa que Dios no sabe, entonces intentar escondernos de él no funciona: Salmo 139 y Amós 9:1-4).
La diferencia en estas actitudes es como pensamos en Dios, como concebimos nuestra relación con él. Ahora esa concepción puede ser errónea. Habían quienes deseaban el día de Jehová, no entendiendo que ellos serían destruidos (Amós 5:18-20: compare Mateo 7:22,23). Es posible querer que Jehová nos atienda porque no entendemos que su juicio nos alcanzará y nos destruirá. Esta es la actitud de la persona que se engaña: que piensa tener una buena relación con Dios cuando no es cierto. También, aveces, funciona al revez y tenemos mucho miedo que no deberíamos de temer: estamos bien con Dios, pero nos es difícil creerlo.
Tenemos causa de miedo: hemos ofendido a Dios. Atrayendo su atención sería para destruirnos. Pero paradojicamente, hay una manera de atraer su atención que no resulta en condenación: por medio de Jesucristo. Por medio de él tenemos paz para con Dios (Romanos 5:1). La diferencia entre recibir misericordia o juicio de Dios es si creemos o no en el Hijo (Juan 3:36). Cualquiera otra confianza es ilusoria.

About me

  • Ruben
  • D.F., Mexico
  • Soy un cristiano, dedicado a la teología reformada, como la mejor expresión de la enseñanza de la Bíblia, y por lo tanto el sistema teológico que más glorifica a Dios. No soy yo quien aparece en la foto en mi perfil. Pero me gusta como se ve de todos modos.
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